Pinzón ahora dice lo mismo que Uribe y muchos otros hemos dicho durante meses: el Acuerdo ilegítimo puede y debe ser modificado. Esto es bueno para el país porque contribuye a unirlo en torno a un asunto fundamental y positivo para Colombia. Sin embargo, los líderes del NO deben estar alerta a efectos de no perder las banderas que han defendido durante años.
La noticia política de las últimas semanas ha sido la precandidatura presidencial de Juan Carlos Pinzón, quien ha sido de la entraña del presidente Santos. Pinzón, entre otras, fue su embajador Washington, su ministro de defensa, su primer secretario general de la presidencia, así como su viceministro cuando el presidente fue ministro de defensa de Uribe.
- Lea más: Maduro a Santos:”Híncate ante tu padre, soy tu padre Santos”
- Lea más: Acuerdo Santos-FARC coincide con caída drástica de inversión extranjera en Colombia
La mayoría de los análisis han girado en torno a si hay o no una verdadera pelea entre Pinzón y Santos. Aunque la prensa y el propio presidente Santos han resaltado el distanciamiento entre ambos, influyentes uribistas consideran que Pinzón es un Caballo de Troya del santismo. Bajo esta segunda hipótesis, la pelea entre ellos no sería más que una maniobra de Santos para volver a engañar al electorado, tal como él lo hizo en 2010 al elegirse con las ideas uribistas y gobernar con las contrarias.
La reciente declaración pública del precandidato da una idea de hacia dónde va su estrategia:
“[…] creo que el acuerdo se pudo hacer mejor. Pero eso ya es historia. Ahora hay un compromiso que es obligación legal. Hay que cumplirlo, y hacerlo cumplir sin dudar […]. Por supuesto […] es necesario ponderar de manera pragmática los retos y complejidades que dejan los acuerdos para así determinar los ajustes que se puedan requerir […]” (el subrayado es mío).
Pinzón dice que el Acuerdo debe cumplirse pero también que debe ser ajustado. ¿Cómo así? ¿Se está contradiciendo? ¿Se volvió “uribista”? ¿Está “cantinfleando”? No. Está triangulando.
La triangulación es una estrategia ideada por el asesor político Dick Morris para Bill Clinton, con el fin de lograr su reelección en 1996. En esencia, consiste en poner a un candidato por encima o en el medio de dos posiciones “radicales”. Para esto, sobre la base de su discurso, el candidato acoge las ideas de sus rivales. De esta forma, les quita electorado a sus rivales, al mismo tiempo que mantiene el propio.
En el caso colombiano, los “extremos” serían dos. Por un lado, Santos, De la Calle, las FARC, los “independientes”, y en general, todos aquellos que dicen que el Acuerdo ilegitimo es inmodificable.
Por el otro, Uribe, Pastrana y los demás líderes de la coalición del NO que ganó el plebiscito en 2016 y que el gobierno Santos, sus aliados y las FARC desconocieron. Ellos, liderados por Uribe, en su mayoría argumentan que al Acuerdo ilegitimo debe ser modificado en los aspectos a que haya lugar. De este modo, algunos de sus contenidos podrían mantenerse, tales como las amnistías a los guerrilleros de base que no sean responsables de crímenes de lesa humanidad.
En ese escenario, Pinzón, al triangular combinando el lenguaje del Sí con los aspectos sustantivos del No, pasaría por “moderado” o “sensato” mientras que los extremos “radicales” e “intransigentes” se desgastan. De esta forma, Pinzón se quedaría con muchos de los votos del No y con gran parte de los que aún le quedan del Sí en el plebiscito.
Aunque Pinzón es tal vez el único de los aliados de Santos que ha mostrado públicamente de forma tan clara su estrategia de triangulación, ante la evidencia de los hechos y las encuestas, no creo que haya sido y vaya a ser el único en utilizarla.
Ahora bien, ¿Qué es lo realmente importante de esto para la inmensa mayoría de los colombianos que no tienen relación con la política y que lo único que quieren es poder vivir en un país libre, seguro y estable política y económicamente que les dé una oportunidad real de cumplir sus sueños y los de sus familias?
En mi opinión, es que empieza a darse un consenso nacional respecto a que el Acuerdo ilegitimo puede y debe ser modificado, tal como Uribe y muchos otros lo hemos afirmado durante meses.
En efecto, Pinzón ahora está diciendo lo mismo, aunque de forma triangulada. Y por como van las cosas, creo que poco a poco él y otros irán diciendo lo mismo que Uribe y otros han advertido no solo durante meses sino años.
Como se ha mostrado en varias oportunidades en este espacio, modificar ciertos aspectos del Acuerdo ilegítimo es fundamental para restablecer el orden constitucional liberal en Colombia, con sus efectos en la dignidad y prosperidad humanas.
Así las cosas, este giro del establecimiento, desde las propias entrañas del presidente Santos, así sea de forma triangulada, es entonces un avance inmenso para volver a unir al país en torno a un asunto positivo para la libertad, la democracia, el Estado de derecho y el progreso en Colombia.
Por otra parte, y sin perjuicio de lo anterior, no dejar quitarse sus banderas políticas es otra tarea clave que los líderes ganadores en el plebiscito deberán resolver. Lo anterior porque dado que ellos son quienes las han defendido valerosa y coherentemente durante años, son ellos, sin lugar a dudas, la mejor garantía que tenemos los colombianos respecto a que las necesarias modificaciones al Acuerdo ilegítimo si se van a llevar a cabo.