
El líder opositor ruso Alexéi Navalni, en coma desde el jueves por presunto envenenamiento, ya está recibiendo atención médica en Alemania. El Gobierno de Vladímir Putin cedió a presión internas y externas y autorizó su traslado, tras haber sido bloqueado inicialmente, según denunciaban colaboradores de Navalni, reseña EFE.
La aeronave que trasladó al principal enemigo político de Putin aterrizó este sábado en el aeropuerto de Tegel en Berlín. Personal médico acompañó a Alexéi Navalni en el viaje desde Siberia para garantizar que su estado de salud se mantuviera estable.
El subdirector del hospital de urgencias n°1 de Omsk, Anatoli Kalinishenko, descartó el viernes que se tratara de envenenamiento. “Hasta ahora no se ha identificado ningún veneno en la sangre ni en la orina (…) no creemos que haya sido víctima de un envenenamiento”.
Demora para “ganar tiempo”
Kira Yarmysh, portavoz del opositor, alertó este viernes que los médicos del hospital impedían su traslado para “ganar tiempo”. Aseguraba que en un inicio los médicos habían estado de acuerdo en el traslado pero luego cambiaron de opinión por presiones del Kremlin. Según su hipótesis, se trataba de una táctica para “esperar el momento cuando el veneno ya no pudiera detectarse en su organismo”.
El opositor ruso fue ingresado el jueves en la mañana, tras un aterrizaje de emergencia del avión en el que viajaba. Alexéi Navalni comenzó a sentirse mal durante del vuelo luego de haber ingerido un té.
La autorización se produjo luego de que la esposa de Navalni enviara una carta al presidente Vladímir Putin, exigiéndole que permitiera el traslado. El Kremlin había informado que no se opondría a la salida del opositor del país si recibía dicha solicitud.
Preocupación internacional
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) le exigió al Gobierno ruso el informe médico del líder opositor. La Corte europea también quiere información sobre el tratamiento que recibió Navalni en el hospital de Omsk, en Rusia.
Con anterioridad, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, habían expresado su preocupación por el estado de salud de Navalni. Ambos mandatarios ofrecieron ayuda para brindarle atención médica y otorgarle asilo político si fuera necesario.