El silencio dice más que mil palabras. En política el silencio es cómplice. El escandaloso silencio de Joe Biden sobre las violentas acciones de los movimientos Black Lives Matter (BLM) y Antifa anticipa un halo de impunidad a cambio de respaldo permanente en las calles. Una práctica común en regímenes comunistas como el cubano y el venezolano. Como candidato, el demócrata evitó condenar la larga lista de hechos vandálicos documentados que se le atribuye a estos grupos. Como presidente electo proyectado por los medios, Biden sigue haciéndose de la vista gorda.
Tras los ataques de miembros de BLM y Antifa a simpatizantes del presidente Donald Trump que participaron en la ‘Marcha del millón MAGA’, que se llevó a cabo el sábado, Biden denunció “todos los actos de violencia” pero se abstuvo de llamar por su nombre a los responsables.
“El presidente electo continúa denunciado todos los actos de violencia”, dijo a Fox News el portavoz de Biden, Andrew Bates. En cambio, arremetió contra los manifestantes, etiquetándolos y alimentando la polarización. “Asimismo, también condena las repugnantes demostraciones de supremacía blanca que se hicieron en Washington, D.C. este fin de semana”, agregó el portavoz, según reproduce el Washington Examiner.
Atacante de BLM estuvo preso por abuso sexual infantil
La “Marcha del millón MAGA” fue una movilización convocada por simpatizantes del presidente Trump en varias ciudades. La principal concentración se realizó en Washington, en las cercanías a la Casa Blanca, donde miles de personas acudieron a respaldar al líder republicano y sus denuncias de fraude en las elecciones del 3 de noviembre. La jornada transcurría en paz hasta que afectos de BLM y Antifa llegaron generando caos.
No se trató de una simple confrontación de ideas y consignas sino de una arremetida violenta con ataques físicos y destrozos. Tanto jóvenes como ancianos que portaban algún distintivo alusivo a Trump fueron golpeados por personas abiertamente identificadas con estos dos grupos. La brutalidad quedó registrada en videos difundidos por usuarios en las redes sociales.
Brutal assault by a violent armed group who was later arrested for assault and illegal weapon (firearms and concealed knives) charges. pic.twitter.com/vuj2Hn6hj5
— Kalen From Scriberr (@FromKalen) November 14, 2020
Como Kenneth Wayne DeBerry, de 39 años, fue identificado el atacante del hombre golpeado a puñetazos y patadas hasta dejarlo ensangrentado por participar en el evento a favor de Trump. Pero la conducta de este individuo no es una novedad. El activista de BLM, arrestado por las autoridades, tiene un largo historial criminal.
En 2008, DeBerry fue declarado culpable de abuso sexual infantil en segundo grado en el estado de Virginia, reveló este martes The Post Millennial. Tras cumplir su condena, fue liberado de una prisión federal a comienzos de este año. Ahora es acusado de agresión con agravantes, alteración del orden público mediante incitación a la violencia y posesión de arma de fuego pese a su historial criminal. En sus redes sociales se encontraron múltiples comentarios en apoyo a BLM. Al momento de la agresión sostenía un cartel “contra el fascismo”.
La violencia de Antifa que para Biden es “una idea”
El carácter violento de BLM y Antifa ha sido ampliamente demostrado. Un reciente estudio de US Crisis Monitor precisa que entre el 26 de mayo y el 12 de septiembre se registraron 637 disturbios en EE.UU. y en 91 % de ellos hubo participación de BLM. En las protestas violentas ocurridas en varias ciudades tras la muerte de George Floyd, Antifa salió a relucir como protagonista en los saqueos, destrozos y asesinatos. El pasado mes de julio, un antifa intentó matar a puñaladas a un afroamericano simpatizante del presidente Trump. La víctima compartió un video en las redes sociales con su testimonio.
I got stabbed in Portland by antifa on my way to hospital https://t.co/H745d2next
— Black Rebel (Andrew Duncomb) (@SpaceForceUSA_) July 25, 2020
Pese a todas las evidencia, Joe Biden sigue manteniendo un silencio cómplice e impune. En el primer debate presidencial, el demócrata evitó referirse a estos movimientos con algún adjetivo. En el caso de Antifa prefirió decir que este grupo es “una idea, no una organización”.
Los hechos han demostrado que quienes conforman esta “idea” en conjunto con BLM han acumulado expedientes por alteración del orden público, incitación a la violencia, saqueos, agresiones físicas, asesinatos y ahora se suma un caso de un miembro de este grupo con prontuario por abuso sexual infantil.
El libreto de la izquierda: la excusa de defender causas sociales y minorías
Sociedades latinoamericanas bajo regímenes comunistas como Cuba y Venezuela han sido testigos del nacimiento de guerrillas urbanas de choque bajo el disfraz de organizaciones sociales. Así nacieron en la llamada “revolución bolivariana” de Hugo Chávez y Nicolás Maduro los ‘Círculos Bolivarianos’ que posteriormente pasaron a llamarse ‘colectivos sociales’.
Estos movimientos se convirtieron en la mayor expresión de la extrema polarización. Entre sus “hazañas” se encuentra el ataque a universidades, a manifestaciones opositoras y la “defensa armada” de la “revolución”, lo cual se puso de manifestó el 11 de abril de 2002, cuando varios integrantes de estos grupos dispararon contra la multitudinaria marcha que avanzaba hacia el Palacio de Miraflores exigiendo la renuncia el entonces presidente Hugo Chávez. La jornada dejó un saldo de 19 muertos. Aunque las cámaras de televisión lograron transmitir en vivo a los atacantes disparando, el silencio cómplice del Estado y la impunidad aún siguen reinando y los “colectivos chavistas” continúan intimidando y sembrando el terror.
La injerencia cubana en Venezuela ha sido determinante para la conformación de estas guerrillas urbanas. El libreto de la izquierda es el mismo. Crear movimientos que defienden alguna causa social o una minoría para apropiarse de las calles con esta excusa e intimidar a la disidencia, incrementando progresivamente su nivel de violencia en la misma medida en que aumenta la impunidad.
El “monstruo” no se crea de un día para otro. Pero el silencio y la impunidad le permite multiplicar sus células, desarrollarse y alcanzar su madurez. Entonces la degeneración del Estado, la supresión de las libertades y la tiranía se hacen presentes ya sin disimulo con discursos como el del general Sixto Batista, cuando en los primeros años del Periodo Especial de Cuba presidía los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), y en una entrevista alentó jocosamente a los miembros de esta organización a que, “en defensa de la revolución”, a batazos, rompieran cabezas de los desafectos.