EnglishEn el Fondo de Fundadores, iniciativa presidida por Peter Thiel, se le hace a los empresarios aspirantes la siguiente pregunta: ¿por qué el vigésimo empleado debería unirse a su compañía? Esta pregunta se enmarca en el contexto de Silicón Valley, donde un empleado decente podría encontrar un trabajo en un lugar como Google, por mucho más dinero y mejores condiciones que las que una nueva empresa podría ofrecer. La prueba es encontrar cuan poderosa es la idea detrás de la empresa: ¿será suficiente crear una visión con un valor futuro, mas allá del estrecho círculo de socios iniciales?
Ahora esta es la pregunta para los empresarios, pero para los empleados que aspiran hay una relación inversa a esta pregunta y es la siguiente: ¿sería usted el vigésimo empleado?
En otras palabras, ¿cree usted en esta idea lo suficiente como para sacrificar alternativas más seguras a fin de formar parte de ella, incluso si no está en el meollo del negocio y no cosechará la mayor parte de la siembra? Podríamos hacer la pregunta de todos aquellos interesados en las ZEDE de Honduras, o el concepto entero de las zonas LEAP o ciudades modelo.
Para nosotros, la respuesta es claramente sí. Yo hubiera preferido estar entre los primeros diecinueve, pero sí, yo sería el vigésimo empleado para esta empresa y eso sería un sacrificio, ya lo es. Quizá no tenga un trabajo en Google disponible para mí, pero el camino “sensato” hubiera sido ser un gestor de transporte en la región central de Inglaterra, recibiendo un salario estable y razonable con la promesa de un avance profesional. Diablos, inclusive ser un conductor de camiones en el Reino Unido sería económicamente más seguro que lo que estamos haciendo ahora.
Pero… hay algo mas allá de lo razonable que nos impulsa, algo que al proseguir ese camino sensato nos dejaría siempre con la nostalgia de lo que pudo haber sido. Si usted está leyendo esto, hay una alta probabilidad de que usted también tenga este impulso, este anhelo de ser parte de esta idea.
Recientemente he tenido algunas conversaciones acerca de lo que podrían ser las motivaciones de las personas, y siempre he estado consciente de cuestionar mis propios motivos. Por supuesto, hay personas cuyos deseos no se cumplirán con las ZEDE de Honduras. Si usted está buscando un paraíso libertino donde las personas puedan “andar desnudas con una aguja colgando del brazo” – como dijo un amigo hondureño con toda franqueza – entonces las ZEDE no son para usted.
Sin embargo, yo creo que muchas personas de las que yo conozco que se sienten atraídas por las ZEDE tienen otro motivo, uno que ni siquiera ellos han reconocido y que está dentro de ellos: estas zonas son una frontera, son algo nuevo, una aventura y una nueva adición a la humanidad.
Ahora, podríamos sacar a relucir una analogía acerca de los exploradores del “Nuevo Mundo”, el continente americano. Pero voy a ir mas atrás y mencionaré la gran historia sobre la aventura humana jamás escrita, cuando el hombre prehistórico se extendió en todo el mundo. En aquel entonces, como ahora, explorar las fronteras era desafiar el status quo. Para nuestros antepasados ya olvidados, el status quo era geográfico. Ellos se preguntaron en vez de aquí, ¿qué hay allí, más allá de esta cordillera, más allá del océano? Ellos viajaron más allá de esas fronteras y fueron recompensados con nuevas tierras y nuevos recursos. Es así como el espíritu de la aventura humana nació.
Hoy en día, retar el status quo significa retar lo social. En lugar de desafiar dónde se hacen las cosas, desafiamos cómo se hacen las cosas. Aquí es donde nuestra cara fresca de empresarios tecnológicos entra en juego. Ésta puede traernos una aplicación, por ejemplo, que altera la manera de cómo interactúan las personas. Puede ser sutil, algo relativamente pequeño, pero que puede ser suficiente como para atraer a más de 20 personas que quieran ser parte de esa nueva frontera.
Entonces, ¿qué pasa con las ZEDE y la nueva frontera en Honduras? Los hondureños han permitido una confusión entre los conceptos de Estado y Gobierno. Esto es claramente un desafío al status quo; es claramente una nueva frontera. Así que con toda claridad atraerá a aquellos impulsados por la aventura, que poseen ese espíritu fronterizo. Es para los que creen que en ésa cordillera reposan recompensas nunca antes vistas y que su audacia les va a permitir ganar esas recompensas. Ellos saben que lo que les espera no ha sido explorado, pero eso es lo que les incita aun más, porque ellos saben que podrían tener un rol importante en la conformación de lo que se avecina.
Así que para aquellos en Honduras que han planeado esto y que han pasado años llevando esto a cabo, ¿cómo podrían responder a la pregunta? ¿podría el vigésimo empleado renunciar a las opciones seguras y participar? La respuesta tiene que ser el más rotundo sí, y la respuesta de la persona número 200 y 2000 que ingresa también. Porque este debe ser uno de los desafíos al status quo más profundos de nuestra época; esta debe ser una de las nuevas fronteras más prometedoras.
Este artículo fue publicado por primera vez en GrahamPBrown.com y aparece aquí con su permiso.
Traducido por Estefanía Uribe Jaramillo.