Hasta el mínimo megavatio que el régimen cubano pueda recuperar para restablecer el sistema eléctrico en el país que colapsó hace cinco días será para abastecer a La Habana. La capital de la isla es la prioridad de la dictadura comunista a cargo de Miguel Díaz-Canel, de modo que se pueda contener una nueva ola de protestas en la nación caribeña donde el deterioro del servicio está lejos de solventarse a corto plazo.
No hay más cronograma. El único plan es atender las averías de La Habana del Este, Centro Habana y La Habana Vieja para garantizar el suministro hacia estas zonas, las mismas donde se originaron las manifestaciones masivas del 11 de julio de 2021.
- Lea también: Sistema eléctrico cubano es irrecuperable a corto plazo
- Lea también: Cuba: apagones, represión y la mentira del bloqueo
Los primeros reportes del restablecimiento de la luz confirman la decisión estratégica del castrismo. Según 14yMedio, de los 769.810 clientes que registra el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) en la capital cubana, el 89,3 %, ya cuenta con luz en sus hogares, así como también los comercios y hoteles ubicados en sus adyacencias. El resto del país sigue en penumbras.
Capital sin miedo
Privilegiar a La Habana con electricidad en la crisis es una maniobra del régimen para apaciguar un hastío que va en aumento sin miedo, considerando que la organización Justicia 11J contabiliza 28 protestas en siete provincias de Cuba desde el apagón total que afectó al país el viernes, 18 de octubre. La mayoría de estas manifestaciones, un total de 21, se concretaron en la capital.
El saldo de las protestas refleja la falta de miedo de la población al sumar 25 cacerolazos, una protesta frente a la Alcaldía de Manicaragua, provincia de Villa Clara, tres incidentes con daños a la propiedad y un enfrentamiento con las autoridades que no reporta detenciones arbitrarias.
Díaz-Canel no puede agregar más tensión. Una pizca más y la situación se termina por desbordar. Quizá por ello sólo alcanza a hablar de “vándalos”. México surge como salvador. La Comisión Federal de Electricidad de del país azteca ofreció apoyo técnico para el restablecimiento de energía eléctrica en Cuba a través de su canciller, Juan Ramón de la Fuente.
Suministro desigual
Las cifras del ente cubano sobre la electricidad en La Habana reflejan la desigualdad en el manejo de la reconexión eléctrica, que también práctica el chavismo en Venezuela al priorizar Caracas en el abastecimiento con el fin de mantener los alrededores de Miraflores sin caos.
Si bien la Unión Eléctrica de Cuba indica que 1.704.728 clientes de los 4.290.700 que hay en el país cuentan con el servicio tras restituir la generación de 1.300 megavatios (MW) con la reactivación de la termoeléctrica Antonio Guiteras que propició el desastre, la unidad 6 de la central Máximo Gómez, en Artemisa y la unidad de Energas, en Varadero, en el interior del país desconocen cuándo volverán a ver la luz.
Aunque a las comunidades de Sancti Spíritus y Ciego de Ávila les prometieron ciclos de tres horas de electricidad sólo los reciben por 40 minutos debido a las deficiencias en los microsistemas que alcanzan la precaria generación de 24 MW.
“En este minuto no tenemos un sistema electroenergético nacional” admitió Félix Estrada, jefe del Despacho de Carga de la Unión Eléctrica de Cuba, en el programa Mesa Redonda transmitido por los medios oficialistas.
En las provincias de Santa Clara, Cienfuegos y Matanzas la reactivación de la unidad Energas con capacidad de llegar hasta Nuevitas tampoco ha garantizado la estabilidad del suministro sino por periodos cortos. La realidad de Pinar del Río, después de incorporarse al subsistema occidental es el mismo por la generación de sólo 20 MW mediante esta red.
Hasta ahora está en agenda la entrada de Felton, la central más ubicada en Mayarí (Holguín). Su puesta en marcha tampoco es esperanzadora cuando la interconexión del sistema “no quiere decir que van a terminar los apagones porque no va a existir disponibilidad suficiente para satisfacer todas las cargas”, así lo puntualizó Estrada.