
Detrás de un podio aparece un profesor de voz meliflua, con gafas, ordenadamente trajeado. Pausadamente habla de las bondades y defectos de un candidato, haciendo un estudio de personalidad afincado en el carácter. El hombre del que habla es un personaje difícil, terco, poco dado a la crítica y a las pausas ejecutivas.
Indudablemente habla de Donald Trump. El profesor Klingenstein lo define no como el mejor, pero sí como el más adecuado de los líderes para los tiempos que corren. Establece en su discurso que existen unos límites para el proyecto de un país (fundado por hombres prácticos e ilustrados) y dibuja un marco en el cual los enemigos de ese país (de dimensiones continentales) están ganando espacio en la propia opinión y acciones de sus habitantes.
Enumera una serie de atributos casi listados como virtudes cardinales: valentía, sentido común, compromiso por el país. Lo dibuja como un individuo sin culpas, diametralmente opuesto al movimiento Woke. Destaca que la cultura americana es increíble y que defiende el tan mentado: “American Way Of Life”.
Revisa el uso político del racismo desde la vocería del partido demócrata. Distingue una tensión esencial: Trump es el hombre que lleva adelante la filosofía práctica del republicanismo versus Joe Biden, quien resultaría ser alguien manejado por un movimiento (y detrás de éste) una agenda internacional.
El profesor Klingenstein, director del Claremont Institute, realiza toda una inspección al estilo político de Trump; y así como en su tiempo los escritores de El Federalista efectuaban adendas a la Constitución Norteamericana (sirviendo a la vez de exégetas, pie de páginas, hermeneutas y extensiones del espíritu político de su tiempo) hoy este “trumpólogo” radiografía los cómos y los por qué.
Si en el pasado se veían y preveían las posibilidades reales de la ley y la jurisprudencia frente al poder y el afán de autopreservación de la república, hoy ésta lectura habla del líder que visibiliza un proyecto de vida que suma 244 años. Si tuviéramos que sintetizar lo que actualmente ocurre; diríamos que 1776 lucha contra 1871. Es una nueva revolución Americana plantando cara a una nueva Comuna de París.