Hay quienes apelando al humor negro ya han sugerido que la próxima variante del coronavirus se bautice como “dictadura”. ¿Y por qué esperar?. Si lo opuesto a libertad es dictadura y en dos años de pandemia el mundo ha experimentado una gradual restricción de las libertades, no es exagerado afirmar que bajo la excusa de la emergencia sanitaria la gran mayoría de los gobiernos –incluso los que se suponen democráticos– han avanzado hacia sistemas totalitarios –en distintos niveles y matices– que parecen estar pisando el acelerador con la aparición de la nueva variante omicron.
En la víspera de Navidad de 2020, tras casi un año de pandemia, el mundo aceptaba con resignación la obligación del uso de tapabocas, el distanciamiento social, las limitaciones de aforos y las restricciones de viajes con tal de hacer retroceder el segundo pico de la pandemia y evitar la llegada de una tercera ola.
Propongo que la próxima cepa se llame dictadura.
— Pablo Munoz Iturrieta (@PMunozIturrieta) November 27, 2021
La promesa de año nuevo de los gobiernos era acabar con los confinamientos con la inmunización que ofrecían las farmacéuticas. La vacunación era la gran esperanza de 2021. Hasta la fecha, 53 % de la población mundial ha recibido al menos una dosis y en total se han aplicado 7,8 billones de vacunas, de acuerdo con cifras recolectadas por Our World in Data. Sin embargo, en términos de libertades no se observan muchos avances. Para colmo, el primer ministro británico, Boris Johnson, admitió este fin de semana que la nueva variante omicron se contagia entre personas vacunadas con ambas dosis.
Boris Johnson confirma que la variante Omicron también contagia a vacunados con pauta completa.
Ahora me pregunto yo, ¿para que os habéis vacunado tantas veces? Disfrutar de vuestros pinchazos #COVIDLOVES #COVIDIOTAS pic.twitter.com/d67ngzwBXV
— 🇵🇱Políticamente Incorrecto II 🇪🇦🇯🇪 (@IncorrectoIi) November 28, 2021
Mecanismos de control
Un nuevo mecanismo de control ha hecho acto de presencia: el carné de vacunación. Con la aparición recurrente de nuevas cepas, las medidas restrictivas van y vienen. Así, de esta manera, lejos de volver a la normalidad prepandemia, cada vez se suman más elementos de opresión. Y el temor a la propagación de la nueva variante omicron alienta nuevamente la dictadura sanitaria que amenaza otra Navidad.
Algunos países han adoptado el carné de vacunación como el pase a la libertad. Una libertad de la que no gozarán quienes por alguna razón decidan no vacunarse. Lo cierto es que el control llegó para quedarse. Tomando dos ejemplos en Latinoamérica, Costa Rica, que hasta el pasado 31 de julio exigía para ingresar a su territorio una prueba PCR con resultado negativo y la compra de un seguro médico con cobertura para COVID-19, sustituyó estos requisitos por el carné de vacunación con esquema completo, una medida que pudiera considerarse discriminatoria pero razonable si se compara con Chile, donde el exceso de requerimientos raya en lo ridículo, pues en el país austral no basta con el carné de vacunación, ya que también se exige al viajero comprar un seguro médico, tramitar un pase de movilidad, ingresar con una prueba PCR con resultado negativo tomada en las últimas 72 horas pero una vez en el aeropuerto las autoridades someten a la persona a otro examen para descartar el virus y al cumplimiento de una cuarentena hasta obtener el resultado.
Otros han ido incluso más lejos, estableciendo la vacunación como obligatoria. En Estados Unidos, el presidente demócrata Joe Biden ordenó la aplicación de la vacuna contra el COVID-19 a los empleados públicos y pidió a los gobernadores que la exijan al personal escolar. En Australia, Francia e Inglaterra se ha establecido como obligatoria para los trabajadores sanitarios. Y el caso de Italia es más polémico, pero no solo por el hecho de que se esté exigiendo el pasaporte sanitario a los trabajadores de empresas públicas y privadas sino por las recientes declaraciones del primer ministro Mario Draghi, en las que afirmó que aquellos que no se vacunen “no forman parte de nuestra sociedad”.
Weirdos all of ‘em RT @aginnt: The Prime Minister of Italy says those who do not get vaccinated are not part of “our society”.pic.twitter.com/taveP65D3n
— Colorado Bear 🐻 (@FoodBevMedia) November 27, 2021
De vuelta a los confinamientos
Con la aparición de omicron, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es una “variante de riesgo” posiblemente más contagiosa por el alto número de mutaciones, el mundo parece haber entrado nuevamente en pánico ante su eventual propagación, incurriendo en mayores medidas discriminatorias e incentivando a gobiernos a retomar las restricciones propias de la llamada dictadura sanitaria.
Sudáfrica está viendo las consecuencias. El gobierno de este país calificó como un “castigo” la decisión de al menos 40 naciones de imponerle un cerco aéreo por haber sido el lugar donde se originó esta nueva cepa, y este domingo exigió la anulación “urgente” de esta imposición. Algunos países vecinos como Namibia, Zimbabue, Botsuana, Lesoto, Suazilandia, Malaui, Mozambique y las Islas Seychelles también están sufriendo estas restricciones.
Marruecos es hasta ahora el país que ha tomado la medida más drástica, al suspender durante dos semanas todos los vuelos procedentes del extranjero para protegerse de la variante omicron. Le sigue el Reino Unido, que decretó nuevamente el uso obligatorio de mascarillas en los comercios y el transporte público. Países Bajos entró en confinamiento nocturno para las actividades no esenciales. Austria y Bélgica ya habían hecho lo propio desde la semana pasada. Y en Italia, las autoridades rastrean a las 133 personas que llegaron a Roma en el vuelo en el que uno de sus pasajeros dio positivo en la cepa omicron.
La OMS contra las restricciones de viajes
En un intento por resarcir sus errores del pasado, la OMS se expresó este domingo en contra de las drásticas medidas impuestas por un gran número de países contra Sudáfrica y sus vecinos. “Las restricciones de viaje pueden jugar un papel en reducir levemente la expansión del COVID-19, pero imponen una pesada carga en las vidas y en los medios de vida”, recordó la oficina de la OMS para África en un comunicado reseñado por la agencia EFE.
La OMS ha sido blanco de duras críticas por las contradicciones en el manejo de la pandemia desde sus inicios y por presuntamente haber ayudado al régimen chino a ocultar información. Fue el 11 de marzo de 2020 cuando el organismo sanitario internacional declaró que el coronavirus calificaba como una pandemia, cuando Pekín había publicado desde el 12 de enero la secuencia genética del virus que se detectó a finales de 2019 en la ciudad china de Wuhan.
Casi dos años después, una nueva cepa amenaza con un retroceso al punto de partida. Pese a que el grupo de expertos de la Organización Mundial de la Salud que estudia esta última evolución del SARS-CoV-2 dijo este domingo que todavía no hay indicios de que la nueva variante omicron provoque casos más graves o síntomas diferentes a los de las cepas anteriores, los distintos gobiernos avanzan con sus medidas restrictivas, bien porque tal vez ya no confían en las recomendaciones del organismo o porque no está en sus planes abandonar los controles sobre la población que han conquistado en estos dos años. Por el motivo que sea, el mundo no volverá a ser como antes.