Tal vez sea exagerado comparar a los republicanos con los judíos durante el Holocausto. Tal vez sea exagerado comparar a Estados Unidos con la Alemania nazi. Sin embargo, truncar una brillante carrera por una opinión que no encaja dentro de lo políticamente correcto pasa de la exageración al ensañamiento selectivo por no alinearse con la ideología progresista que busca imponer el mundo del espectáculo. Hoy fue Gina Carano. Su despido muestra que la hipocresía progresista llega hasta las estrellas del cine y la televisión. En este caso incluso hasta los cuerpos celestes de los confines del universo ficticio de Star Wars y The Mandalorian.
En un comunicado, la compañía que gestiona Star Wars informó este miércoles que “Gina Carano no trabaja actualmente para Lucasfilm y no hay planes de que lo haga en el futuro”. La actriz era una de las figuras principales de “The Mandalorina”. Adicionalmente, la antigua luchadora de artes marciales mixtas fue escogida como protagonista para un nuevo proyecto que Lucasfilm tenía previsto presentar en diciembre, pero la oferta se canceló tras la decisión, según dijo una fuente a The Hollywood Reporter.
La pregunta incómoda: “¿Odiar a alguien por sus opiniones?”
La polémica se originó por un mensaje junto con una fotografía de guerra que publicó en Instagram, en el que sugería que los seguidores del Partido Republicanos están corriendo una suerte similar a la de los judíos en la Alemania nazi. El texto original aparentemente pertenece a otro usuario y ella simplemente compartió dicha publicación en su cuenta.
«Los judíos fueron golpeados en las calles no por soldados del nazismo, sino por sus vecinos. Incluso por niños. Como la historia se altera, la mayoría de la gente no se da cuenta de que para llegar al punto en que los soldados nazis pudieran arrestar fácilmente a miles de judíos, el gobierno provocó antes que sus propios vecinos los odiaran simplemente por ser judíos. ¿En qué se diferencia eso de odiar a alguien por sus opiniones políticas?»
Junto a la foto de un hombre con la cara cubierta con mascarillas agregó: “Mientras tanto en California”. Y acto seguido se produjo su despido. Si bien puede que la publicación no haya sido adecuada y haya estado cargada de algún grado de exageración y subjetividad, desde la otra acera ha habido libertad para opinar y actuar de forma incluso más reprochable. Pero cuando los comentarios y las acciones están alineados con el progresismo y la izquierda no hay consecuencias.
Pedro Pascal, un demócrata intocable
Gina Carano compartía rol protagónico con el chileno Pedro Pascal en The Mandalorian, la seria más exitosa con la que cuenta Disney+. Justamente Pascal y Disney tendrían muchas cuentas que rendir en esta delgada línea de la sensibilidad política. Los usuarios de Twitter no tardaron en recordar cómo Pedro Pascal —quien se identifica abiertamente con los demócratas— hizo en el pasado la misma comparación que le costó el puesto a su compañera. Donald Trump Jr., hijo del expresidente republicano, fue uno de los tantos usuarios que mostró las dos caras de la moneda. Pero la lista de críticas por la doble moral de Disney es larga.
Same Movie as @ginacarano, same analogy, though the pic has the wrong date… I'm told it was 2010 under Obama/Biden.
So does @Disney discriminate against women for doing what their male actors do or is is only discrimination against conservatives? https://t.co/D2q9Vo9GQX
— Donald Trump Jr. (@DonaldJTrumpJr) February 11, 2021
“#ThisisAmerica (esto es Estados Unidos)”, escribió Pascal en una publicación que hizo en su cuenta de Twitter el 20 de junio de 2018 junto con una foto en la que comparaba la Alemania nazi de 1944 con jaulas en las que se encarcelaba a niños migrantes durante el Gobierno de Donald Trump. Posteriormente, resultó que la foto no correspondía en realidad a jaulas para migrantes en 2018 sino a niños en un comedor de beneficencia en 2010, según afirma Daily Wire. Pedro Pascal aún conserva su trabajo.
La doble moral de Disney
Y si se trata de acciones reprochables, la propia compañía Disney ha sido un cómplice silencioso de la barbarie del régimen comunista chino. Su reciente producción animada Mulán exalta una historia épica en el mismo lugar donde Pekín mantiene a miembros de la minoría musulmana uigur en campos de concentración, sufriendo vejámenes que van desde torturas y violaciones hasta esterilización forzada, así como extracción de órganos.
Isaac Stone, del Centro de Asia Society para las relaciones entre Estados Unidos y China, señaló en una columna de opinión publicada en The Washington Post que “imponer medidas destinadas a prevenir los nacimientos dentro de un grupo” encaja en la definición legal de genocidio. Esto a propósito de los números que indican que en 2019 se registró una caída inusual de 24 % en la tasa de natalidad en Xinjiang. Stone agregó en este sentido que Disney, con esta película, ayudó a “normalizar” los atropellos y crímenes del Partido Comunista de China (PCCh) no solo con la locación usada para la filmación sino además con los agradecimientos al Departamento de Propaganda del régimen chino que aparecen al final de los créditos.
Disney, China y Joe Biden
Los nexos de Disney con el régimen chino y ahora con el Gobierno demócrata de Joe Biden son de conocimiento público. En junio de 2016, Disney abrió su parque de diversiones Shanghai Disneyland, lo cual calificó el presidente ejecutivo de la empresa, Bob Iger, como “la mayor oportunidad que la compañía ha tenido desde que el propio Walt Disney compró un terreno en Florida Central (donde hoy se encuentra Disney World)”.
Y para que no quedaran dudas de los vínculos entre Disney y Biden, a los pocos día de haber sido electo el demócrata como presidente de Estados Unidos, Bob Iger pasó factura por su millonarias donaciones y pidió que se considerara su nombre par embajador de EE. UU. en Pekín. Jeffrey Katzenberg, exjefe de Dreamworks, habría sido el encargado de comunicarse con el equipo de Biden para “recomendar” al presidente de Disney como máximo representante diplomático ante el régimen comunista chino, según reseño Breitbart.
Previamente, The Wall Street Journal había revelado que Bob Iger donó 500.000 dólares a la campaña presidencial de Joe Biden y 85100 dólares para elegir candidatos demócratas al Congreso. Esto explica por qué cuando las dos principales estrellas de The Mandalorian opinan sobre política haciendo incluso la misma referencia histórica, para una de ellas hay consecuencias y para la otra no.
Su pecado: ser conservadora
Gina Carano ha señalado con anterioridad que los seguidores del expresidente Donald Trump son tratados injustamente. También ha apoyado comentarios que aseguran que no existe el racismo en Estados Unidos, lo cual va en contra de la teoría de la raza que promueven movimientos como Black Lives Matter (BLM) con el apoyo del Partido Demócrata.
La exitosa actriz también destacó por sus actuaciones en Rápido y Furioso 6, Deadpool y Kickboxer: Vengeance, entre al menos una decena más de participaciones. Sin embargo, su despido estaba sentenciado. Sus opiniones conservadoras ya venían incomodando a sus empleadores progresistas. Una fuente confesó este miércoles a la revista The Hollywood Reporter lo que muchos sospechaban: «Han buscado (en Lucasfilm) una razón para despedirla durante dos meses y lo de hoy fue la gota que derramó el vaso».