Que sus votantes son motoqueros de Rappi, que capitaliza cierto malestar social y que sus seguidores son ignorantes son algunas afirmaciones de la izquierda argentina y los macristas ante la irrupción de Javier Milei. En Chile utilizan el “facho pobre” o “idiotas de frentón”, cuando no se vota por la izquierda.
Con 40 % de pobreza y subiendo, una permanente hiperinflación, Argentina no posee forma alguna de pagar al Fondo Monetario Internacional su actual deuda. Esto sumado a una presión fiscal alrededor de 70 % y un altísimo porcentaje de personas en la informalidad. La otrora potencia y granero del mundo, con la capacidad de alimentar a 400 millones de seres humanos, es un país inviable, gracias al peronismo, socialismo y el gradualismo de Mauricio Macri.
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¿Milei podría ser presidente? Alberto Fernández, que es un incompetente, lo es. Cristina Fernández también lo fue. Y así podría enumerar una cantidad no menor de impresentables.
¿Cómo no podría ser Milei presidente? Posee las competencias necesarias para sacar a Argentina del subdesarrollo donde está sumido: no es corrupto, es patriota y es un tremendo economista técnicamente.
El fenómeno de Milei se da principalmente porque acompaña los datos con la emoción. Javier pone pasión en lo que hace, le molesta de verdad la situación actual y va de frente al todo o nada. No es como los típicos libertarios o derechas que solo ven desde la comodidad de los datos, y ver si salen electos o si no, se preocupan de mantener su patrimonio. La izquierda siempre apela a la emoción, ya que los datos siempre le juegan en contra.
Javier Milei va camino a la Casa Rosada y ya adelantó que no es una candidatura testimonial. Si va, va en serio, y será una opción competitiva. Con un programa pensado en los argentinos productivos, en quienes necesitan ayuda, con una moneda estable como el dólar y un control del gasto inédito en los últimos 50 años de la casta política. Con Milei se tendrán que ajustar los políticos, no los argentinos, decir lo contrario es mentir.
La batalla es moral, ya no es cultural ni intelectual. El robo contra el esfuerzo, la libertad versus la servidumbre, el orden contra la anarquía y la prosperidad frente a la pobreza.
Volver a hacer grande a Argentina, ese es el grito de libertad que se enciende en los adherentes de Javier en Argentina y en América Latina. Si despierta Argentina, luego puede despertar Chile, Perú, Colombia, Bolivia y tantos otros países infectados de socialismo.