EnglishEl mundo desarrollado se caracteriza por el predominio de la racionalidad. Sus efectos benéficos son observables por doquier, y se materializan en el altísimo nivel de vida alcanzado por su población. Desarrollo impresionante de la ciencia y la tecnología, instituciones republicanas, humanismo y ciudades limpias son los rasgos que lo definen.
Daría la impresión que en una cultura de esas características, donde la civilización ha extendido sus alas esplendorosas, los mitos habrían sido erradicados. Sin embargo, nada más lejos de la verdad.
Es oportuno recordar que los mitos son narraciones anónimas, de creación colectiva, producto de la imaginación. Por definición, son irracionales. Pero eso no es relevante, porque esas historias lo que buscan es satisfacer ciertas necesidades humanas muy específicas. Y ese rol lo cumplen a cabalidad. En las épocas primitivas —cuando los hombres no contaban con las herramientas de la racionalidad ni con tecnologías avanzadas— servían para dotar de sentido a los enigmas de la vida. Paulatinamente, la ciencia y la filosofía fueron desplazando a las mitologías. Es decir, a los mundos fantásticos sin sustento en la realidad. Y el paso de irracionalidad hacia la racionalidad fue lo que permitió que la gente viva mejor, durante más tiempo y de manera más saludable.
Paradójicamente, muchas personas que gozan de los frutos de la racionalidad, o sea de la civilización, sienten fascinación por todo lo que tenga que ver con modos primitivos de vida. Y así fueron surgiendo los mitos de la modernidad, entre los que sobresale el del “buen salvaje”.
Hoy en día, José Mujica, el presidente uruguayo, es la viva encarnación de esa fantasía. Es portada de innumerables medios de prensa de renombre internacional; la actriz Mia Farrow le dedicó dos tuits donde expresa en forma elogiosa que “El presidente de Uruguay es impresionante”; el mandatario norteamericano Barack Obama lo considera el “líder” en asuntos de democracia y derechos humanos en América Latina; incluso fue postulado para el Premio Nobel de la Paz por una organización alemana denominada Drugs Peace Institute, con el argumento de que habría contribuido “a la paz mundial al legalizar el cultivo y el comercio del cannabis”.
https://twitter.com/prfnv/status/416544389398544384
Ahora descorramos el velo que separa al espejismo de la dura realidad. Mia Farrow se maravilló al ver unas fotos que recorrieron el mundo, tomadas durante la asunción del ministro de Economía uruguayo Mario Bergara. En ellas se nota que Mujica —tanto en su apariencia física como en su vestimenta— es alguien poco pulcro. Y eso fue lo que dio lugar a los tuits mencionados. Por su parte, el New York Times colocó como foto principal en su tapa a Mujica en la cocina de su rancho, habitación que luce descuidada, y donde es posible apreciar que varias cacerolas están negras de hollín. Obviamente que la intención de la publicación de esa imagen era trasmitir la superioridad de la vida “natural” de Mujica.
Lo que esos admiradores del “buen salvaje” parecen obviar son las consecuencias para la vida en común que derivan de la apología de ese estilo de vida. Por ejemplo, el Frente Amplio, que es el partido oficialista, gobierna Montevideo, la capital de Uruguay, desde hace 25 años. En ese lapso el deterioro de la ciudad ha sido impresionante. La falta de higiene en calles y veredas es notoria. En varios sitios están proliferando las moscas y las ratas. Recientemente, las toneladas de basura que tapan las calles han llevado a que el Ministerio de Salud Pública declarara la alerta sanitaria.
Con respecto a los dichos de Obama, de que Mujica es un campeón de la democracia y los derechos humanos, el presidente estadounidense parece ignorar su apoyo público a los gobiernos dictatoriales de Venezuela y Cuba. Mujica declaró explícitamente que en Venezuela “las soluciones tienen que venir por la vía democrática”. Es muy cínico que diga eso cuando en esa nación no hay prensa libre, ni separación de poderes, ni se permiten las manifestaciones pacíficas, ni hay elecciones limpias, y además se tortura, se asesina impunemente, se “destituye” o encarcela a los representantes elegidos por el pueblo. Una farsa total. Y de hecho, en Uruguay se está comenzando a perseguir a la prensa independiente también. Entre los casos más recientes, podemos mencionar el del fotógrafo Gerado Pérez del diario El País, que fue detenido el sábado por más de cuatro horas, incomunicado, por tomar instantáneas de un accidente.
Finalmente, respecto a la postulación de Mujica al Premio Nobel de la Paz por su legalización de la marihuana, hay que recordar que en la ley se expresa que el Estado tendrá el monopolio de todo lo relacionado con ese mercado. En consecuencia, debe disponer de tierras estatales para cultivar las plantas. ¿Dónde se le ocurrió a Mujica que era el sitio idóneo? ¡Los cuarteles militares! Los cultivos de marihuana que se harán en predios militares y contarán con sistemas de seguridad similares a los establecimientos penitenciarios: Alambradas perimetrales, torretas y carpas castrenses. Los militares serán los encargados de cuidar la producción de la marihuana.
No hay que ser muy sagaz para darse cuenta hacia donde nos llevará ese camino: Hacia la posible corrupción de las Fuerzas Armadas. ¿Siguiendo los pasos de Hugo Chávez?
En consecuencia, se puede apreciar la distancia insalvable que separa a Mujica –a la persona real– del mito. Con una frivolidad increíble, los “señoritos satisfechos” del Primer Mundo seguirán “encantados” con Mujica. Pero eso sí, teniendo buen cuidado de tenerlo muy lejos de dirigir a sus propios países. Ellos continuarán viviendo en naciones con instituciones republicanas, humanistas y ciudades limpias.
Y que el espectáculo continúe… total, los que sufren las consecuencias son otros…