
A la lista de regiones donde China compite con Estados Unidos por influencia, como Taiwán, el Canal de Panamá y el mar de China Meridional, se suma ahora Palaos, una pequeña nación insular en el Pacífico. En este archipiélago, Washington mantiene instalaciones militares que incluyen pistas de aterrizaje y estaciones de radar. Sin embargo, a través de “donaciones”, el régimen de Xi Jinping busca expandir su presencia en este idílico territorio, compuesto por más de 340 islas coralinas y volcánicas de tonos azules, ubicadas en la cordillera Kyushu-Palau, cerca de Micronesia.
Ahí, en ese rincón poco conocido, de sólo 17000 habitantes, Pekín también despliega su pretensión de expansionismo con negocios turbios. Según una investigación de la agencia Reuters, empresarios chinos arriendan terrenos cerca de las instalaciones militares estadounidenses en Palaos.
- Lea también: China prepara enjambres de drones para próximas guerras híbridas
- Lea también: EEUU confirma rol de China en comercio ilícito de fentanilo
Si bien los extranjeros están limitados para comprar terrenos en Palaos, los alquileres, en cambio, pueden pactarse por décadas. Esa posibilidad favorece a los intereses estratégicos de China, así lo sostiene Joel Ehrendreich, embajador de Estados Unidos en la isla, quien descarta cualquier “casualidad” en la cercanía a los proyectos estadounidenses. “Es la forma en que tal vez puedan vigilar lo que estamos tratando de hacer aquí” admite Ehrendreich.
Los movimientos de compañías vinculadas al régimen de Xi avivan la sospechas, especialmente, tras el Grupo Prince, un conglomerado chino-camboyano, adquirir un islote cerca de una nueva estación de monitoreo costero estadounidense en la región palauana de Kayangel. Al frente de estos negocios está la agente local Rose Wang, quien según la inteligencia estadounidense, es exvicepresidente de la Asociación de Chinos de Ultramar de Palaos.
China en campaña
Informes de inteligencia, archivos policiales, registros judiciales y presentaciones de tierras revisados por la agencia apuntan al despliegue de una campaña de influencia impulsada por figuras con vínculos con el gobierno chino, destinada a impedir que Estados Unidos consolide su infraestructura militar en Palaos.
Los reportes indican la entrega de “donaciones” por parte de Wang Yubin, secretario de la Asociación de Chinos en el Extranjero de Palau, por 20.000 dólares a Thomas Remengesau Jr., un expresidente que buscaba otro mandato, y donó 10.000 dólares a Raynold Oilouch, quien se postulaba para ser vicepresidente. Remengesau perdió su carrera pero Oilouch ganó.
Para el embajador Ehrendreich, las operaciones de China en Palaos son parte de un manual “muy efectivo” de Xi para conquistar a países vulnerables con inversiones depredadoras, corrompiendo a funcionarios mediante la captura de élites.
Negocios ilícitos para entrar
Las autoridades ya cuentan con indicios de negocios ilícitos en la isla relacionados con organizaciones chinas, entre ellos, blanqueo de capitales, apuestas en línea, tráfico de drogas y prostitución.
Registros corporativos revisados por Reuters indican que Hokkons Baules, presidente del Senado de Palaos, uno de los defensores más enérgicos de China en la isla, alquiló un local para supuestamente instalar un restaurant llamado “Fuji”; sin embargo, el establecimiento funcionó como un burdel chino bajo la fachada de un salón de masajes y su dirección figuró en un paquete de metanfetamina de 83000 dólares interceptado en el aeropuerto de Manila el año pasado, según informes de la prensa local filipina.
Baules también está en la mira por su estrecha relación con Hunter Tian, presidente de la Asociación de Chinos de Ultramar en Palaos, tras arrendar un terreno que Tian gestiona para la construcción de un hotel.
El senador principal de isla Palaos no esconde su afinidad, cuando bajo su liderazgo el Senado ha aprobado resoluciones que critican la actividad militar de Estados Unidos en Palaos. “Queremos ir con China, porque necesitamos mucha ayuda con infraestructura”, dijo Baules a Reuters e incluso agregó que Palaos debería dejar de reconocer a Taiwán.
Una isla clave
Para Michael Green, director ejecutivo del Centro de Estudios de Estados Unidos en Sidney, Palaos se convirtió “de repente” en blanco de China. La isla es clave. En ella funciona una base de la Armada estadounidense en la zona de Guam, la cual resulta fundamental para su capacidad de proyectar poder en el Pacífico occidental.
La promesa de China para girar el panorama con su incursión en el Pacífico es “promover el desarrollo”. Detrás hay un cálculo geopolítico, considerando que esta isla ostenta amplios territorios marítimos y con inversiones relativamente pequeñas permitirían a Xi acceder o incluso controlar vastas aguas de vital importancia estratégica para Estados Unidos.
Hasta ahora, la isla parece un frente perdido luego del presidente de Palaos, Surangel Whipps, decantarse por Washington al firmar un acuerdo que permite a barcos militares estadounidenses garantizar la seguridad marítima en la zona económica de la nación insular del Pacífico después de denunciar la incursión de barcos de Pekín en su territorio.
Además, Whipps invitó recientemente a Donald Trump a bucear con él para continuar con las relaciones estrechas que propiciaron la visita de tres líderes de las islas del Pacífico a la Casa Blanca en la primera presidencia de Trump para abordar temas de seguridad. “Lo que Palaos considera importante es un Estados Unidos fuerte; es bueno para Palaos y bueno para el planeta”, dijo Whipps a principios de este mes.