EnglishLa violencia en el fútbol se ha vuelto una némesis que se ha infiltrado en este deporte y no se espera que se acabe pronto. Niños, jóvenes, adultos; no existe límite de edad para entrar al mundo de las barras bravas y con tan solo un paso, olvidar que el fútbol es diversión, y que cuando las pasiones gobiernan el raciocinio humano, estos se convierten en el ser hobbesiano que no respeta los derechos de nadie.
La ONG Salvemos al Fútbol reporta que solo en Argentina, durante el último siglo, 307 personas han fallecido por la violencia en el fútbol, de las cuales 62 murieron en los últimos cinco años.
Enrique Ghersi, analista económico del Derecho, director de Centro de Investigación y Estudios Legales (CITEL), y académico adjunto del Instituto Cato; reflexiona con PanAm Post acerca del origen de este problema, sus repercusiones en todos los ámbitos del fútbol, y expone su propuesta para finalmente erradicar la violencia dentro del deporte más popular de América Latina, y el mundo.
¿Por qué el problema de las barras bravas se ha acrecentado en los últimos años?
Es una consecuencia de la indefinición de los derechos de propiedad en el fútbol. Mientras que en otros deportes está muy claro quien es el propietario, en el fútbol lamentablemente los clubes no tienen dueño, salvo algunos casos excepcionales en general en que los clubes tienen dueño porque pertenecen a una persona o a una sociedad anónima.
Sin embargo, en la inmensa mayoría de los casos, los clubes de fútbol no tienen propietario; son lo que los abogados llamamos sociedades de personas, grupos de gente que se reúne con un fin no comercial, no lucrativo, de promover el deporte. Esto crea una situación de indefinición: cuando una entidad no tiene dueño se produce inmediatamente un problema económico denominado el de la tragedia de los comunes, en donde el bien tiende a sobreconsumirse y a decaer.
Eso, exactamente, es lo que pasa con los clubes de fútbol. Como no tienen dueño, nadie responde por ellos, y se hacen del control de club los grupos dirigenciales que tienen el respaldo de los hinchas violentos, en este caso las barras bravas actúan como ejércitos privados de los dirigentes del fútbol. Este problema no solamente existe en los clubes, ha contagiado hasta a la FIFA. Mira los grandes escándalos de corrupción que existen en el fútbol actualmente.
¿Es justo culpar a los clubes de fútbol acerca de este problema?
Bueno, de alguna manera es una consecuencia, si los clubes tuvieran propietario este problema no se presentaría. Mira lo que sucede en otros deportes, el único deporte en donde hay barras bravas es el fútbol. Ningún otro, inclusive en el rugby, pariente del fútbol, no hay barras bravas, nadie quema los estadios de rugby, ni del fútbol americano, ni de básquetbol, ni de voleibol ni de hockey, solo hay violencia en nuestro fútbol.
¿Por qué? Porque los clubes de hockey, los clubes de básquetbol, los clubes de rugby tienen propietario; en el caso de los clubes de fútbol, lamentablemente no existe el propietario, al no haber propietario las barras bravas se convierten en dueñas del club, los procesos de exclusión se producen por la violencia y eso crea un sistema de perversión de incentivos que es el que termina destruyendo no solamente el espectáculo, sino físicamente la seguridad en los estadios.
¿Qué piensa acerca de las medidas tomadas en algunos países como la de prohibir barra visitante en los estadios o de multar económicamente a los clubes por la violencia de las mismas?
Ninguna ha sido muy efectiva, en realidad de todas las políticas de combate contra las barras bravas, la mas efectiva ha sido la de los ingleses, que ha sido estrictamente policial. Lo que los ingleses hicieron fue encargarle a la policía británica, de una tradicional eficiencia, el control de las barras bravas, y lo que se hizo en el caso inglés fue simple y llanamente detener a los cabecillas. Lo que hacían en las comisarías en Inglaterra, el comisario invitaba muy amablemente a ver el partido de fútbol a los dirigentes de la barra en su oficina, impidieron físicamente el acceso de los cabecillas a los estadios.
Esa experiencia muy británica no se ha podido reproducir en otros lugares, en algunos países como en Argentina quisieron establecer un mecanismo de control mas elaborado,y por ejemplo cuando había incidentes de violencia le daban los puntos al equipo rival: lo que empezó a pasar en los estadios de fútbol en Argentina es que los barristas se disfrazaban de barristas del contrario para incendiar el estadio, porque esa era una manera de conseguir los puntos que su equipo había perdido en la cancha.
Entonces esos métodos a mi no me parece que al final solucionen el problema, creo que hay que atacarlo de raíz y la fórmula es legislativa, iniciar una modificación legal para permitir asignar derechos de propiedad sobre los clubes de fútbol.
¿Qué propone para acabar con este problema?
Propongo un cambio legislativo donde se favorezca la conversión de los clubes en sociedades anónimas deportivas, de tal manera que los clubes tengan un propietario.
¿No cree que los hinchas, socios y directivos estarían en contra de la privatización de los equipos?
Bueno, los clubes ya son privados, no se podría decir que se esta privatizando los clubes, lo que se estaría diciendo es que se crea una estructura definida de los derechos de propiedad. Hoy en día los clubes son organizaciones privadas, pero sin dueño, son de nadie, son tierra salvaje, donde el mas fuerte se apodera del club. La manera de poner fin a eso, es estableciendo una estructura de los derechos de propiedad donde se impida que la violencia sea la que defina quién va a manejar el futuro y a regir el presente de los clubes de fútbol.