
El fracaso de la reforma tributaria del presidente chileno, Gabriel Boric, en el Congreso terminó empañándole su primer aniversario en el poder. La embestida parlamentaria lo obligó a ejecutar un segundo cambio de gabinete para mitigar las tensiones internas y externas que provocó el naufragio de su plan fiscal.
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Las nuevas salidas del tren Ejecutivo no resultan una sorpresa. La destitución de la ministra de Relaciones Exteriores, Alejandra Urrejola, era inevitable, tras priorizar sus vacaciones de verano en Costa Rica mientras una ola de incendios consumía más de 400.000 hectáreas en la zona centro-sur del país. Un suceso que ameritaba la búsqueda de ayuda internacional para sofocar las llamas.
Su regreso del paradisíaco destino no mitigó el ardor político que provocó el contacto de la funcionaria, a través de sus redes sociales, durante la crisis ambiental. Ahora, la cancillería estará en manos del exsubsecretario de Relaciones Exteriores del primer gobierno de Michelle Bachelet, así como exembajador de Chile en Bélgica durante la administración de Ricardo Lagos, Alberto van Klaveren.
Según La Tercera, “la determinación del jefe de Estado no fue fácil. El mandatario estaba inclinado por mantenerla y así lo había transmitido en varias conversaciones en las últimas semanas”. Sin embargo, el escándalo por la filtración de un audio donde el equipo de Urrejola insultaba al embajador de Argentina en Chile, Rafael Bielsa, y los cuestionamientos por la contratación de personal sin credenciales diplomáticas fueron clave para Boric ordenar una reestructuración sin ella a la cabeza.
Cayó el castillo de naipes
Junto a Urrejola también se despidió Alexandra Benado, quien estaba al frente de la cartera de Deportes. En esta se recibirá al exjugador de Colo Colo, Jaime Pizarro, conocido por ejercer como subsecretario del área durante el primer gobierno de Michelle Bachelet.
A Julieta Brodsky, en el miniterio de Cultura, la remplazará Jaime de Aguirre, exdirector ejecutivo de Televisión Nacional.
Del Ministerio de Obras Públicas se despidió a Juan Carlos García para designar a Jéssica López, quien se desempeñaba como presidente del Banco Estado. Es la primera mujer en asumir el cargo.
Otra que dejó su puesto fue Silvia Díaz en Ciencia y Tecnología para el arribo de Aisén Etcheverry. “Trabajé intensamente. Hemos tenido dificultades, no se pueden negar”, admitió tras sellar las dimisiones y ascensos. A todos les pidió “pisar el acelerador”.
🔴#CNNTarde | AHORA: Pdte. Boric tras cambio de gabinete
"El llamado que le hago a mi equipo es a trabajar en terreno, continuar la senda y apretar aún más el acelerador. No estamos partiendo de cero".
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El protocolo de los cambios de gabinete a Boric falló de nuevo. Una espera interminable —más de cuatro horas— y una ruleta de nombres a última hora para ocupar las vacantes volvieron a levantar la bandera de la improvisación en La Moneda.
Ningún secretario de Estado presente tenía explicación para la dilatación de la ceremonia, la cual supuestamente derivó de una planificación hecha en febrero. El caos reinó en designaciones y también esto generó pocas expectativas. En otras palabras, “es un gabinete de zombies”, tal como lo aseguró el analista político de la Universidad de Talca, Mauricio Morales.
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— El Nacional Diario 📰 (@ElNacional_CL) March 10, 2023
Un viraje a la centroizquierda
Boric le apuesta a la centroizquierda para mejorar el control político de su administración. El primer paso en esa dirección lo representa el ingreso de la dirigente del Partido por la Democracia (PPD), Carolina Tohá, como ministra de Interior y la militante del Partido Socialista, Ana Lya Uriarte a la Secretaría General de la Presidencia.
“El problema es que la estructura de gobierno quedó igual. La primera línea de poder quedó bajo el control del Socialismo Democrático, no así la segunda, donde Apruebo Dignidad tiene una fuerte hegemonía en el caso de los subsecretarios, claves en la gestión de las carteras regionales”, precisó ExAnte.
La astucia de la estrategia quizá dure poco, cuando Boric salvó en este segundo gabinete a sus peores evaluados por la ciudadanía: el ministro de Economía, Nicolás Grau; con un 48%, la vocera de Gobierno, Camila Vallejo; con un 47 %, y el jefe de la cartera de Desarrollo Social y Familia, Giorgio Jackson, con 35 %.