La dependencia de Venezuela de las importaciones le ha permitido al régimen de Nicolás Maduro escudarse en las sanciones impuestas por Estados Unidos para justificar la escasez de alimentos. Aunque a precios inaccesibles para el venezolano común que no gana más de dos dólares al mes, los supermercados han empezado a mostrar este año mejoras significativas en el abastecimiento. Pero lo que nadie se imaginaba era que gran parte de los productos se están importando del “malvado” imperio norteamericano. Por ejemplo, la compra de arroz de Venezuela a EE. UU. registra en los primeros siete meses de 2021 un inusual incremento de 1635 % en comparación con el mismo periodo del año pasado.
Los números no mienten. El reporte más reciente del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, en inglés) precisa que la venta de arroz a Venezuela pasó de 4.089.166 dólares entre enero y julio de 2020 a 70.962.026 dólares en el periodo de enero a julio de 2021.
Si bien el año pasado se vio particularmente afectado por la pandemia del coronavirus, bajo la total normalidad de 2019 la cifra igualmente fue mucho menor a la que registra 2021, pues durante todo el año la compra de arroz a Estados Unidos apenas llegó a 17.677.900 dólares.
Cifras superiores a los años previos a las sanciones
Es aquí donde Maduro saca a relucir el supuesto “bloqueo” que muy probablemente haya influido en estos números. En 2018 también se mantuvo en niveles muy bajos la exportación de este rubro a Venezuela, con tan solo 15.662.780 dólares.
Pero lo que ahora llama la atención es que en 2021 se están registrando cifras superiores a las de los años previos a las sanciones. En 2017, año en el que el entonces presidente Donald Trump empezó a aplicar estas medidas al régimen chavista, la suma de los 12 meses alcanzó 67.280.389 dólares. Y en 2016 –sin la excusa de las sanciones– Venezuela compró arroz a Estados Unidos por un total de 83.604.507 dólares.
La cifra de importación de arroz desde EE. UU. en 2016 sin duda será superada este año, ya que en solo siete meses la negociación se encuentra por encima de los 70.000.000 de dólares.
La hipócrita retórica socialista
La retórica del incoherente y desgastado discurso del régimen no ha cesado. “El año 2021, este año Bicentenario de Carabobo, es el arranque de una nueva era de crecimiento real de la economía productiva y se debe imponer sobre las amenazas, el bloqueo, las sanciones; debemos imponernos con producción, debemos triunfar por el camino de la producción de Venezuela, sustituir las importaciones y producir con calidad, como lo estamos haciendo”, aseguró Nicolás Maduro el pasado 8 de septiembre.
#EnVideo📹| Presidente @NicolasMaduro afirmó que se debe pensar en grande para el cierre económico de este año.
"Todo apunta a que Venezuela retomará el camino del crecimiento económico, este año 2021 es el arranque de una nueva era", enfatizó#VacúnateYA pic.twitter.com/CNh3nRoBC1
— VTV CANAL 8 (@VTVcanal8) September 8, 2021
El discurso se cae solo. El supuesto “arranque de una nueva era de crecimiento económico” es una promesa que repite con total descaro cada año sin ofrecer resultados. El “bloqueo” no parece haber sido impedimento para que –aunque en menor medida– Venezuela haya mantenido un intercambio comercial con Estados Unidos. Y para completar, con la llegada del demócrata Joe Biden a la Casa Blanca, la flexibilización de algunas sanciones que Washington ha anunciado parecen estar generándole frutos a la dictadura venezolana, pues no en vano ha decidido aumentar enormemente las compras al supuesto enemigo.
¿Los frutos de la flexibilización de la Administración Biden?
En menos de dos semanas en el poder, la Administración Biden empezó a mostrar una agenda distinta a la línea dura de Trump con respecto a la política exterior hacia Caracas. Tras ser ratificada como nueva secretaria del Tesoro, Janet Yallen emitió el 2 de febrero una licencia que exime de sanciones a algunas “transacciones necesarias para las operaciones portuarias y aeroportuarias” entre Estados Unidos y Venezuela.
Las cifras de exportaciones hacia la nación caribeña que revela USDA muestran que el aumento es general y ocurre también en muchos otros rubros. Aunque la variación en la venta de arroz a Venezuela es insuperable, en el reglón de aceites esenciales se observa un incremento de 159 % durante los primeros siete meses de 2021 en comparación con el mismo periodo del año anterior. En lo que respecta a tortas y harinas de soya el crecimiento es de 145 %. En el rubro de harinas, aislados y concentrados la subida es de 143 %. Y en la venta de soya a Venezuela se nota un repunte de 135 %, por tan solo mencionar unos cuantos de la extensa lista.
En general, la compra de productos agroalimentarios de Venezuela a Estados Unidos pasa de 215.922.590 dólares en el periodo enero – julio de 2020 a 380.653.391 en el mismo periodo de 2021, lo que representa un incremento global de 76 %. Todo apunta a que la Administración demócrata busca la “normalización” de relaciones y del intercambio comercial con el régimen de Nicolás Maduro ante la falta de resultados de un Gobierno interino que desde febrero de 2019 prometió el “cese de la usurpación” y hoy se sienta a dialogar con el “usurpador” y acepta participar en unas elecciones que no serán tan “libres y transparentes” como reclamaba, pues no se han producido los cambios necesarios que ofrezcan nuevas garantías.
La “normalización” sin el interinato
La oportunidad de sacar del poder a un régimen acusado en la Corte Penal Internacional de crímenes de lesa humanidad pasó. Ya nada es igual. La línea dura de Trump quedó atrás, el gobierno demócrata tuvo muy poca paciencia y el propio interinato se puso la lápida al aceptar participar en los comicios regionales que no harán más que legitimar a la dictadura. Si quedaba alguna duda al respecto, la propia delegación de Juan Guaidó firmó en México un memorando de entendimiento en el que desaparece por completo la figura del Gobierno interino y, en su lugar, admite llamarse ahora “Plataforma Unitaria”.
Con el pasar de los meses, los números seguirán demostrando que el interinato quedó en el olvido, que con la Administración demócrata las sanciones son cosa del pasado o nunca incidieron realmente sobre el desabastecimiento en el país, y que, paradójicamente, Venezuela vuelve a hacer de Estados Unidos su principal socio comercial.