Defino ingeniería social como una técnica de publicidad dirigida a cambiar el comportamiento del individuo mediante el control de la información. Siendo directo, la ingeniería social es un fraude, puede sumir en pánico a cientos de millones de personas, temerosas, por ejemplo, de un virus que viene de un murciélago y mata por contacto, este es un mensaje falso, sin embargo, se asume como real porque es enviado por una “autoridad,” y luego se obliga a aceptar como verdad universal e irrefutable. Al que la niega se le castiga. Este ejemplo de ingeniería social fue tan efectivo que los individuos exigían protección al Estado, que son los funcionarios públicos y los políticos de turno. Los cuales reaccionaron de la única forma posible que el Estado reacciona para proteger; suprimiendo derechos y libertad. El mensaje del Estado es; te doy protección a cambio de tu libertad. Cientos de millones de personas, moldeados por este diseño de ingeniería social exigían al Estado que los encerrase y sobre todo que encierre al vecino. El éxito de esta ingeniería fue increíblemente alimentado por la bestia internet, no obstante, la disidencia fue también exitosa, se marcó una línea.
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Hubo un periodo en la historia de la civilización en que prácticamente todo el continente americano era un solo país, incluyendo territorios al otro lado del océano, no existía por lo tanto el llamado “problema cultural,” pues todos eran cristianos, hablaban español y mestizos. El concepto moderno de cultura no existía, mas si la tradición, siendo esta mucho más fuerte como rasgo para definir una población. La tradición, por consiguiente, tiene mas arraigo que la llamada cultura, si es que la cultura realmente existe.
Este territorio, inmenso, el mas grande nunca antes desarrollado, era la hispanidad, la monarquía española, en donde nunca se ponía el sol, empezaba en la Patagonia y terminaba en Alaska. Un hispano de Moquegua, por ejemplo, podía caminar hasta California sin necesidad de pasaporte, o mudarse a vivir a la ciudad de México, si lo deseaba, jamás hubiese podido pensar en el “choque cultural” de ir a vivir a una ciudad en donde las tradiciones son las mismas, y la matriz de la tradición es el idioma español y la cristiandad.
Este amplio territorio que vivió en paz, libertad y bonanza se atomizó con las mal llamadas guerras de independencia y la inmediata aplicación de ingeniería social de nuestros enemigos. No se puede hablar de independencia de México, si México no era un país, mas si parte de un imperio. Lo mismo se aplica al Perú, Chile, Argentina, Colombia y los demás reinos que se independizaron de España. Nuevamente, no es posible que Chile se independice de España, si Chile no existía como un país, más bien Chile era España, y los ahora llamados chilenos, eran españoles o cristianos. Con las guerras de secesión en las Américas comienza la aplicación de ingeniería social, la cual no ha terminado y continúa desarrollándose con el indigenismo. La ingeniería social introdujo el concepto de identidad nacional, la búsqueda y la forja del significado de ser peruano, por ejemplo, y de la nación peruana, esa es una búsqueda falaz puesto la identidad del peruano es la hispanidad, definida por el catolicismo y el idioma español. Sin embargo, se inventa la identidad peruana en el indigenismo, en periodos pre hispánicos en donde no se hablaba español y todos eran esclavos. Y se busca al indígena, al indio, que no existe pues todos son mestizos, en el ande, en donde los peruanos visten como españoles del siglo XVI, son tradicionales y católicos.
La ingeniería social que se aplica en la hispanidad nos dividió y nos divide. Las fronteras de los países imaginarios se pelean por la propiedad del pisco, un aguardiente de uva, por el origen del charango, por una danza o un alfajor, batallas absurdas; jamás se enseña en las escuelas mucho menos en las universidades, que todo el continente era un solo país, eso se ha olvidado y cambiado por las nacionalidades. Que hubiese sido de la hispanidad si no nos hubiésemos dejado dividir, y que seria si nos volvemos a unir, solo basta para ello que uno se declare hispano.
El indigenismo desarrollado en las universidades de los Estados Unidos y Europa es la continuación de la aplicación de la ingeniería social, ya no se estudia los trescientos años de nuestra historia española, un periodo de bonanza y paz, en donde Lima y México eran las ciudades mas ricas del mundo, al igual que Potosí en Bolivia. Lo que intentan es rebuscar y reconstruir en base a la especulación pura un pasado indígena idílico, y rescatar territorialmente las naciones indígenas inexistentes, creando una mayor confusión y continuar la destrucción de la hispanidad y cristiandad. La realidad es que no hay indígenas en las Américas, lo que hay son mestizos con tradiciones españolas del siglos XVI, esas son las tradiciones que se observan en los andes de Perú y Bolivia, la vestimenta, las fiestas religiosas, las bodas, la propiedad, el comercio y la tauromaquia son hispanas, jamás indígenas, pero se ha mentido en las escuelas y a estas tradiciones católicas de las llama ahora folklore, es vocablo es inglés, eso nos da una pista sobre el enemigo que nos aplica su ingeniería social.
Nuevamente, para rescatarnos a nosotros mismos y terminar con ese sentimiento de inferioridad que nos han introducido, con la mentira de que la madre patria España es mala y genocida, hay que proclamar la hispanidad y reconocer que nosotros somos España, esa proclama es la osadía que nos librará del mal. Tarea difícil, solo para los atrevidos, es como proclamar en 2020 que el virus se cura en la casa y no es mortal.