La improvisada y apresurada retirada de tropas estadounidenses de Afganistán por parte del gobierno de Joe Biden pasa una costosa y dolorosa factura a Estados Unidos. Son dos billones de dólares lo que ha gastado Washington en dos décadas de guerra. Pero hay una pérdida mayor que no tiene precio. Expertos en seguridad y el expresidente Donald Trump han cuestionado duramente el método implementado para la retirada. El error se está pagando caro. Al menos 60 personas murieron en varias explosiones registradas este jueves en los alrededores del aeropuerto de Kabul, de las cuales 12 eran miembros del servicio estadounidense.
Un médico de la Armada y 11 infantes de marina conforman la lista de estadounidenses muertos este jueves en la capital afgana, según reseñó la agencia AP, citando a dos funcionarios norteamericanos. Adicionalmente, el Pentágono confirmó 15 estadounidenses heridos del total de 140 reportados por distintas fuentes.
La primera explosión se produjo en la Puerta de la Abadía, uno de los principales accesos al aeropuerto de Kabul, mientras que la segunda se registró “en o cerca del Hotel Baron”, próximo al aeródromo, según informó el portavoz del Pentágono, John Kirby. Posteriormente la agencia AP reportó una tercera explosión en un lugar aún no precisado.
Errores que se pagan caro
Es larga la lista de desaciertos cometido por la Administración Biden durante el operativo para retirar las tropas estadounidenses de Afganistán. Los atentados eran previsibles. Este miércoles, la embajada de EE. UU. en Afganistán emitió una advertencia a los estadounidenses de que no se acercaran al aeropuerto de Kabul por “amenazas a la seguridad”. Previamente, Washington había avisado sobre la posibilidad “muy real” de un ataque terrorista en las inmediaciones del aeropuerto.
Hasta el momento lo único cierto es que el país asiático está bajo el control de los terroristas. Desde el momento en que Estados Unidos inició la retirada de la capital afgana, los talibanes avanzaron hasta hacerse con el poder en Kabul y casi la totalidad de las provincias. Solo la región de Panjshir se mantiene como enclave de la resistencia antitalibán.
El ataque desproporcionado de ISIS
El gobierno de Joe Biden no solo subestimó a los talibanes sino que también parece que ignoró la presencia de un grupo incluso más radical. La rama afgana del Estado Islámico (ISIS), que se autodenomina Estado de Khorasán (ISIS-K) se adjudicó la autoría de los atentados. El general de la Infantería de Marina de EE. UU., Kenneth F. McKenzie, detalló que los actos terroristas fueron cometidos por dos atacantes suicidas que portaban explosivos, mientras que otros hombres armados abrieron fuego contra civiles y fuerzas militares. A Estados Unidos parece no quedarle otro camino que avanzar con la retirada sin modificaciones. “El ISIS no nos impedirá cumplir la misión”, aseguró McKenzie.
Gen. McKenzie: At this time, two suicide bombers, assessed to have been ISIS fighters, detonated in the vicinity of the Abbey Gate at Hamid Karzai International Airport and in the vicinity of the Baron Hotel. #HKIA pic.twitter.com/NzLAhpVkCz
— Department of Defense 🇺🇸 (@DeptofDefense) August 26, 2021
De acuerdo con información difundida esta semana por el Pentágono, aún quedan unos 5400 soldados estadounidenses en Afganistán, quienes tienen como misión proteger el aeropuerto de Kabul, que se ha convertido en el único bastión de EE. UU. en el país asiático, y que este jueves fue atacado causando un gran número de muertos y heridos.
El “pandemonio” que Biden pretendía ignorar
Replegarse y escapar del “pandemonio” que se vive en Afganistán es la estrategia en los planes de Estados Unidos, lo que se traduce en una especie de rendición o pérdida de otra guerra para la primera potencia mundial, después la derrota sufrida en Vietnam en 1975. Pero el presidente Joe Bien había intentado minimizar a toda costa la gravedad de la situación. “No están matando a nadie ahora”, respondió el 18 de agosto al periodista George Stephanopoulos cuando en una entrevista para la cadena ABC news le preguntó por el “pandemonio” en las afueras del aeropuerto.
En un esfuerzo por pasar la página, Biden insistió en que el caos que había dejado víctimas fatales en estampidas y al intentar aferrarse algunos afganos a los aviones era algo que había ocurrido “hace cuatro o cinco días”. La afirmación no se correspondía con la realidad. La OTAN y los propios talibanes manejaban un balance de 12 afganos muertos en el aeropuerto y sus alrededores, según lo reseñó France 24.
La presión de los talibanes
Las detonaciones de este jueves le explotaron en sentido figurado en la cara a Joe Biden, No es posible minimizar y mucho menos ocultar un balance de 60 muertos y 140 heridos, según reporta la BBC, citando a un funcionario de Salud. Menos cuando entre los muertos hay 12 estadounidenses.
Biden enfrenta una situación compleja y delicada tanto en lo militar como en lo político. La fecha tope del 31 de agosto para la retirada de tropas se mantiene pese al exhorto de líderes de Europa que pedían una extensión para poder cumplir con la evacuación. Del otro lado la presión parecía ser mayor. Un portavoz de los talibanes había amenazado a la Casa Blanca con posibles “consecuencias” si prorrogaba la fecha de salida. Pero ISIS-K decidió no esperar y puso en marcha dichas “consecuencias” cinco días antes de cumplirse el plazo.