EnglishLa firma encuestadora chilena GFK Adimark dio a conocer su último informe mensual, correspondiente a octubre, titulado “Evaluación de la Gestión de Gobierno”. En esta oportunidad, llamó la atención el repunte observado en la imagen de la presidenta Michelle Bachelet, ya que se incrementó en cuatro puntos la aprobación del Gobierno, que pasó de 25% a 29%. Este resultado fue calificado como “estadísticamente significativo” por GFK Adimark. En tanto, la desaprobación disminuyó tres puntos: de 70% a 67%.
Curiosamente, también pudo observarse un incremento en la aprobación de las reformas, la educacional y la laboral. Para el primer caso el incremento fue de siete puntos, pasando de 37% a 44%; mientras que en el caso de la reforma laboral, se alcanzó una aprobación de 38%, aumentando seis puntos con respecto a septiembre. ¿Casualidad o causalidad?
Lamentablemente, el simple dato del nivel (e incluso evolución), de la aprobación o desaprobación de las reformas no nos puede brindar toda la información que se precisa para obtener conclusiones certeras. Por ejemplo, se puede estar en desacuerdo con la reforma porque se le considera inmoral, ineficiente, o por la razón que sea. Pero, por el otro lado, se puede estar en desacuerdo con una reforma porque se le considera poco profunda y se demanda profundizarla.
El único dato que poseemos es la evolución en el tiempo del nivel de aprobación-desaprobación. El incremento simultáneo entre la aprobación de las reformas y la aprobación de la conducción presidencial probablemente esté relacionado, pero, ¿por qué motivo? ¿La gente quiere mayor o menor profundidad de las reformas?
Analizando los hechos que marcaron la pauta noticiosa en los días que se tomó la encuesta, se puede encontrar una mayor pista de la causalidad de la aprobación o no de las reformas, y por ende, del Gobierno. En este marco, se destacan algunas noticias relacionadas. Entre ellas: 739 colegios subvencionados serán gratuitos en 2016; el ministro Eyzaguirre señala que el programa educacional fue ambicioso; el Ministerio de Educación busca despachar todos los proyectos a julio 2016; se negó el permiso para hacer reemplazos internos en caso de huelgas; Sofofa ve poco margen para un cambio en la reforma laboral; el Gobierno destinará US$252 millones extras para el inicio de la gratuidad.
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A grandes rasgos, el Gobierno, bajo el lema de “realismo sin renuncia” intenta dar un mensaje de que las reformas continuarán y los voceros del Gobierno, en general, mantienen el mismo mensaje. Quien pareciera poner una mayor cuota de realismo, es el ministro de economía Rodrigo Valdés, cuya aprobación, curiosamente, comenzó a bajar.
Sí, es cierto que las reformas y la aprobación de la presidente Bachelet “bailan al mismo ritmo”. Pero más allá del dato, ¿cuál es el principal motivo por el que las reformas no son aceptadas? En caso de que la causa sea porque los chilenos no están de acuerdo, existirá una mayor esperanza de que en un futuro Gobierno se busque reducir la incertidumbre para atraer inversiones de emprendedores nuevamente. En caso de que la causa se vincule a que las reformas se consideran poco profundas, entonces la incertidumbre continuará espantando las inversiones y poniendo en jaque aún más a un ya preocupante déficit fiscal y panorama laboral.