En este 2022 no solo se elige al nuevo presidente de Colombia. El país se juega la democracia y la estabilidad. Hace poco más de dos décadas, Venezuela se dejó embaucar por el proyecto “humanista” de Hugo Chávez, pero hoy, Colombia está advertida. No hubo una “Venezuela Humana”, así como el exguerrillero Gustavo Petro tampoco hará honor al nombre de su movimiento político. Lo que sí hará es repetir el fracasado experimento socialista bolivariano, y para ello aplicará la misma receta: mayor control estatal, expropiaciones y sustitución de la fuerza pública por milicias urbanas a su servicio. Lo ha dicho. Su última declaración va en la dirección de esta última advertencia. El indulto a los vándalos de la “Primera Línea” constituye el primer paso para la conformación de los colectivos de Petro al estilo chavista.
“Habrá un proceso de indulto para quienes han sido tan perseguidos tan injustamente, simplemente por manifestarse”, dijo el precandidato de la “Colombia Humana” que aspira a ser el abanderado del izquierdista “Pacto Histórico”, refiriéndose a los integrantes de la “Primera Línea” que están presos por diversos delitos. Si a esta promesa de campaña se le suma su constante cuestionamiento a las fuerzas de seguridad y su proyecto confeso de “reformarlas”, no es difícil deducir sus intenciones.
- Lea también: La ridícula victimización de Petro ante su fracaso como profeta del desastre
- Lea también: Abogado de las FARC maneja gira de Gustavo Petro en España
Los colectivos de Petro al estilo chavista
Pero un cambio de esta naturaleza no podría ser posible sin la aprobación del Congreso. De los resultados en las elecciones legislativas del 13 de marzo dependerá la posibilidad de llevar a cabo estas reformas por la vía institucional. Aunque no se puede olvidar que a pesar de tener todos los poderes rendidos a sus pies, Chávez no descartó los atajos. Fue así como –con la excusa de la “organización social– el fallecido dictador venezolano creo los círculos bolivarianos que luego heredó Nicolás Maduro como colectivos chavistas.
La relación de larga data de Gustavo Petro con el régimen venezolano y su incontinencia verbal hacen que el temor en Colombia no sea infundado. “Serían como sus colectivos, como los del régimen de Maduro. ¡Qué peligro!”, advirtió en Twitter la periodista de RCN y NTN24 Karla Arcila, refiriéndose a la “Primera Línea” por la que aboga Petro.
Serían como sus colectivos, como los del régimen de Maduro. Que peligro. https://t.co/KbK6KoijvV
— Karla Arcila (@Karlaarcila) January 29, 2022
El surgimiento de la “Primera Línea”
¿Cómo surgió la “Primera Línea”? Se trata del término que se usó para referirse a los manifestantes que generaron caos y vandalismo en ciudades como Bogotá, Medellín y Cali durante el paro nacional contra el presidente Iván Duque que se inició a finales de abril del año pasado y se extendió por dos meses. Además, estos grupos violentos recibieron financiamiento por parte del entorno de Gustavo Petro.
El senador Gustavo Bolívar, compañero de partido y mano derecha de Petro, se encargó públicamente de recabar fondos para apoyar a los manifestantes de la llamada “Primera Línea”, incluyendo la entrega de cascos y escudos para protegerse durante los enfrentamientos con los cuerpos de seguridad. Si bien por interpretaciones judiciales el Consejo de Estado consideró que el parlamentario izquierdista no perdería su investidura por el hecho de que la “Primera Línea” no estaba constituida como un movimiento político, Bolívar nunca negó haber inducido a otros a financiar a delincuentes que hoy están en la cárcel.
Si llegase a haber una sola prueba de que esa llamada ‘primera línea’ ejecutó un solo acto de vandalismo, este tuit del senador @GustavoBolivar lo conecta a su financiación.
El senador es libre de ser populista, pero eso no le da derecho a destruir. pic.twitter.com/CADsKT6eyO
— Miller Soto (@millersoto) May 25, 2021
Entre el vandalismo y el terrorismo
Por representar un peligro para la sociedad, el Juzgado 69 Penal Municipal de Bogotá con funciones de control de garantías impuso en noviembre medida de aseguramiento en centro carcelario contra diez integrantes de la “Primera Línea” por los presuntos delitos de homicidio en grado de tentativa, lanzamiento de objetos o sustancias peligrosas, violencia contra servidor público, instigación a delinquir con fines terroristas y concierto para delinquir.
Estos son los “presos políticos” que Gustavo Petro quiere indultar, mientras por otro lado no condena los ataques terroristas de grupos narcoguerrilleros como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) contra la Policía y el Ejército, como ocurrió entre la noche del miércoles y la madrugada del jueves con un saldo de un muerto y 24 heridos en varios atentados en distintas regiones del país.
Tampoco se puede olvidar que en 2019, luego del atentado con un carro bomba a la Escuela de Cadetes de la Policía General Santander, donde murieron 23 personas incluyendo al atacante, Gustavo Petro no emitió una condena firme y prefirió argumentar que la violencia es producto de la corrupción, minimizando así el dantesco suceso.
La receta marxista
Es el libreto de la izquierda para restar autoridad y capacidad de acción a las fuerzas de seguridad, como ha ocurrido en Estados Unidos con la exigencia de desfinanciar a la policía que se convirtió en bandera de movimientos marxistas como Black Lives Matter y Antifa luego de la muerte de George Floyd a manos de un oficial blanco el 25 de mayo de 2020 en Minneapolis. Si bien el abuso policial es una realidad, no pueden utilizarse casos aislados para atacar instituciones y dejar desprotegidos a los ciudadanos.
En países latinoamericanos con sistemas presidencialistas esto es incluso más peligroso para la democracia, pues es ahí donde surgen estos grupos de milicias urbanas como los colectivos chavistas que en un eventual gobierno de Gustavo Petro en Colombia se llamarían la “Primera Línea”.