El 9 de noviembre de 2020 el Congreso del Perú destituyó al encargado de la presidencia Martín Vizcarra Cornejo, por motivos de incapacidad moral permanente, al comprobarse corrupción y mentiras. Vizcarra, quien se vacunó en secreto junto a su hermano y familiares, accedió a la presidencia luego de la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski (PPK), acusado también de corrupción al favorecer a la empresa Odebrecht.
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Vizcarra confabuló para obligar la renuncia de PPK, y una vez encargado de la presidencia gobernó con la izquierda, iniciando una estrategia de ataques sistemáticos a los poderes del Estado, con ayuda de la prensa la cual recibía dinero por medio de publicidad estatal. El objetivo de Vizcarra era controlar el Poder Judicial, Ministerio Público y más importante el sistema electoral; JNE, ONPE, RENIEC. El Ministerio Publico no lo dejaba tranquilo por unos sobornos solicitados cuando era gobernador Regional de Moquegua, procesos sólidos en donde los que sobornaron se acogieron a colaborar y confesar su delito.
Posteriormente, Vizcarra, utilizando la estrategia del Foro de Sao Paolo aplicada antes en otros países, Bolivia por ejemplo, inició una supuesta “lucha contra la corrupción”, ejecutando un micro golpe de Estado, contra el Consejo Nacional de la Magistratura, organismo constitucional encargado de seleccionar jueces, fiscales y nombrar titulares del sistema electoral. El CNM también destituye, organismo con mucho poder, pues sirve en malas manos para dominar el Estado y un país. Vizcarra intervino el CNM, le cambió de nombre a Junta Nacional de Justicia y eligió sus integrantes a dedo, algunos relacionados a la mafia Odebrecht, y los demás ideológicamente motivados por el comunismo.
Una vez ejecutado este micro golpe de Estado contra la CNM y dominado el sistema electoral, Vizcarra ejecutó otro golpe de estado, esta vez disolviendo el congreso ilegalmente y convocando a elecciones para elegir uno nuevo, pero con el sistema electoral a su favor. El nuevo congreso fue una sorpresa, todos de izquierda menos Frepap y el Fujimorismo, pues Vizcarra también prohibió la reelección congresal, de esa forma se deshacía de políticos profesionales. Elecciones extremadamente raras, donde los favoritos no ganaron, y los votos para los ganadores aparecieron del aire. Ese mismo congreso, sin embargo, ejecutó juicio político y destituyó a Vizcarra por incapacidad moral, cercado por su propia corrupción.
Aquí no termina esta historia, más bien es el principio de la estrategia del Foro de Sao Paolo. El presidente del Congreso, Manuel Merino, asumió la presidencia, de acuerdo al mandato de la Constitución del Perú, e inmediatamente el mismo Estado peruano junto con la izquierda local e internacional organizó un golpe de Estado. En plena pandemia, en estado de emergencia impuesto por el propio Vizcarra, las universidades enviaron a sus alumnos a marchar, el slogan era “Merino no me representa,” y la prensa adicta al dinero estatal alimentaba los ánimos de las protestas buscando muertos, inventando desaparecidos y amenazando a los congresistas.
El comunismo corporativo también se unió al golpe de estado, al igual que las Fuerzas Armadas que con su silencio apoyaron. Desde el exterior las ONGs exigían renuncia de Merino, hasta que se produjeron dos muertos y Merino renunció, no duró ni una semana. El Foro de Sao Paolo ganó, y la segunda etapa del golpe empezaba a ejecutarse, el Congreso tenía que revertir la vacancia de Vizcarra y devolverle la presidencia, o elegir nueva mesa directiva cuyo presidente seria el nuevo presidente del Perú.
Aquí sucedió algo extraño, que no se ha explicado, la izquierda prohibió a los parlamentarios que votaron por la vacancia de Vizcarra postular a la mesa directiva, de 130 congresistas 105 votaron por la vacancia a ellos se les prohibió participar. No existe explicación hasta el momento como fueron obligados, el golpe de estado se consumó con la elección de Sagasti, un globalista de izquierda, que estuvo un año en la presidencia y convocó a elecciones en donde fue elegido Pedro Castillo, elecciones fraudulentas.
El 7 diciembre de 2022, Pedro Castillo, después de diecisiete meses en la presidencia, y con varias investigaciones en su contra por delitos de corrupción, en donde sus colaboradores de confianza lo delataron, anunció en mensaje a la nación televisado el cierre del Congreso, reorganización de Poder Judicial, confiscación de armas de uso personal, asamblea constituyente, entre otros. Ejecutó un golpe de estado que no recibió el apoyo de las FFAA en su hora decisiva, luego el Congreso lo destituyó por incapacidad moral. Inmediatamente el Foro de Sao Paolo comenzó a ejecutar la estrategia que utilizaron en Colombia, Ecuador, Bolivia y Chile, y que les dió resultado, generar caos con violencia y muertos con estrategia de revolución molecular, grupos pequeños atacando los símbolos del estado en varios lugares del país.
En Bolivia, la aplicaron después de la destitución de Evo Morales y su huida, exigiendo elecciones inmediatas, con un sistema electoral fraudulento que les aseguraba ganar. Y eso es lo que sucedió, el partido de Evo, el MAS volvió al poder después de un año y con el Evo el Cartel del Chapare. La presidente interina, Jeanine Añez fue sentenciada a 10 años de prisión ilegalmente. Es que el comunismo no perdona a sus enemigos, los aniquila. En Chile, la misma estrategia, con la complicidad del entonces presidente Sebastián Piñera, que no permitió a la policía cumplir su deber a cabalidad, aceptando asamblea constituyente y entregando Chile al Foro de Sao Paolo. Piñera es el referente de la “derechita cobarde,” que no se compromete, que no se sacrifica.
En Perú el Foro utiliza la misma estrategia, violencia atomizada, apoyada por actores externos; Maduro, AMLO, Petro, Arce, Evo, la prensa del comunismo corporativo y las ONG globales, el objetivo es no perder control del estado para continuar saqueándolo, a la vez que exigen asamblea constituyente y adelanto de elecciones. De acuerdo a ley Dina Boluarte, vicepresidente de Castillo tiene que gobernar hasta el 2026, y cualquier adelanto de elecciones tiene que hacerse con aprobación del congreso.
El sistema electoral creado por Vizcarra Cornejo no otorga garantías para organizar ninguna elección, evidencia de mi afirmación existen. Para cualquier elección futura en Perú se tiene primero que anular las reformas realizada por Vizcarra Cornejo, anulación de la ley electoral y de partidos políticos es indispensable, así como retornar al Consejo Nacional de la Magistratura.
Hasta el momento el país resiste el ataque del terrorismo urbano, la población apoya a las FFAA y Policia Nacional, exige estado de derecho y que se persiga a los revoltosos a los cuales califican como terroristas. Adelanto de elecciones con Dina Boluarte como presidente es una trampa que llevará al Perú a la guerra civil. Boluarte es de la misma línea que Castillo, quiere cambiar la constitución y nacionalizar las industrias. Desde el Perú se va a derrotar al comunismo en Hispanoamerica, no tengo la menor duda, el comunismo es nuestra maldición.