EnglishEl miércoles, los funcionarios colombianos alcanzaron un acuerdo en un punto clave de las negociaciones con la organización guerrillera marxista-leninista más grande de Colombia, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Ambas partes acordaron que las FARC tendrán participación política en Colombia y eventualmente, se integrarán a los procesos democráticos.
El asunto de la futura participación política ha sido uno de los más importantes de la agenda de las negociaciones para la paz, que se transfirieron a La Habana, Cuba, luego de comenzar en Oslo, Noruega, en el año 2012. Otros asuntos adicionales deben continuar a ser tratados en las negociaciones, como el tráfico de drogas, la compensación por las víctimas del conflicto que ya lleva 50 años, y el desarme.
Noruega y Cuba actúan como garantes en las conversaciones de paz, y el diplomático noruego Dag Mylander aclaró que el acuerdo “incluye garantías para la oposición política, medidas para promover la participación ciudadana y contempla la revisión del sistema electoral colombiano luego de firmar el acuerdo de paz final.”
Los críticos de las negociaciones de paz acusaron al gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, quien asumió en 2010, de conceder demasiado al grupo guerrillero, a cambio de pocas concesiones. Su gobierno fue también criticado por permitir a gobiernos extranjeros de tendencia marxista de tener un rol muy importante en un proceso que debería ser un asunto interno de Colombia.
Las imágenes que mostraban a los representantes de las FARc disfrutando cigarros en un barco en Cuba, solo empeoraron la situación en este sentido, llevando a muchos a cuestionar las intenciones de las FARC en las negociaciones. El proceso de paz requiere de ambas partes un alto al fuego, pero otorga en particular a las FARC una audiencia internacional para su ideología y demandas, debido a la cobertura internacional que poseen las negociaciones.
Las FARC son responsables de asesinar 496 civiles solo en 2000, y la estimación sobre las muertes totales durante los 50 años de conflicto oscila entre 50 y 200 mil. Fundadas en 1964, muchas Naciones han definido a las FARC como grupo terrorista – en oposición a ser una fuerza revolucionaria, como ellos buscan mostrarse – incluyendo a Chile, Perú, Estados Unidos, Canadá y Nueva Zelanda, así como la Unión Europea.
El predecesor de Santo, Álvaro Uribe, se opuso a las negociaciones. Ha usado su influencia política para apoyar a Oscar Iván Zuluaga, quien se prepara para competir por la presidencia contra Santos. Uribe pasó buena parte de su mandato (2002–2010) intentando derrotar a los grupos guerrilleros colombianos, incluidas las FARC y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Mientras las conversaciones en Cuba se miran con optimismo, muchos que han seguido las negociaciones pasadas de Colombia con el grupo poseen motivos para preocuparse. Las conversaciones de paz durante la administración de Andrés Pastrana Arango en 1999 estaban conduciendo a la declaración de una zona segura del tamaño de Suiza, tanto para las FARC como para el ELN. Pero las conversaciones luego se interrumpieron y los críticos aseguran que la guerrilla fue más fuerte luego de las negociaciones.
Luego del anuncio, el presidente de Colombia Santos expresó a través de Twitter su esperanza sobre el éxito del proceso de paz.
Situación del proceso hoy es de avance. Nunca antes se había llegado tan lejos en el camino para terminar el conflicto #ProcesoDePaz
— Juan Manuel Santos (@JuanManSantos) November 7, 2013
Recientemente, ha habido rumores que aseguraban que el Presidente suspendería las charlas debido a la falta de progreso. Muchos creían que este supuesto fracaso afectaría su carrera por la Presidencia en Mayo de 2014. De todas formas, luego del anuncio del miércoles, declaró que mientras hubo rumores de interrupción de las negociaciones, el gobierno no pensaba en finalizarlas. “Continuaremos incluso con más energía”, aseguró.
Las partes están ahora en un receso de diez días antes de regresar a discutir el siguiente punto de la agenda: tráfico de drogas.
Traducido por Sofía Ramirez Fionda.