EnglishLa semana pasada, el Wall Street Journal sorprendió a propios y extraños con la publicación de una nota que indica que la justicia de los Estados Unidos está investigando por narcotráfico nada menos y nada más que al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello. La nota publicada por Juan Forero dice que Venezuela se convirtió en un centro global de distribución de drogas.
El tema no es nada nuevo. Desde hace algunos años ya se conoce el tema de la Lista Clinton. Sin embargo, no había tenido tanta fuerza y hasta ahora no había sido difundido en medios de tanta influencia como el WSJ y el ABC. de España.
La publicación llama particularmente la atención. Esto no parece el típico “tubazo”, como suelen llamar los periodistas venezolanos a una primicia (usualmente exclusiva). No parece casual que semejante artículo ocurra justo cuando la economía venezolana atraviesa la peor crisis de su historia y el país se encuentra a tan sólo meses de las elecciones parlamentarias, con la oposición liderando la intención de voto por primera vez.
Las implicaciones por ahora no serán legales. No esperemos acciones jurídicas ni mucho menos que de repente vayan unos aviones a invadir a Venezuela y capturar a los capos de la droga como lo hicieron con Manuel Noriega en Panamá. Eso no va a ocurrir.
Tampoco esperemos un efecto en las encuestas. De eso se encarga la crisis económica.
¿Cuáles son las implicaciones entonces? Este articulo parece ser lo que en teoría de juegos se conoce como una amenaza. Una amenaza que, dependiendo de su credibilidad, puede generar actuaciones de quienes se sienten amenazados.
Los efectos dependerán de la siguiente pregunta: ¿para quién iba dirigido ese mensaje? Una primera posibilidad es que vaya dirigido al propio Diosdado Cabello. En este caso el mensaje parece ser: entrégate y negocia, estás rodeado. Pero creo que ese no parece ser el caso. Como dice la propia nota, Diosdado no se va a entregar (¿morirá con las botas puestas?).
No se podrá alcanzar un mínimo de gobernabilidad si no existe un proceso de negociación entre la oposición venezolana y un sector del chavismo
Luego entonces, la otra opción es que el mensaje sea a sus aliados en la coalición de Gobierno: entreguen a Diosdado y negociemos. Recordemos que con la crisis económica, la torta a repartir es cada vez menor y la investigación apunta a que la misma seguirá decreciendo.
Las implicaciones no serían triviales. Las deserciones no sólo consisten en huir de Venezuela y entregarse a la DEA como lo hicieron Rafael Isea y Leamsy Salazar. Que parte de la coalición abandone a Cabello y, en cierta forma a Maduro, puede implicar una ruptura que termine de consolidar las amplias posibilidades que tiene la oposición Venezolana de ganar la Asamblea Nacional e iniciar un proceso que podría conllevar a un referéndum revocatoria y la salida de Maduro del poder.
Sin embargo, como lo hemos advertido antes, esto no será posible y no se podrá alcanzar un mínimo de gobernabilidad si no existe un proceso de negociación entre la oposición venezolana y un sector del chavismo. También, como lo hemos señalado en otras notas, la presencia de un actor fuerte y creíble como la DEA o el Departamento de Estado, es lo que le otorga a la oposición un mayor poder de negociación frente a las poderosas mafias que conviven en la coalición de Gobierno.
Pero el Gobierno también juega y Diosdado también. ¿Cuál puede ser la respuesta de Diosdado? ¿Tomar el poder? ¿Negociar con Maduro? ¿Entregará Maduro a Diosdado?
Todas estas respuestas dependen de cuánto sea capaz de presionar los EEUU y la capacidad de negociación de la oposición. Todavía falta mucha información por analizar para poder entender este juego y sus consecuencias. Por lo pronto, parte del resultado del mismo lo observaremos el día de las elecciones a la Asamblea Nacional.