Cada 7 de agosto Colombia conmemora la gesta heroica de la Batalla de Boyacá que marcó la fundación de la nación. También se celebra el Día del Ejército Nacional. Pero esta fecha adquirió adicionalmente una importancia política desde que a comienzos de la era republicana se estableció como el inicio de los periodos presidenciales. Hoy, el presidente Iván Duque cumple tres años de un periodo turbulento marcado por el asedio de la pandemia del COVID-19 y las protestas antigubernamentales que ha tenido que enfrentar desde su primer día en el palacio de Nariño.
Gustavo Petro, quien se proclamaba líder de la oposición tras perder en 2018 la elección frente a Iván Duque, anunció al momento de aceptar su derrota que se dedicaría desde el Senado a “dirigir un pueblo que debe ser movilizado”. Y así fue. No hubo tregua ni luna de miel. Mientras el vencedor de la contienda electoral tomaba posesión del cargo, el dirigente izquierdista sacaba a las calles de 33 ciudades a sus seguidores.
Durante estos tres años, Iván Duque ha tenido que lidiar con manifestaciones contra su Administración por distintos motivos: presupuesto universitario, asesinato de líderes sociales, reclamos de la minga indígena y más recientemente una paro nacional que tenía como propósito exigir que se retirara el polémico proyecto de reforma tributaria presentado por el Ejecutivo, pero que a pesar de retirarlo al quinto día, los promotores de la iniciativa fueron sumando diversos reclamos hasta prolongar las protestas por dos meses.
Actos terroristas
Los grupos guerrilleros también han intentado poner en jaque al Gobierno. Tras el atentado con un carro bomba a la Escuela de Cadetes de Policía General Santander, que cobró la vida de 23 personas, la posibilidad de diálogo con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) quedó cancelada, una vez que esta organización criminal se adjudicó la autoría del acto terrorista.
Desde las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) también se han producido ataques, a pesar de la supuesta desmovilización tras los fallidos acuerdos de paz de La Habana firmados durante el Gobierno de Juan Manuel Santos. Por primera vez en la historia un presidente en ejercicio sufre un atentado. El helicóptero donde viajaba Iván Duque y dos de sus ministros recibió impactos de bala el pasado 25 de junio cuando se disponía a aterrizar en el aeropuerto de Cúcuta, en la frontera con Venezuela. En un video difundido en las redes sociales se adjudicó el atentado el Bloque Magdalena Medio de las FARC.
Asedio de la izquierda, presión de la derecha
El panorama ha sido muy complicado para un mandatario sitiado por la izquierda, pero a su vez presionado por la derecha. Para sus detractores ha sido el peor presidente de Colombia. Para sus partidarios ha sido débil a la hora de imponer la fuerza del Estado para garantizar el orden público. Pero complacer a un sector sin aplastar al otro ha sido complejo. Esta situación ha puesto a Duque en uno de tantos dilemas: no dejarse chantajear por un extremo pero tampoco ceder a las presiones del otro.
En entrevista concedida a PanAm Post, el analista político internacional Miguel Fierro sostiene que para Iván Duque es muy importante evitar que su gestión culmine con denuncias relacionadas con posibles violaciones a los derechos humanos, tras haber tenido que enfrenar una situación similar a la vivida en Chile, que puso al presidente Sebastián Piñera en la misma posición.
“Creo que comparten distintas realidades y distintas amenazas y ataques, pero los hicieron claudicar con amenazas de denuncias de violación a los derechos humanos para que fueran cooptados a no hacer respetar la libertad, el orden y la Constitución. De eso no hay ninguna duda al respecto”.
En este sentido agrega que faltó autodeterminación y firmeza por parte del presidente Duque a la hora de enfrentar organismos multilaterales, pues considera que “Colombia debe denunciar esos acuerdos, esos tratados que le dan competencia claramente a organismos cooptados, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que dejó en firme su línea política tendenciosa, donde claramente legitimó los actos de vandalismo y se puso en consecuencia en contra de todo un país afectado y colectivo social claramente perjudicado”.
El mayor dilema
Al igual que ha ocurrido con Piñera, muchos han puesto en duda la posición ideológica de Duque ante sus vacilaciones frente a estos escenarios. Mientras sus opositores lo vinculan directamente con la derecha que encarna el expresidente Álvaro Uribe, algunos de sus votantes reclaman que puede estar surfeando erróneamente hacía el centro.
