Se inicia otro capítulo en la tensa relación entre Estados Unidos y China. Este viernes el Departamento del Tesoro de Estados Unidos impuso sanciones económicas contra Carrie Lam, jefe del Gobierno de Hong Kong, y contra otros diez altos funcionarios. La información fue publicada en el portal oficial de esta entidad y divulgada a través de su cuenta en Twitter.
A los sancionados se les acusa de «socavar la autonomía» de la ciudad y «restringir la libertad de expresión y reunión de sus ciudadanos». Entre los once sancionados se incluye también al jefe de la policía, Chris Tang. Washington procederá a congelar propiedades y activos a los funcionarios incluidos en la lista.
Treasury sanctions individuals for undermining Hong Kong’s autonomy https://t.co/13hdrjybBe
— Treasury Department (@USTreasury) August 7, 2020
«Estados Unidos defiende al pueblo de Hong Kong y usaremos nuestras herramientas y autoridad para perseguir a aquellos que socavan su autonomía», señaló Steven Mnuchin, secretario del Tesoro, en el comunicado.
El Departamento del Tesoro acusa a Carrie Lam de ser la «responsable directa de implementar las políticas de Pekín de supresión de la libertad y los procesos democráticos» con la implementación de la polémica Ley de Seguridad Nacional impuesta desde China. La oposición ha denunciado que esta ley atenta contra la independencia parcial de la que goza la excolonia británica.
Un país, dos sistemas
Estados Unidos y el Reino Unidos consideran que esta ley viola las libertades de las que ha disfrutado Hong Kong bajo el acuerdo de 1984 entre China y Reino Unido, antes de que Pekín se hiciera nuevamente con el control del territorio en 1997.
Actualmente, la Región Administrativa Especial de Hong Kong de la República Popular China, como es su denominación oficial, depende administrativamente de Pekín. No obstante, tiene un nivel de autonomía superior a otras regiones del país, así como un sistema político que incorpora la separación de poderes. Hong Kong se rige bajo el principio denominado «un país, dos sistemas».
Destaca, entre sus diferencias, que la República Popular China es una dictadura comunista de partido único, donde no hay sufragio universal. Hong Kong es una democracia limitada que, aunque reporta al presidente de China, tiene su propio Gobierno.
Tensión en ascenso
La tensión entre Donald Trump y Xi Jinping se remonta a marzo de 2018, cuando Estados Unidos anunció la intención de imponer aranceles por 50 000 millones de dólares a los productos chinos, argumentando prácticas desleales y robo de propiedad intelectual por parte del gigante asiático.
El coronavirus (COVID-19) que salió de China y ha contagiado a cerca de veinte millones de personas en el mundo, siendo Estados Unidos el país más afectado, llevó la tensión a otro nivel. Funcionarios estadounidenses responsabilizaron a China por la propagación del virus. El presidente Trump habló incluso de que el virus pudo haber sido creado en un laboratorio chino.
La siguiente batalla llegó al campo diplomático. El pasado mes de julio Washington ordenó el cierre del consulado chino en Houston, alegando «robo» de propiedad intelectual. Así lo señaló en su momento el secretario de Estado, Mike Pompeo. Pekín no tardó en responder con la orden de cierre del consulado estadounidense en la ciudad de Chengdu.
Previo a las sanciones anunciadas este viernes, Trump había jugado su última ficha en el campo tecnológico. Hace menos de 24 horas emitió un decreto con el que prohíbe que las redes sociales TikTok y WeChat, propiedad de la empresa china ByteDance, operen en la Unión Americana si no son vendidas en 45 días. Estados Unidos teme que estas plataformas sean usadas para espionaje y campañas de desinformación para beneficio del Partido Comunista Chino.