El iraní Ali Bagheri pensó que pasaría inadvertido por el Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez que sirve a Santiago de Chile, pese a figurar como prófugo en esta nación tras la imputación por receptación, falsificación de instrumento público y usurpación de identidad en su contra y de su compatriota Abolfazl Delkhan, vigente desde abril del año pasado por pretender salir del país con pasaportes falsos. El cálculo le falló y la Policía de Migraciones lo detuvo en las últimas horas en su regreso a la capital chilena procedente de Miami, EE. UU.
Nadie sabía dónde estaba. Su paradero se calificó como “desconocido” desde hace 19 meses, luego de recibir una medida cautelar en mayo del año pasado que lo obligaba a cumplir con un “arraigo nacional” y “arresto domiciliario parcial”, mientras transcurría la investigación para aclarar por qué ambos presentaron los pasaportes de los ingleses Jack Joseph Holliday y Frasr James Alisson para abordar el vuelo de British Airways BA251 con destino a Reino Unido en abril de 2023.
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Los dos iraníes incumplieron y evadieron la disposición emitida por la Fiscalía Regional de Antofagasta luego de ser descubiertos con pasaportes falsos por los detectives del Departamento de Inspección Secundaria Aeroportuaria (Deinsa).
Sospechosos vínculos con Hezbolá
Si bien Bagheri, de 38 años, está privado de libertad, Delkhan, de 24 años, sigue inubicable. Sin embargo, el fiscal a cargo del caso, Juan Castro Bekios, precisó que “una vez revisados los distintos trámites que dan lugar a la detención y comprobación de la identidad de este ciudadano iraní, se ha puesto a disposición de los tribunales de Garantía de la ciudad de Santiago, con el objeto de que se revisen las medidas cautelares a las que había quedado sujeto en su oportunidad en la formalización de la investigación”, según publica el medio local Biobio.
La detención de uno de los iraníes prófugos de la justicia chilena permitirá a las autoridades aclarar las sospechas sobre la presencia del grupo terrorista Hezbolá en el país sudamericano, que propició este caso. Para ello, la Fiscalía Nacional conformó un equipo especial de persecutores para realizar la averiguación, cuyos antecedentes confirman que ambos ciudadanos ingresaron por primera vez a Chile con su verdadera identidad en un vuelo procedente de Panamá con una escala previa en Venezuela.
La gran interrogante por despejar es: ¿Están vinculados con la organización islamista? Las declaraciones de Bagheri serán claves sobre todo cuando ya logró evadir a la justicia, al declararse como soldador y su compañero como peluquero en su primera aprehensión, sin presentar evidencias de sus oficios.
Aunque aquella maniobra les funcionó para esquivar sus audiencias de mayo y junio, solicitadas por la Fiscalía de Alta Complejidad Occidente, ahora será diferente al ser considerado como un “peligro para la sociedad”.
La imprudencia de Gabriel Boric
Desde La Moneda niegan cualquier posibilidad de vinculación con Hezbolá. Al presidente Gabriel Boric lo retuerce que la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, señalara la presencia de la organización terrorista en Chile. Tanto, que el mandatario le envió una nota de protesta a la alta funcionaria del gabinete de Javier Milei por considerar irresponsables sus declaraciones.
La queja del mandatario chileno parece improcedente cuando el domicilio declarado por Bagheri, calle El Olimpo en la comuna de Maipú, corresponde a la ubicación que aparece vinculada con movimientos de Hezbolá desde 2017 en los informes de los Carabineros de Chile.
Además, hay indicios de tentáculos en Iquique y Coquimbo. En ese contexto resuena el nombre de Sheik Suhail Assad, un “personaje íntimamente vinculado a la inteligencia iraní y a la Guardia Revolucionaria” que desde 2019 aparece en las pesquisas por mantener “una fuerte relación con Chile”.