Miguel Fierro considera que “caracterizar al presidente Duque es muy difícil”, pues sostiene que si bien muestra acercamientos evidentes con el uribismo, también mantuvo algunas políticas de Santos, pero a su vez tiene un sello propio. “El presidente Duque tenía ese gran dilema antes de iniciar su mandato, de cómo pasaría a la historia. Si pasaría a la historia como el títere de Álvaro Uribe o como el segundo traidor al uribismo a la altura de Juan Manuel Santos”.
Para el analista, la calificación de estos tres años de Gobierno de Iván Duque es “aceptable”. Reconoce sus desaciertos pero a la vez resalta que ha sido víctima de un asedio por parte de la izquierda. “Si tuviera que darle una calificación al presidente de Colombia, Iván Duque, por estos tres años, no le daría la mejor calificación, no diría que fue un gobierno impecable, pero tampoco lo colocaría como el peor gobierno de la historia”.
Victorias con sabor amargo
En materia internacional destaca el liderazgo en la región para la conformación del Grupo de Lima y Prosur, tras lograr desarticular Unasur, que se había constituido como un bloque funcional a los gobiernos socialistas; así como la firmeza de su Administración para enfrentar la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela.
Sin embargo, lamenta que haya habido retrocesos. Por un lado admite que estos organismos se han diluido ante el avance de la izquierda en países como Argentina, Bolivia y Perú; y por el otro, señala que se perdió una gran oportunidad cuando Juan Guaidó logró aglutinar un enorme respaldo de la comunidad internacional.
Con respecto a la gestión en seguridad y orden público Fierro destaca que el presidente se anotó dos puntos a favor con las bajas de Walter Patricio Arízala, alias ‘Guacho’ y del cabecilla del ELN, Andrés Felipe Vanegas Londoño, alias ‘Uriel’. Pero queda en el Gobierno la frustración de no haber podido extraditar a Estados Unidos al excomandante de las FARC, Seuxis Pausías Hernández, alias ‘Jesús Santrich’, quien logró huir gracias a las decisiones de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), el Consejo de Estado y la Corte Suprema de Justicia para retomar las armas y amenazar al presidente, pero resultando posteriormente abatido en Venezuela.
Entre desaciertos y el asedio de la izquierda
Si bien admite que la reforma tributaria que desencadenó el reciente paro nacional fue uno de los mayores errores de Duque, también asevera que las manifestaciones en su contra han formado parte del libreto de la izquierda internacional. A su juicio, no es coincidencia que Duque y Piñera, los dos presidentes que se destacaron en la región por su respaldo incondicional a Guaidó en febrero de 2019, hayan sido los que resultaron acorralados por supuestos estallidos sociales.
“Tantos Sebastián Piñera como Iván Duque, por el liderazgo que emplearon en apoyo al Gobierno del presidente encargo en funciones Juan Guaidó, recibieron la furia de esa brisa bolivariana que anunciaron tanto Diosdado Cabello como Nicolás Maduro. Qué curioso que en el mismo año los principales objetivos fueron Colombia y Chile”.
Aquí sale a relucir inevitablemente el nombre de Gustavo Petro, a quien califica como instrumento del Foro de Sao Paulo para lograr sus objetivos en Colombia. “Por supuesto que en todos estos escenarios ha estado presente Gustavo Petro como principal expositor junto con otros sectores también financiados por esos intereses internacionales que buscan desestabilizar institucionalmente a los gobiernos democráticos no alineados al Foro de Sao Paulo, y en efecto ocurre con el Gobierno de Iván Duque”.
Además del desacierto que constituyó la reforma tributaria suma a la lista de errores de Duque el no haber aprovechado el confinamiento por la pandemia para retomar la aspersión con glifosato para erradicar los cultivos ilícitos en país.
El presidente de la pandemia
Y es justamente la emergencia sanitaria otro de los factores externos que le jugaron en contra al jefe de Estado. “Duque será recordado como el presidente de la pandemia”, subraya el analista, quien agrega que aunque el Gobierno ha logrado en corto tiempo vacunar a más de la mitad de la población, lo más probable es que tenga mayor peso en la ciudadanía a la hora de evaluarlo en esta materia las restricciones de movilidad y el cierre de locales necesarios para intentar frenar el avance del virus pero que terminaron golpeando duramente la economía y el ingreso de los colombianos.
En un país con un periodo presidencial de cuatro años y sin reelección, en la práctica solo dos permiten realmente poner en marcha las políticas contempladas en el programa de gobierno. Así lo asegura Miguel Fierro, quien explica que el primer años se considera de transición y el último lo acapara la campaña para la próxima elección, por lo tanto, concluye que este sábado 7 de agosto, al cumplir tres años en el poder, Iván Duque estaría agotando su tiempo útil como presidente.