Del resultado electoral en Colombia depende la velocidad y el tipo de transición a la democracia en Venezuela, estando Miraflores ocupada por hampones la pregunta clave es sobre quien y cómo va a llegar el próximo ocupante de la Casa de Nariño.
Esto es una obviedad porque claramente al mantenerse el rumbo trágico de empobrecimiento y tiranía, la estampida venezolana hacia Colombia será mucho más dolorosa y terrible, el desenlace inevitable para contener semejante locura será una intervención militar que permitirá a los venezolanos liberarse del yugo de un grupo mafioso que se apoya en la presencia invasiva de otros países como Cuba, Irán, Siria.
Lo de Venezuela no es nuevo, la izquierda latinoamericana ha sido esencialmente quintacolumnista, es decir, ha actuado como expresión local y brazo representativo de procesos geopolíticos más grandes, especialmente en la lógica del comunismo internacionalista. Prueba de eso es que en Colombia tuvimos una diversidad de guerrillas que obedecían a influencias dispares, las Farc a Moscú, el EPL a Pekín, el ELN a La Habana, y la que menos el M-19, pero igual intentaba jugar a las alianzas internacionales.
Gustavo Petro responde por supuesto a esa tradición quintacolumnista de la izquierda colombiana que quedó huérfana de referentes geopolíticos después de la caída del Muro de Berlín.
Algunos hablan de la voluntad de paz de los dirigentes de esa guerrilla, otros de los golpes militares y algunos de la creciente participación del narcotráfico en la dinámica revolucionaria de finales de los ochentas y las consecuencias de enlodar con mafia los ideales políticos como factores de su desmovilización, quizás en distinto grado y dependiendo de cada uno de los comandantes, los había más marxistas y otros más socialdemócratas, sin embargo lo cierto es que no habría desmovilización del “eme”, ni Constitución de 1991 en Colombia, sin el colapso de la Cortina de Hierro en 1989.
Gustavo Petro ha recibido casi toda la atención en estas elecciones y con razón, su cinismo cómplice con la tiranía en Venezuela merece quedar bien grabado en el oprobio electoral latinoamericano. Se le podría perdonar cierto error intelectual al principio de la era del socialismo del siglo XXI, pero a medida que el desastre fue cada vez más evidente e inhumano su apoyo se hizo más miserable y ruinoso. Así que es obvio que reciba atención su rol en las elecciones, además en redes sociales ha recibido apoyo de los simpatizantes de los gobiernos que quieren demorar hasta el último momento la intervención militar mientras siguen aprovechándose de un país en desaparición.
El problema es que centrar el tema en Petro oculta especialmente a los venezolanos otras cosas que también están pasando en las elecciones y que pueden estar enviando señales mucho más esperanzadoras.
Marta Lucía Ramírez y Claudia López, las vicepresidencias anti-Maduro
Los latinoamericanos que siguen el debate electoral colombiano no tienen porque hacerle seguimiento a todos los hechos del debate electoral y, claramente, el que los candidatos presidenciales concentren su energía en ganar el voto de los colombianos no facilita el que se haga una mejor lectura sobre los efectos más profundos de otras dinámicas que se han reflejado en esta campaña. La más contundente es la gran alianza que forjaron los expresidentes Alvaro Uribe y Andrés Pastrana de la que salieron como dupla ganadora Ivan Duque y Marta Lucía Ramírez que incluso podría vencer en primera vuelta.
Los venezolanos tienen demasiadas pruebas de la labor que tanto los expresidentes como la fórmula presidencial han realizado en favor de la salida de la tiranía del socialismo del siglo XXI. Y no sería descartable que gran parte de la coordinación de las relaciones internacionales en el eventual gobierno quede en manos de Marta Lucia Ramírez, sus conocimientos en comercio internacional, geopolítica y tecnología serían una ventaja en esa área. Por eso es que es importante recordar que en la visita a Venezuela que Ramírez realizó este año su interlocutora fue Maria Corina Machado, líder de Vente Venezuela, y parte fundamental de Soy Venezuela, la coalición de oposición más clara, coherente y radical sobre la salida de Maduro y sus cómplices.
Pero a Marta Lucía Ramírez se le suma también Claudia López, la candidata vicepresidencial de Sergio Fajardo. El ex-gobernador de Antioquia es un hombre de centro izquierda, tecnócrata, intervencionista y con una alianza con un partido proteccionista como es el Polo Democrático. Por eso es mucho más importante la gran labor de solidaridad democrática que Claudia López, que viene de la Alianza Verde, ha realizado desde hace varios años con la oposición venezolana, incluida, por supuesto, Maria Corina Machado.
En recientes declaraciones, la misma López ha sido contundente en sus criticas a la relación de Gustavo Petro con Hugo Chávez y el mismo Nicolas Maduro, una posición que le ha generado muchas malas reacciones del petroll center, pero que es fundamental reconocer para crear el más amplio consenso de opinión frente a una eventual operación en Venezuela.
En la eventual coordinación diplomática que se tiene que realizar para liberar militarmente a Venezuela, la experiencia tanto en negociación como en acciones en bélicas de Marta Lucía Ramirez será fundamental. Pero en la labor de validación sobre los estándares de derechos humanos de la operación y el apego a la institucionalidad internacional, así como en la verificación de las condiciones humanitarias que se desarrollen en un proceso posterior, Claudia López puede jugar un rol muy valioso.
