EnglishEn estos últimos días, el dólar blue en Argentina pareciera haberse despertado luego de estar dormido durante unas semanas. Si bien venía subiendo de a poco, sorprendió el 19 de mayo al saltar a AR$11,30 por dólar (desde AR$10,90) y al día siguiente cerró en AR$11,70. Es decir, el incremento fue de 80 centavos en solo dos días. Por su parte, el dólar oficial cerró el 20 de mayo en AR$8,07 por dólar. No es ninguna novedad en Argentina que el tipo de cambio paralelo se incremente repentinamente, lo que comúnmente se interpreta como “una subida en el valor del dólar”. Pero aquí surge una primera pregunta: ¿Es realmente el dólar el que sube?
Analizar el tipo de cambio implica ver la relación entre dos monedas; en este caso el dólar y el peso. Y lo que pareciera estar sucediendo es más bien que el peso cada vez es menos demandado debido a la elevada inflación del país. Entonces, si el peso pierde valor por la inflación, el resultado es que en términos relativos, el dólar suba. Por eso no es del todo correcto decir que “el dólar sube,” porque lo que está sucediendo es que el peso está perdiendo aceleradamente su poder adquisitivo. Si se comparara los términos relativos del dólar con otra moneda, podríamos concluir que el dólar “está bajando”. En definitiva, el primer punto a tener en cuenta es que no es el dólar que se aprecia, sino el peso que se deprecia debido a la inflación.
Lamentablemente, la historia de Argentina bate récords en inflación. Es por esta razón que el fenómeno de la brecha cambiaria entre el tipo de cambio paralelo y el oficial no sea nuevo para el país. Por ejemplo, a finales del 1958 y principios de 1959 —cuando la moneda era el Peso Moneda Nacional ($mn)— existía una brecha de más del 250% entre el tipo de cambio oficial y el paralelo. Esto hizo que Arturo Frondizi devaluara el tipo de cambio oficial, haciéndole converger hacia el paralelo. Si observamos el período que abarca la segunda mitad del año 1966 y principios de 1967 (también en $mn), también se observará como el dólar paralelo comienza a acelerarse mientras el oficial lo sigue a un ritmo más lento. La historia terminó igual, en marzo de 1967 el gobierno militar devaluó el tipo de cambio oficial, alcanzando así al tipo de cambio paralelo.
Otro ejemplo a analizar es a partir de mediados de 1972 (ahora con el Peso Ley), donde se adoptó una política de tipo de cambio fijo mientras el paralelo fluctuaba en un nivel aproximadamente 20% más elevado. En 1974 el paralelo comienza a acelerarse mientras el dólar oficial se mantuvo fijo hasta abril de 1975, y recién ahí comenzó a perseguir al paralelo. Para no perder la costumbre, la solución también fue devaluar, solo que se hicieron varias devaluaciones fuertes en vez de una sola para alcanzar al dólar paralelo. La brecha llegó a alcanzar casi el 300%.
Luego, en el gobierno de Alfonsín (cuando la moneda nacional era el Austral) el tipo de cambio oficial y paralelo se movieron a la par, aunque este último siempre en un nivel más elevado. Esta historia terminó también con una devaluación cuando la brecha alcanzaba casi un 100%. Está más que claro que la evidencia empírica indica que este vals se baila al compás del paralelo: El dólar oficial termina siempre siguiéndolo.
Con la subida de los últimos dos días la brecha alcanzó el 45%, aunque es preciso recordar que en el 2013 la brecha llegó a estar cerca de un 80%. Esta última cifra funcionó como alarma para el gobierno para achicar la brecha, ya que la historia repasada hasta aquí nos deja dos moralejas muy claras: Primero, que la devaluación llega más tarde o más temprano, pero llega inevitablemente; y segundo, que cada vez las devaluaciones se hacen con brechas menores, lo cual parecería indicar que la población es cada vez menos tolerante a las brechas entre el dólar oficial y el paralelo.
Según el jefe de gabinete, Jorge Capitanich, AR$8 por dólar representa un tipo de cambio de convergencia. Sin embargo, la realidad es que se comenzó a devaluar nuevamente el dólar oficial, si bien esto se ha llevado a cabo lentamente. Por supuesto que el dólar oficial debería estar más alto, se mantiene cercano a AR$8 a costa de perder reservas, aunque ahora las mismas estén subiendo momentáneamente debido a los dólares que ingresaron por la liquidación de las exportaciones de cereales.
Sin embargo, eso no durará eternamente y tarde o temprano el gobierno deberá reconocer que el tipo de cambio real es mayor al que intenta sostener. No es que sea un capricho, es simplemente reconocer la corrosión que la inflación ejerce sobre el valor de la moneda nacional. Y esa corrosión es la causa de que en la historia argentina, la fuerza dominante en materia cambiaria haya sido el dólar paralelo y no el oficial.