El informe anual del Departamento de Estado de Estados Unidos es claro: Hezbolá, respaldado por Irán, gestiona financiamiento en América Latina, especialmente en Brasil, Colombia y Chile, país que ingresó el documento,
La inclusión del país austral en el documento es una novedad con causa considerando las autoridades chilenas este año descubrieron que dos iraníes, Ali Bagheri y Abolfazl Delkhan, pretendían salir del Aeropuerto de Santiago, con pasaportes falsos en un vuelo de British Airways que los llevaría a Londres, usurpando la identidad de los ingleses Jack Joseph Holliday y Frasr James Alisson.
Después de 19 meses prófugo, Bagheri, imputado por usurpación de identidad al presentar pasaportes falsos, fue detenido hace una semana al llegar al aeropuerto de Santiago procedente de Miami. Su caso levanta sospechas al declarar un domicilio que coincide con una ubicación vinculada a movimientos de Hezbolá desde 2017 en los informes de los Carabineros de Chile.
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Si bien la investigación recién comienza con un plazo de cuatro meses, el Departamento de Estado de la Casa Blanca señala que redes de apoyo de Hezbolá se dedican principalmente a recaudar dinero para enviarlo a su base en Líbano. Al respecto, reseña que autoridades brasileñas desarticularon un intento de ataque de Hezbolá contra la comunidad judía e impulsaron un reclutamiento en Brasil para consolidar una base de operaciones.
Detenciones que levantan sospechas
Argentina adelanta a Chile en el tema de Hezbolá. Hace dos meses, el gobierno de Javier Milei señaló a Hussein Ahmad Karaki como jefe operativo del grupo chií libanés en América Latina y pidió su captura internacional tras atribuirle la compra del carro bomba utilizado para el atentado a la Embajada de Israel en Buenos Aires en 1992 que dejó 29 muertos.
Karaki es “el cerebro y reclutador de Hezbolá en América Latina” asegura la ministra de seguridad, Patricia Bullrich. De hecho, las pesquisas indican que viaja a la región con documentos de Brasil, Colombia y Venezuela.
En el caso de Colombia, este año la justicia neogranadina decretó prisión contra Mahdy Akil Helbawi, alias ‘Jonathan’ o ‘El Jefe’, un ciudadano colombo-libanés con aparentes nexos con Hezbolá, apresado en Cúcuta por tráfico ilegal de carbón vegetal a Oriente Medio y blanqueo de al menos 1,2 millones de dólares.
Con condiciones a favor
La expansión y presencia de Hezbolá en Latinoamérica tiene condiciones a favor, entre ellas, la corrupción, las instituciones gubernamentales débiles, la cooperación interinstitucional insuficiente, la legislación débil o inexistente y los recursos limitados para obstaculizar su arribo a la región.
Sin embargo, este grupo terrorista que se formó en el Líbano hace más de 1000 años y constituye uno de los más poderosos del mundo árabe no es el único foco de problemas. EEUU reconoce que el terrorismo es un problema de seguridad en el hemisferio occidental. Sin embargo, destaca que estas organizaciones criminales transnacionales tienen una presencia limitada, con pequeños grupos de partidarios en la región.
Con ese perfil describe al Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN), Segunda Marquetalia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el Sendero Luminoso de Perú, cuyas operaciones se basan en secuestro, ataques con bombas contra infraestructura civil, sedes militares, policiales y narcotráfico.
Red de intercambio
La Red Interamericana contra el Terrorismo de la Organización de Estados Americanos financiada por Chile y Estados Unidos, intenta fortalecer la cooperación y facilitar el intercambio de información entre los Estados miembros para prevenir y abordar las amenazas terroristas que representa la presencia de Hezbolá en el hemisferio occidental.
Sobre ella, recaen las esperanzas de frenas cualquier avance de grupos armados sobre todo después de los ataques de Hamás en Israel, en los que murieron 32 ciudadanos estadounidenses (y otros cinco siguen secuestrados). Con ello, es evidente que los grupos terroristas en el extranjero son una amenaza persistente.
Además, la crisis en Gaza exacerba no sólo la inestabilidad generalizada en Oriente Medio sino en el mundo considerando que los terroristas y extremistas violentos de todo el espectro ideológico explotan el conflicto para amenazar con ataques que requieren cada vez más diplomacia y estrategia.