
El rechazo de los chilenos a los migrantes depende de la nacionalidad de origen. Esa es la realidad que deja al descubierto el resultado de la encuesta Activa Research que, tras explorar sus actitudes y percepciones sobre las distintas comunidades de extranjeros que residen en el país austral, revela que los venezolanos son los más rechazados, al aumentar 30 puntos su imagen negativa en los últimos seis años.
Las tensiones culturales derivadas de la inseguridad pública y la convivencia detonó el incremento en el sondeo que contó con una muestra de 1050 entrevistas, hechas en febrero, a través de un Panel Online representativo a nivel nacional.
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Según el sondeo que midió la “Percepción de inmigración y prejuicio hacia inmigrantes” sobre los migrantes pertenecientes a diez países, los venezolanos se ubican en el último lugar del ranking mientras que los españoles, argentinos y brasileños se posicionan en los tres primeros lugares con los índices más bajos de rechazo.
Una escala contundente
El estudio obtuvo los resultados con la aplicación de una escala de distanciamiento social que permitió medir el rango de rechazo de los chilenos a los migrantes en tres grados: alto, medio y bajo. Como alto se consideraron las respuestas negativas al ingreso de extranjeros al país, incluso, como turistas. Por otra parte, los entrevistados que aprueban la entrega de la residencia o ciudadanía chilena a extranjeros, su presencia como compañeros de trabajo o vecinos en la misma cuadra, se calificaron en el punto medio.
Las respuestas que se catalogaron como bajo distanciamiento social fueron aquellas en las cuales los chilenos consultados consintieron la presencia de migrantes en contextos como ser vecinos, por ejemplo, al igual que manifestaron aceptación por las relaciones afectivas de un extranjero con algún miembro del hogar.
Los venezolanos figuran en el primer nivel. Si bien en 2019, el 55,2 % de los chilenos declaró sentir una gran distancia social y prejuicio hacia los inmigrantes de esta nacionalidad, la cifra aumentó al 85,2 %. En segundo lugar figuran los colombianos, quienes pasaron de 66 % a 79,4 %, seguidos por los dominicanos, quienes acumulaban 62 % y obtuvieron 76,1 %.
En el cuarto lugar aparecen los haitianos, tras ascender de 62,3 % a 75,8 % en el periodo de evaluación, en el cual los bolivianos se quedaron en el quinto puesto al pasar de 64,1 % a 75,5 %.
Tendencia con reflejos
Todas las tendencias, reflejan que, en promedio, 70,2 % de los chilenos reconoce sentir una gran distancia social hacia los inmigrantes en general, una cifra que en 2019 cerró con 60,4 %. En ese escenario, el grupo etario que expresa mayor distancia hacia los inmigrantes son los jóvenes de entre 18 y 30 años con 72,5 %.
Ahora bien, en el caso de los españoles, argentinos y brasileños la tendencia es diferente. Los chilenos manifiestan un bajo distanciamiento con las tres nacionalidades al ubicarse entre 32 y 39% su aceptación.
Ninguno de los migrantes pertenecientes a las mencionadas nacionalidades es blanco del “ándate a tu país” que chilenos lanzan contra los inmigrantes venezolanos. Para Mary Montesino, directora de la organización no gubernamental (ONG) Proyecto Tepuy, la distinción la potencian los medios de comunicación. “Para mí el detonante de la xenofobia es la sobreexposición sobre hechos delictivos de extranjeros involucrados, tanto en los medios de comunicación y redes sociales”, dijo en una entrevista para El Diario.
La visión de Álvaro Bellolio, exdirector del Servicio de Migraciones, es otra. Cree que el incremento en actitudes xenofóbicas derivan de la percepción de una priorización de los migrantes que ingresan clandestinamente, “facilitando su permanencia con beneficios como visas y acceso preferente a jardines infantiles, incluso por sobre nacionales o extranjeros que han cumplido con los procedimientos legales. Este desequilibrio genera malestar, no contra los migrantes en general, sino contra las políticas que parecen premiar la irregularidad en vez de la responsabilidad y los migrantes beneficiados por ellas”.
La legislación chilena aborda el problema a través de la Ley N° 20.609 antidiscriminación, que establece mecanismos para sancionar actos xenofóbicos y proteger a quienes son objeto de discriminación, pero para imponer sanciones, multas, y medidas compensatorias para las víctimas es necesaria una denuncia en tribunales.