English¿Cuál es el objetivo de las movilizaciones sociales? Históricamente, éstas sirvieron como un mecanismo para que individuos rechazaran los excesos de poder y lo limitaran; así como una forma para luchar para extender sus libertades. Aunque en la actualidad persisten ejemplos de este tipo de movilizaciones; pareciera ser que los ciudadanos han decidido movilizarse para exigir Estados menos limitados.
En los últimos días, Ucrania puede ser el mejor ejemplo de las movilizaciones del primer tipo. Sus ciudadanos se han volcado a las calles para rechazar la decisión de su presidente, Víctor Yanukóvich, de negar una mayor integración con la Unión Europea y de preferir, al contrario, una subordinación a los dictámenes de Rusia. Así, lo que estos manifestantes pretenden es, por un lado, avanzar en su derecho a una mayor libertad económica y, por el otro, rechazar el imperialismo ruso.

Fuente: Diario Progresista.
Aquéllos que vivieron tantas décadas bajo gobiernos totalitarios, tutelados y protegidos por la entonces Unión Soviética, son los primeros en valorar cualquier conato de liberalización de su país. Por ello, deciden luchar por cualquier posibilidad de retroceso en lo que han ganado desde la caída del régimen soviético.
En otras regiones, al contrario, las movilizaciones han servido como una forma de presionar para construir estados no limitados, populistas y cuyos excesos en el ejercicio del poder no se harán esperar. El ejemplo más reciente fueron las manifestaciones de la semana pasada en Bogotá, Colombia.
En este espacio discutí algunas de las implicaciones que podría tener la destitución del actual alcalde de esa capital. Las grandes manifestaciones presentadas en respaldo al alcalde Gustavo Petro, hicieron que esta medida lo convirtiera en un mártir de la izquierda.
Lo peor es que estas movilizaciones han sido un medio para que los bogotanos exijan menos libertad y más Estado. Por un lado, es preocupante que hayan sido convocadas por el mismo Alcalde; por lo que su único objetivo es defender el cargo de su líder. Son movilizaciones aupadas desde el Estado, con el Estado y para el Estado, al mejor estilo de cualquier régimen totalitario.
Por el otro, están defendiendo un tipo de gobierno paternalista, basado en la exaltación de la lucha de clases, la estatización de los servicios (como el de la recolección de basuras) y las restricciones a las libertades individuales (como la prohibición de las corridas de toros o del porte de armas). Si no tuviera estas características, seguramente los ciudadanos bogotanos no tendrían interés alguno en apoyarlo.
Lo peor es que éstas no han sido las únicas movilizaciones para exigir una mayor restricción de libertades. En Colombia, agrupaciones de todo tipo han luchado para defender sus intereses particulares, exigiendo una mayor dependencia del gobierno, ayudas estatales o restricciones a la libertad comercial (como en el sector agrícola) o de empresa (como en el caso del sector salud).
A diferencia de los ciudadanos de Ucrania u otros estados postsoviéticos, los colombianos no valoran su libertad porque la dan por sentado. Tal vez, esto también se deba a que en Colombia hemos optado por mediocridad sobre una meritocracia. Irónicamente, esta libertad restringida es manipulada por sectores privilegiados y una élite dominante.
Como van las cosas, la balanza parece inclinarse hacia un modelo en el que la libertad cada vez tiene menos importancia. Los colombianos parecen querer que el Estado sea el medio para alcanzar sus objetivos económicos y el único capaz de garantizar el bienestar material. Sin embargo, parece que no han entendido que al renunciar a su libertad individual, están preparando la ecuación perfecta para la pobreza material y la angustia espiritual.
¿Para qué las movilizaciones sociales? Ojalá que en un futuro cercano no sean para evidenciar los errores de algunas sociedades. Temo que se conviertan en un medio de rechazo a la libertad para alcanzar ideales como la seguridad material y la construcción de una sociedad perfecta; manejados por el autoritarismo de quienes se muestran como mandatarios benevolentes.