Está más que claro que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) tiene como principal objetivo reducir la inflación. Si bien es difícil que alcance la meta del 17 % anual (diciembre versus diciembre) para fin de año, en esa dirección apunta. Lo más probable es que la inflación termine entre un 20-25 % para el cierre del 2017, que si bien no cumpliría su objetivo, no deja de ser un progreso. En este ámbito no hay duda alguna, se intentará continuar bajando la inflación de aquí al 2019 mediante alteraciones en la tasa de interés (inflation targeting).
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Sin embargo, no es tan claro el tratamiento que tiene el BCRA con respecto al dólar. ¿Es un tipo de cambio libre o de flotación sucia? ¿Está dispuesto a intervenir en el mercado cambiario si considera que el dólar se continúa apreciando? El presidente de la entidad, Federico Sturzenegger no muestra preocupación por la apreciación del dólar en sus declaraciones. Sin embargo, se debe tener en cuenta que el modelo genera una tendencia a que el dólar se aprecie. ¿Por qué sucede esto? El déficit fiscal continúa siendo elevado en Argentina, con un gasto público récord.
Ante esta situación, el gobierno de Cambiemos decidió salir del default pagándole a los holdouts al inicio de su gestión.Esto les permitió volver a estar en el mercado internacional y endeudarse para financiar el déficit fiscal. La ventaja, por el momento, radica en que la deuda pública en términos del PBI aún no es alta y en que las tasas de interés internacionales continúan siendo bajas. De esta manera, a diferencia del gobierno anterior que se financiaba con emisión monetaria; ahora, la fuente de financiamiento es el endeudamiento externo. Este endeudamiento genera un ingreso de dólares en la economía generando que la oferta de dólares sea mayor a la demanda. Así, el dólar tiene una tendencia apreciadora debido al exceso de dólares. Este exceso se utiliza para financiar el elevado gasto público en pesos. Además, parte de lo que sobra, se utilizó para fortalecer reservas.
En este marco, el presidente del BCRA declaró a mediados de abril que un segundo objetivo de la entidad sería fortalecer las reservas. De esta manera, la idea es que suban de un 10 % del PIB a un 15 % del PIB, lo que aproximadamente representa que las reservas deben aumentar en un monto de USD $25.000 millones. ¿Cómo logrará esto el BCRA? Comprará parte del excedente de dólares que tiene el gobierno producto del endeudamiento. Así, el BCRA le dará pesos argentinos al gobierno y recibirá a cambio los dólares. La pregunta de fondo en realidad es: ¿se quieren incrementar las reservas o se quiere incrementar el financiamiento del BCRA al gobierno para financiar el déficit? ¿O tal vez sea para que le tipo de cambio no caiga y vuelva a subir?
Tras la declaración de Sturzenegger del nuevo objetivo de incrementar las reservas internacionales, el BCRA comenzó a comprarle dólares al Tesoro Nacional a partir del 2 de mayo. Lo hizo por once jornadas consecutivas comprando USD $100 millones en cada ocasión; es decir, un total de USD $1.100 millones. El impacto en el tipo de cambio se observó rápido. Este, comenzó a subir nuevamente. Sin embargo, las compras del BCRA se detuvieron abruptamente el 17 de mayo.
¿Qué ocurrió en esta fecha? Estalló el escándalo político en Brasil que comprometía al presidente Michel Temer. Debido a la crisis política, el tipo de cambio en Argentina se incrementó sin la necesidad de que el gobierno tenga que intervenir en el mercado cambiario. Sin embargo, el argumento era que había que incrementar las reservas y no que el tipo de cambio se incremente. Más aún, para cuando el presidente del BCRA hizo su declaración de fortalecer las reservas, estas se ubicaban en torno a los USD $49.000 millones. Sin embargo, hoy se ubican cerca de los USD $45.000 millones.
En conclusión, no pareciera ser cierto que la intención sea incrementar las reservas. Más bien parece una excusa para: a) que el tipo de cambio deje de apreciarse y b) además financiar al gobierno para combatir el gasto público.
Debido a que el exceso de liquidez mundial es muy grande, Argentina tiene aire para continuar con estas maniobras. No obstante, se debe trabajar para que los dólares que ingresen sean producto de la inversión y no del endeudamiento. Son dos situaciones muy distintas, la primera genera crecimiento y desarrollo en el largo plazo. La segunda se disfraza de fiesta, pero en algún momento la resaca llega.