Las controversias diplomáticas de Gustavo Petro no terminan, pues luego de haber sido declarado como persona no grata por el Congreso peruano por interferir en los asuntos internos de ese país, ahora inició una polémica con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien no tardó en responderle “con resultados y no con relatos”.
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En ambas ocasiones, el mandatarios colombiano ha apelado al nazismo para cuestionar a sus homólogos latinoamericanos. En el caso peruano, dijo que los policías de esa nación “marchan como nazis contra su propio pueblo”. Y en el caso salvadoreño, calificó como “campo de concentración” la cárcel de máxima seguridad a la que fueron trasladados unos dos mil pandilleros detenidos por el gobierno en el marco de la polémica política de seguridad de Bukele.
Si bien la existencia de presuntos “escuadrones de la muerte”, detenciones arbitrarias y atropellos denunciados por una larga lista de organizaciones de derechos humanos han generado preocupación, la política de seguridad que, por un lado, ha sido muy controversial, por el otro ha sido efectiva.
Lejos de sumarse a estas preocupaciones, lo que consiguió Petro fue validar lo que está haciendo Bukele en El Salvador, al poner sobre la mesa un dilema entre ambas administraciones en el que claramente sale perdiendo. Las cifras muestran una reducción de 79 % en los homicidios en el país centroamericano, mientras en la nación sudamericana azotada por décadas por grupos narcoguerrilleros la disminución ha sido de apenas 6 % con el agravante de que en paralelo los secuestros se han duplicado. Adicionalmente, la tasa de homicidios en Colombia se ubica en 26,1 por cada 100.000 habitantes, mientras en El Salvador es de apenas 7,8, según la organización Insight Crime.
¿Será entonces El Salvador el próximo país que declare persona no grata a Gustavo Petro? Hasta el momento la respuesta de Nayib Bukele ha sido mesurada y apegada a los datos que, pese a las advertencias, lo favorecen.