EnglishMito #1: Terminar el embargo de los Estados Unidos desacredita las excusas de Castro sobre sus propios fracasos
1) El embargo no es la causa de los problemas de Cuba. La raíz del problema está en su sistema económico fallido que no promueve la productividad y creatividad. Como las economías de Europea del Este bajo el comunismo, el desastre económico de Cuba tiene que ver con su sistema, no con las políticas de Estados Unidos.
2) Si terminara el embargo, los hermanos Castro continuarán reclamando que los Estados Unidos le debe a Cuba US$40-US$50 mil millnes por los daños causados por el embargo. Si los Estados Unidos le pagase a Cuba esa cantidad, Castro reclamaría por los daños ocasionados por la ocupación de Estados Unidos de Cuba (1899-1902) y así sucesivamente.
3) La mayoría de los cubanos no cree que el embargo sea el causante de sus problemas económicos. En vez de seguir repitiendo esa falsedad, los políticos estadounidenses tendrían que intentar convencer de lo contrario a los cubanos.
Mito #2: Terminar el embargo mejorará las relaciones internacionales entre los Estados Unidos y América Latina
1) Cuba no es el tema principal que divide a Estados Unidos y América Latina. La política de drogas, migración, propiedad intelectual y diferencias ideológicas sobre Venezuela son más importantes en la agenda latinoamericana.
2) Terminar el embargo unilateralmente tendrá poco efecto en la solución de los problemas mencionados previamente, más bien, creará nuevos. Una gran afluencia de turistas de los Estados Unidos a Cuba traerá efectos nocivos a las economías del resto de las islas del Caribe; también sería contrario a la política estadounidense en América Latina, que ha enfatizado la democracia y el respeto a los derechos humanos durante las últimas cuatro décadas; y aceptaría una dictadura militar en Cuba y condenaría a los cubanos a más años de represión y miseria.
3) Terminar el embargo unilateralmente hará poco para cambiar el antiamericanismo de los hermanos Castro y su apoyo a Venezuela, Irán, Rusia y a los grupos terroristas alrededor del mundo. El general Raúl Castro no quiere renunciar a estos vínculos a cambio de inciertas relaciones con los Estados Unidos.
Las reiteradas declaraciones públicas que ha ehcho General Raúl Castro sobre su deseo de negociaciar con los Estados Unidos tienen motivaciones políticas yestán dirigidas a las audiencias de Norte América y Europa. Particularmente, Castro cree que la “correlación de fuerzas” en los Estados Unidos son tales que el Congreso levantará la prohibición de viajes y el embargo unilateralmente sin que Cuba tenga que hacer ningún tipo de concesión.
Las aperturas serias a la negociación no se emitiden desde la plaza, sino que son llevadas a a cabo a través de las vías diplomáticas normales abiertas para los cubanos. Estas avenidas nunca se han cerrado, prueba de ello es el acuerdo de migración y el tratado anti-secuestros entre los Estados Unidos y Cuba. En el pasado, tanto las administraciones democráticas como las republicanas han establecido conversaciones con oficiales cubanos y establecido pasos serios para normalizar la situación, pero han sido rechazadas.
El problema no radica en negociaciones o pláticas. Tiene que existir disposición de parte de las autoridades cubanas para ofrecer concesiones reales en el área de derechos humanos, apertura económica y política, así como cooperación en temas de antiterrorismo y legislación antidrogas para que los Estados Unidos modifiquen sus políticas.
Los Estados Unidos, como muchos otros países, no va a ceder en materia de políticas públicas sin que exista una correspondencia sustancial. Solo cuando los Castro estén dispuestos a ofrecer mayores concesiones no solo a los Estados Unidos, pero aun más importante, hacia los cubanos, los Estados Unidos cambiará sus políticas.