Las dos candidatas a la vicepresidencia son claramente anti-Maduro y tienen capacidad de sobra para poner al servicio de una transición a la democracia ante el cada vez más posible escenario de una intervención humanitaria. No hay que olvidar que la misma Claudia López es una académica reconocida y que, independiente incluso de lo que uno puede discrepar de su enfoque, en una misión multilateral de acompañamiento en la reconstrucción de Venezuela sus recomendaciones podrían ser muy útiles.
Juan Carlos Pinzón y la voluntad de liberación militar de Venezuela
Sin embargo, la mayor señal de que la liberación militar de Venezuela ha empezado a prepararse en serio es la nominación de Juan Carlos Pinzón como candidato a la vicepresidencia de German Vargas Lleras. Se puede asumir que la dupla Vargas Lleras-Pinzón es la carta del santismo de closet, de quienes trabajaron y apoyaron el gobierno de Santos y que reconocen que por el momento los efectos políticos del acuerdo de La Habana no les permite hablar públicamente sobre su relación con él. Saben que hablar bien de Santos quita votos y que hablar mal da algunos, así que por el momento se tragan el sapo de la deslealtad, calculada como la de Vargas Lleras o quizás fingida como la de Pinzón.
Santos también seguramente en contra prestación será un vargasllerista de closet, no lo dice públicamente, no lo hace explícito, pero sabe que ahí se encuentra la posible salvación, no solo de sus proyectos, empezando por la negociación con las FARC, sino también de las posibles causas judiciales que emerjan una vez salga de la Casa de Nariño.
Y por eso es importante entender que una ficha tan clave para la continuidad en mayor o menor grado de la obra de Santos, como sería la elección del candidato a la vicepresidencia de Vargas Lleras, no podía pasar sin confirmación del presidente en ejercicio. No fue a Juan Carlos Pinzón al que se le ocurrió ofrecerse como candidato vicepresidencial, mucho menos si uno ve el vídeo en el que le cuenta a sus seguidores esa decisión, trago amargo en el que no hace sino repetir, como para no olvidarlo, que llevará transparencia a la campaña del jefe de Cambio Radical, mostrando impúdicamente su inexperiencia electoral. Lamentaciones que hacen recordar los argumentos con los que antes se casaban las adolescentes virginales con los hombres ricos del pueblo por el bien de la familia.
Sin embargo, si fue una candidatura vicepresidencial a regañadientes, ¿a qué lógica obedecía?. A Juan Carlos Pinzón lo escogió Vargas Lleras no porque le diera voto de opinión, Pinzón era un candidato presidencial del 1%; tampoco porque tuviera organizaciones electorales que lo respaldaran, tiene apoyo entre las familias de los militares pero esos nunca han sido votos de una sola preferencia, menos ahora que con Santos se generó tanta división interna. Y mucho menos dinero, el patrimonio de un funcionario de alto nivel pero no mucho más, entonces ¿por qué un político con tanta cancha como Vargas Lleras escogió a Pinzón?: por Washington.
Juan Carlos Pinzón es el hombre del Comando Sur. La designación de Pinzón como embajador de Washington en la fase final de la negociación con las FARC no fue solamente para separarlo de su posible influencia en las fuerzas militares, que la tiene, ganada a pulso, sino sobre todo para mantener con mejor comunicación a las redes de influencia del complejo cívico-militar que toma las decisiones de seguridad y defensa en EEUU sobre las implicaciones de lo que se venía desarrollando en La Habana; pero también, y sobre todo, lo que estaba pasando en Venezuela.
Puede que Pinzón no tenga experiencia electoral o política pero es uno de los latinoamericanos mejor entrenados y con mayor experiencia en estrategia militar internacional, por eso fue muy revelador que en medio de su esfuerzo electoral denunció al gobierno de Maduro en la OEA por el apoyo que desde Venezuela se le daba al ELN. Como candidato presidencial sin mayores opciones, la prensa no registró el calibre de esa denuncia pero, como el hombre del Comando Sur, ese mensaje no puede pasar inadvertido, menos ahora que entra pisando fuerte una campaña que puede entrar a la segunda vuelta, si la hay.
Con la candidatura vicepresidencial de Pinzón, seguramente con el beneplácito de Santos, Vargas Lleras busca aumentar su favorabilidad en los círculos cercanos a Trump y mandar el mensaje claro de que frente a la opción militar en Venezuela, él mantendría su compromiso poniendo como garante al exministro de defensa. Eso significa que incluso en caso de perder Vargas Lleras-Pinzón los grupos políticos que los respaldan, apoyarían al gobierno Duque-Ramirez si se tuviera que tomar la decisión de una liberación militar de Venezuela.
Las dificultades que tuvo que pasar el mismo Gustavo Petro para encontrar candidata a la vicepresidencia también reflejan la claridad de la opinión pública en condenar la tiranía asentada en Miraflores.
Las voces de las otras candidaturas, especialmente la de Sergio Fajardo – Claudia López, ayudan a crear condiciones de opinión que permitan plantar el “no más” de un proceso inhumano en Venezuela que tiende a escalarse por vía de las víctimas ante tanta indecisión sobre como responder a los victimarios. La decisión ya está tomada… Pinzón lo sabe y lo encarna.