Colombia quería un cambio y ya lo consiguió. Con Rodolfo Hernández y Gustavo Petro disputándose este domingo la Presidencia en segunda vuelta, el país sin duda dará un giro de 180 grados en cualquiera de los dos casos. Pero los cambios no siempre son para mejor. En la opción que representa el candidato del Pacto Histórico confluyen los extremos: la izquierda castrochavista y el uribismo de las maquinarias que muchos colombianos quieren dejar atrás. Así lo señaló la excandidata presidencial Ingrid Betancourt, en entrevista con PanAm Post, en la que además adelantó que aceptaría ser la canciller de Rodolfo Hernández.
“Él tendrá que definir dónde él considera que le puedo ayudar más. Y si fuera la Cancillería también lo haría. Sería para mí un honor servirle a Colombia. Esta es una oportunidad extraordinaria de abrirle el mundo no solamente a Colombia sino también a nuestra región. Y sí. ¿Por qué no? Yo lo aceptaría muy agradecida y sería para mí un honor”.
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Ingrid Betancourt llega en su segunda aspiración presidencial con opciones de ocupar uno de los más altos cargos de un gobierno tras haber declinado poco antes de la primera vuelta para apoyar a Rodolfo Hernández. Su primer intento le dejó un sabor muy amargo a ella y a todo un país. Fueron más de seis años secuestrada por guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), esos que hoy se hacen llamar desmovilizados y apoyan la candidatura de Gustavo Petro. “Sus amigos”, como le recriminó frente a las cámaras durante un debate.
El continuismo y el riesgo para la democracia
Su opinión no es cualquier cosa. Resulta clave a las puertas de un balotaje para escoger al próximo presidente de Colombia dado que conoce a ambos aspirantes. En las elecciones de 2018 acompañó a Gustavo Petro porque “representaba un cambio”. Ahora, –aunque ha sido el lema de campaña de Petro– dejó de serlo. “Es bien interesante ver que tras un discurso de izquierda se camuflan personas que han estado en todos los gobiernos. Él habla de estar contra el uribismo, y el uribismo, el uribismo, pero las maquinarias del uribismo están todas con él. Es un discurso muy populista y mentiroso”.
Hace énfasis en las mentiras de Gustavo Petro, particularmente en esta campaña. Por ello sostiene que no se puede creer en sus intentos de moderación. “Por ejemplo, a mí me dijo en un debate que a él no lo estaban apoyando las FARC, cuando evidentemente el partido Comunes (antes FARC) lo estaba apoyando”.
Entre algunos de esos juramentos de Petro que no convencen a Ingrid Betancourt se encuentra la promesa de entregar la Presidencia en cuatro años. “Sabemos que si el gana vamos a correr el riesgo de perder la democracia porque sabemos que él va a intentar mantenerse en el poder de muchas formas”.
La compra de votos y el tramposo voto en blanco
¿Y cómo lograría ganar Petro? Betancourt advierte sobre la posibilidad de fraude, pero no a través de la Registraduría sino mediante la compra de votos y la manipulación del voto en blanco con los jurados de votación.
Denuncia que al Congreso “llegaron congresistas del Pacto Histórico a tomar contacto con congresistas de otras vertientes políticas y a ofrecerles entre 200 y 500 millones de pesos (entre 50.000 y 125.000 dólares) para que pusieran a disposición de la campaña de Gustavo Petro sus organizaciones políticas, entiéndase maquinaria, porque ellos ya tienen identificados los ciudadanos a los cuales les pueden comprar los votos”.
Relación con el Estado venezolano y “amistad” con Guaidó
En materia internacional, Ingrid Betancourt apuesta por un restablecimiento de relaciones con Venezuela en el hipotético caso de que sea designada como canciller si Rodolfo Hernández gana la Presidencia, “pero no con el régimen de (Nicolás) Maduro sino con el Estado venezolano”. Sostiene que “en estos momentos Venezuela no es una democracia donde se den garantías a los venezolanos de respeto a los derechos humanos, donde los venezolanos puedan decir lo que crean, donde haya una libertad de prensa”.
Si algo queda claro es que Juan Guaidó no contará con el apoyo incondicional que le brindó Iván Duque. “Mantendríamos una amistad con Juan Guaidó en lo personal y todas las garantías que se le puedan dar aquí en Colombia se las daríamos, pero buscaríamos también trabajar por nuestros pueblos, es decir, por los venezolanos, por los colombianos, y mirar cómo podríamos tender unos puentes, que sin llevarnos a tomar posición desde un punto de vista político, si pudiéramos nosotros aliviar la situación de muchos colombianos en Venezuela y de muchos venezolanos en Colombia. Yo creo que esa sería nuestra línea de acción”.
Hernández y Petro, como el agua y el aceite
Este domingo 19 de junio los colombianos escogerán a su nuevo presidente entre dos candidatos que garantizan un cambio pero con grandes diferencias. Ingrid Betancourt asegura que estas dos propuestas son como el agua y el aceite. “Por un lado, hablamos de agua en el caso de Rodolfo Hernández porque es agua para limpiar todo este sistema y lavar nuestra política y mejorar la posibilidad de que Colombia salga adelante, mientras el aceite es para engrasar las maquinarias para seguir robando, para seguir corrompiendo”.
Por esta razón sostiene que votar por Rodolfo Hernández es garantía de cambio para el destino de Colombia, y advierte que votar en blanco no es una opción, ya que significaría hacerle el juego a los corruptos y ayudar a Petro. “Votando por Rodolfo Hernández salvamos a Colombia de no caer en este peligro de volvernos un país como Venezuela, empobrecido, paria en el mundo, donde no podamos viajar, donde nos vuelvan a imponer visas, donde no podamos exportar nuestros productos, donde cada día seamos más pobres, suba la inflación y los colombianos terminemos en una guerra y en una violencia que es de la cual queremos salir de una vez por todas”.