La semana pasada, Ecuador se conmocionó por la noticia de que Solca (Sociedad de Lucha Contra el Cáncer en Ecuador) podía cesar en sus funciones, debido a una deuda de aproximadamente US$130 millones que mantiene el Estado ecuatoriano con esta entidad. Solca es una institución emblemática con más de 50 años de fundación, que se mantiene desde sus inicios como una iniciativa privada con fines sociales. Esta institución es reconocida por su ayuda médica en la lucha contra el cáncer y por haber salvado la vida de muchos ecuatorianos que padecen dicha enfermedad.
La deuda que se mantiene se debe a que el Gobierno ecuatoriano no le ha acreditado el rubro del 0,5% de las transacciones de crédito de instituciones bancarias, ni los servicios prestados para los pacientes del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, lo que está provocando el despido de muchos trabajadores. Sus administradores aseguran que, si no les cancelan, la institución se verá obligada a detener sus funciones y cerrarle las puertas a miles de personas que ven en esta institución su única esperanza de sobrellevar el cáncer.
Lo más indignante de esta situación son las declaraciones que ofrecieron funcionarios gubernamentales. El presidente Rafael Correa, durante una rueda de prensa, al ser consultado sobre este tema declaró que le daba lástima que se pregunte algo que “no es interesante“.
La asambleísta de Alianza País Betty Carrillo aseguró que “es un error pensar que los pacientes de Solca morirán si Rafael no transfiere recursos, lo será porque están enfermos”. Luego, durante su habitual sabatina, Correa expresó que “si tanto les está costando ser samaritanos con plata ajena”, que se le entreguen las instalaciones al Estado, que las atendería de “igual o mejor manera”.
El chiste se cuenta solo.
Habría que aclarar que el impuesto del cual Solca obtiene dinero está desde antes de que este Gobierno llegara el poder. Además, el dinero que se recauda por esta vía no depende del Estado, sino de las instituciones bancarias. El rubro de 0,5% por las transacciones de créditos, debió ser recibido por Solca automáticamente, puesto que es una transferencia directa, y el no haberlo otorgado inmediatamente podría suponer una apropiación de fondos por parte del Estado ecuatoriano.
Muchas personas ni siquiera quieren detenerse a pensar lo que ocurriría si esta prestigiosa institución se derrumba por completo. Una entidad cuyo nombre y respeto se ha mantenido por décadas, convirtiéndola en ícono, gracias a su mística, su solidaridad, y a su deseo de seguir salvando vidas de muchos ecuatorianos.
Es risible que para muchos funcionarios del Gobierno este tema no sea de vital relevancia. Ya no se puede caer más bajo, pero de alguna forma las autoridades cavan más y más profundo. ¿Cómo se puede permitir esto? ¿Cómo puede un funcionario tener tal hipocresía y tratar de obviar este tema? ¿Por qué no le llegó el monto adeudado a tiempo, cuando se supone que es una transacción que debería realizarse automáticamente?
¿Qué daño les hizo Solca para merecer esto? La impotencia es tan grande que quisiera ya despertar de esta horrible pesadilla
Si alguien piensa que entregarle esta institución al Estado conllevará un mejor funcionamiento de la misma, que observe las instalaciones de los hospitales públicos, la escasez de medicinas, y los sueldos atrasados de los trabajadores. Entonces, ¿de qué están hablando los funcionarios del Gobierno?
Cancelen lo adeudado y no perjudiquen las miles de vidas que dependen de esta institución. No les quiten la esperanza de vivir a muchos padres, madres, hijos, nietos que intentan luchar con todas sus fuerzas para vencer a este demonio. Es inaudito pensar que esta gran iniciativa privada vaya a cerrar por culpa del Estado.
Señor Presidente: este tema es muy importante, y pase lo que pase, el pueblo ecuatoriano no olvidará el atropello que se está cometiendo contra la salud de muchos hermanos.
Me hierve la sangre mientras escribo esto. Mi mente aún no quiere creer lo que está sucediendo. Después de casi una década de “revolución ciudadana”, uno pensaría que ya lo ha vivido todo, pero luego el Gobierno vuelve con más arrogancia, prepotencia y ridiculez.
¿Qué daño les hizo Solca para merecer esto? La impotencia es tan grande que quisiera ya despertar de esta horrible pesadilla.
Es irónico que el escudo de Solca sea el de un caballero luchando contra un dragón. Pues esta vez, el dragón es el Gobierno de Correa, y ojalá que estos hombres y mujeres valientes sean capaces de destruirlo.