Venezuela nunca será como Cuba, decían quienes hace 22 años justificaban su voto por Hugo Chávez y el socialismo que hoy tiene en la miseria al país con las mayores reservas de petróleo del mundo. El racionamiento de alimentos y servicios, la censura, las violaciones a los derechos humanos y la persecución a la disidencia hoy son moneda corriente en ambos países. Pero además, la absurda y discriminatoria medida de restringir el acceso a los cubanos a los hoteles de su país, la cual fue levantada –en teoría– en 2008, parece estarse aplicando en el hotel más exclusivo de la nación bolivariana, bajo control del régimen: el histórico e icónico hotel Humboldt de Caracas.
Se trata de una joya arquitectónica de los años 50, enclavada en la cima del imponente Cerro Ávila que separa la capital venezolana del mar Caribe. Este hotel inaugurado en 1956 bajo la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez –junto con el teleférico de Caracas que permite acceder a él– formaba parte del Nuevo Ideal Nacional, un proyecto que a pesar del sistema opresor se proponía modernizar el país con obras arquitectónicas de vanguardia. Sin embargo, tuvo un tiempo muy corto de operaciones. Fuero casi 60 años abandonado, con algunos fracasados intentos de reapertura, hasta que en diciembre de 2020 abrió nuevamente sus puertas en medio de la mayor crisis económica y las restricciones por la pandemia del coronavirus.
Sin mayor despliegue publicitario, Nicolás Maduro mostró en Twitter el pasado 12 de diciembre junto a su esposa Cilia Flores, una de las habitaciones del recién reinaugurado hotel Humboldt. Pero más allá de este anuncio a través de las redes sociales, son muy pocos los detalles que conocen los venezolanos sobre esta reapertura. Tampoco es del interés del régimen promocionarlo a una población que no puede darse estos lujos o que incluso no va a obtener la insólita “aprobación” que se requiere para hacer una reserva.
Desde las alturas del Warairarepano, en el hermoso Hotel Humboldt totalmente reconstruido, comparto esta vista impresionante de nuestra bella y amada ciudad de Caracas. Venezuela está en Paz y Victoria. pic.twitter.com/YgQ3Z07mST
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) December 13, 2020
Precios exorbitantes con previa aprobación de reserva
Poder acceder al exclusivo hotel Humboldt es un viaje al pasado en todos los sentidos. El edificio cilíndrico de 15 pisos con una vista de 360 grados mantiene la arquitectura y estilo decorativo de los años 50, década en la que Venezuela vivía una bonanza económica, que en esa burbuja del país se puede seguir respirando en pleno 2021, mientras cerca del 80 % de la población vive en pobreza extrema y 5,4 millones de venezolanos buscan un mejor futuro en tierras foráneas.
Y es que tanto las tarifas como el sistema de reservas confirman la tesis de que el hotel Humboldt es solo para enchufados y extranjeros. Una noche en este hotel manejado por el Estado equivale a unos 300 dólares, es decir, 150 veces el salario mínimo, que se ubica en alrededor de 2 dólares al mes. Dicho de otra manera, un venezolano que gane sueldo mínimo tendría que destinar sus ingresos de más de 12 años para pagar una noche en este hotel.
Aunque no existe una restricción oficial para los venezolanos hospedarse en este hotel, como sí existió para los cubanos acceder a hospedajes en su propio país hasta 2008, en la actualidad, la historia en ambos casos es la misma. La restricción la impone el exorbitante precio. Adicionalmente se requiere contar con una cuenta en divisas en Estados Unidos, ya que el método de pago disponible en el hotel Humboldt es a través de la plataforma Zelle.
Adicionalmente, no es sencillo reservar una habitación, pues el hotel no aparece en ninguna de las plataformas de reservas on line como Booking, Trivago o Kayak. Y en la página oficial del hotel solo se presenta una reseña histórica y fotos de las habitaciones y zonas comunes pero tampoco se ofrece la opción de reservar. Estos detalles los cuenta el youtuber mexicano Álex Tienda, quien se aventuró a visitar Caracas con el empeño de hospedarse en el Humboldt. En el video publicado hace apenas una semana, explica que debió enviar un correo manifestando su intención de reservar una habitación en el exclusivo hotel, y esperar respuesta. Finalmente, luego de remitir la información solicitada, recibió un nuevo correo en el que le notificaban que su reserva había sido “aprobada”.
Privilegios y lujos socialistas
Cuando el travel blogger llegó a la capital venezolana el país estaba en una cuarentena radical decretada por el régimen por el aumento de casos de coronavirus, y el teleférico de Caracas –único medio para acceder al hotel– estaba cerrado al público. Sin embargo, se mantenía operativo para prestar servicio únicamente a los huéspedes del lujoso y poco concurrido hotel. Según cuenta un empleado en el video, en ese momento solo había dos personas hospedadas en el hotel de 70 habitaciones, incluyendo al youtuber.
El Humboldt se presenta como el más lujoso y exclusivo hotel de Venezuela, desplazando así a las grandes cadenas hoteleras, en muchos casos con sus edificios expropiados por el régimen. Las habitaciones mantienen un estilo decorativo de la década de los 50, pero con comodidades y lujos como cortinas corredizas eléctricas y ducha de hidromasajes. En las zonas comunes se ofrece un gimnasio, piscina con vista a la montaña, casino, discoteca y una terraza con panorámica de 360 grados. Todo lo que la gran mayoría de los venezolanos –al igual que los cubanos (en teoría) hasta 2008– no podrán disfrutar.