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Desde reggaetón feminista para niños hasta videos de porno trans financia el gobierno del presidente, Gabriel Boric, con los recursos estatales. En casi un año de gestión, a cumplirse el próximo 11 de marzo, destacan tres gastos en su haber que promueven la ideología progresista, al menos en lo que respecta al ámbito cultural.
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La información es oficial. El desembolso de fondos públicos aprobado por el mandatario para la creación y divulgación de contenido, que está lejos de fomentar valores humanitarios, sociales o entretenimiento educativo, forma parte del historial de transferencias del Registro Central de Colaboradores del Estado y Municipalidades.
En la rendición del organismo figura la entrega de 485 millones de pesos chilenos, un monto equivalente a 606.000 dólares, en diciembre a tres organizaciones: Nave, Crin Chile A.G y Colectivo Chasky.
“La mayoría de los chilenos ni siquiera estaría dispuesto a poner un solo peso en estas organizaciones. Que le quede claro al gobierno: no queremos subsidiar su perversión ni su estupidez”, aseguró María José Olea, directora de FNM TV, tras divulgar las maniobras administrativas de La Moneda en YouTube.
Dinero sin arte
Entre los beneficiados con los gastos de Boric resalta Nave, un centro que pertenece a la Fundación Patrimonio Creativo ubicado en el barrio Yungay, donde reside Boric, que tiene dentro de sus proyectos al Cabaret Yungay Post Pandemia, una iniciativa que busca involucrar a la comunidad LGBT a través de performances porno trans. Para sacarlo adelante, Boric le otorgó en 98,5 millones de pesos chilenos, es decir, alrededor de 122.022 dólares, como parte del programa de apoyo a organizaciones culturales.
En el caso de la asociación gremial de creadores chilenos de música infantil promotora de la diversidad e inclusión, que es conocida como CrinChile, la subsecretaría de Cultura efectuó tres transferencias a sus cuentas bancarias entre el 23 de diciembre y 30 de diciembre de 2022. La primera rondó los 170 millones de pesos chilenos, ubicándose en 211.671 dólares, la siguiente alcanzó los 38 millones, equivalentes a 47314 dólares, mientras que la última fue de 89 millones, es decir 110.816 dólares.
El monto financia al HP Club, una banda de “trap y reggaeton consciente” basado en la “revolución del feminismo”.
Al Coletivo Chasky, un centro de experimentación e investigación artística transdisciplinario colectiva, tal como se definen en su página web, llegaron otros 90 millones de pesos, que se calculan en 112.061 dólares, no sólo para obras de teatro y talleres, sino también apoyar las producciones musicales como por ejemplo: “Pórtate mal“, una canción interpretada por el grupo de rock electro poético experimental “Lo sagrado”.
“Esto es un escándalo, un escándalo encubierto que se merece saber cuando hay tantas prioridades que atender en salud, educación, seguridad, pensiones. Es indignante que la plata de todos los chilenos termine financiando la ideología del gobierno de turno, pero disfrazada, porque esto no es cultura, ni tampoco una prioridad”, indicó Olea en el reporte.
Una promesa pública
La millonaria suma de recursos que Boric destina a instancias de corte progresista se enmarca en su promesa hecha durante la presentación de su primera cuenta pública en junio del año pasado. En aquel momento dijo que triplicaría los recursos para el sector.
La meta del presidente izquierdista es llevarlos de 0,3 % a 1 % durante su gobierno, alegando que tiene “profunda convicción de que el desarrollo de un país no puede medirse sólo en función de su acceso a bienes, servicios y consumos, sino también en cómo trata, respeta y apoya la cultura en sus más diversas expresiones”.
Con esa idea, el ministerio de la Cultura contará con 282.253 millones de pesos en 2023, cifra cercana a 351 millones de dólares. Este monto representa un crecimiento de 16 % en comparación con el presupuesto de 2022, al sumar 38.719 millones adicionales o también 48 millones de dólares. El aumento coincide con el impulso de la ley de educación sexual integral ante el Congreso para promover la incorporación de afectividad y formación sexual en los planteles reconocidos por el Estado, desde el preescolar a la educación superior.
