A siete de cada diez cubanos les falta la comida en la mesa. A diario les toca elegir si saltarán el desayuno, almuerzo o la cena. La pobreza de la isla en manos del régimen castrista impide a la mayoría cubrir sus necesidades alimenticias. Sin embargo, la dictadura opta por ignorar esta realidad, en su lugar, organiza la XIV edición del Festival Internacional “Varadero Gourmet”. Allí pretende exhibir la “tradición y alta cocina” de un país donde la miseria abofetea a la ciudadanía a diario.
La contradicción es indignante. Mientras en las calles hay hambre, la administración de Miguel Díaz-Canel recibe con langostas, pastas y cordero a representantes de Venezuela, China, España, Chile, Francia, Reino Unido, Rusia y Estados Unidos con 27 expositores en el Centro de Convenciones Plaza América de Varadero.
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Cifras del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) confirman que la crisis alimentaria es el principal problema social al 72 % de los encuestados considerar la situación como la más urgente. De hecho, solo el 15 % de la población consume las tres comidas diarias sin interrupciones.
Competencias surreales
Con el festival gourmet cubano, sobre el que informa Cubanet, el régimen disimula que tiene cinco barcos cargados con comida atracados en los muelles de La Habana y Santiago de Cuba, por las deudas a proveedores. Todos se niegan a despachar los insumos hasta recibir sus pagos.
La demora incide en la entrega de los alimentos que la dictadura distribuye a través de la libreta de racionamiento, la cual controla el consumo de insumos básicos de la población desde 1963. En ese sentido, el despacho de las siete libras de arroz previstas por la libreta reporta irregularidades en Santiago, Granma, Guantánamo, Camagüey, Pinar del Río, Boyero e incluso en La Habana, donde se está entregando menos de la mitad.
Sin embargo, a los invitados internacionales del festival gourmet cubano se muestra otra cara. La cúpula comunista los entretiene con concursos donde las categorías van desde el mejor chef en plato entrante, plato principal y postre, mejor sommelier en maridaje, mejor dependiente, mejor equipo gastronómico, así como competencias de coctelería en estilos clásico y acrobático.
Incluso, promueve exposiciones y competencias culinarias para debatir sobre los “cambios en la cocina para preservar”, la “cocina artística” y “saberes de la cocina alternativa”. ¿Ilógico? Sí y mil veces sí. Sobre todo cuando la población dejó de recibir el chícharo (nombre común de algunas especies leguminosas), cuya esperanza de volver a los platos de los ciudadanos depende de la descarga de un buque en Santiago de Cuba y otro en Cienfuegos. Tampoco hay novedades sobre el pollo y los huevos que la dictadura promete cada mes.
Mentiras al exterior
Nada parece inquietar al director general de la empresa extrahotelera Palmares, Jorge Luis Acosta, quien insiste en la búsqueda de la sostenibilidad de los servicios garantizando la calidad y la identidad del quehacer en la elaboración de platos.
Con esa misma narrativa absurda, el régimen organizó la Cuarta Feria Internacional de Alimentos, Bebidas, Envases y Tecnología Alimentaria en Pabexpo, en mayo en La Habana, así como también, la quinta edición del festival culinario “Cuba Sabe 2024” en el Hotel Iberostar Grand Packard en La Habana. La desconexión con la cotidianidad es total.