Era un secreto a voces. Faltaban los números oficiales pero las calles ya evidenciaban el aumento sostenido de la migración en Chile con el desbordamiento del comercio informal, la delincuencia y la indigencia. Ahora ya hay datos: se multiplicó por diez a partir de 2016.
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La cifra forma parte de los hallazgos de la encuesta sobre el perfil social y laboral de los extranjeros radicados en Chile, elaborada por el Servicio Nacional de Migraciones, el Banco Mundial y la Universidad Católica, donde participaron las cinco nacionalidades con mayor presencia: Venezuela, Haití, Bolivia, Colombia y Perú.
“El número de personas extranjeras que residen se multiplicó por diez. Pasó de 155.000 a 1.482.390 en sólo 15 años, pero el zoom demuestra que entre 2016 y 2020 se concentra el millón de ingresos”, asegura el director del Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales UC, David Bravo.
La crisis económica y política de la región y la falta de oportunidades laborales impulsó el alza. Eso también lo avala el estudio que cuenta con un marco muestral de 754.492 extranjeros mayores de 18 años que residen en Chile con número telefónico.
Para mantener a otros
Esta mirada a la migración en Chile ahondó sobre su educación, empleo y acceso a servicios financieros y tecnológicos destapando que 66 % tiene dificultades para acceder, cubrir o disfrutar de estos aspectos porque ese número –que equivale a casi siete de cada diez migrantes– debe enviar remesas a sus familias o seres queridos que aún permanecen en sus países de origen y dependen económicamente de ellos.
El resultado tiene sentido, considerando que 78 % de los migrantes llega por razones laborales en todos los grupos. Así lo demuestra el desglose por países encabezado por Venezuela, en el que admiten que la crisis propiciada por el chavismo los obligó a abandonar la nación mientras que, en el caso de los bolivianos, la falta de oportunidades laborales también los motivó a cruzar la frontera. Un argumento muy similar aparece en la migración peruana, colombiana y haitiana.
Consultados por el tipo de acompañamiento para ingresar a Chile, alrededor de 56 % de los migrantes lo hace sin compañía, con excepción de los venezolanos, quienes reportan ingresar principalmente acompañados por parientes (47 %). ¿Cómo lo hacen? Hay siete agencias de turismo que han convertido la migración en un negocio.
Regularización con complicaciones
Regularizar extraordinariamente la situación de los migrantes en Chile es la única idea deslizada por la administración de Gabriel Boric. En octubre, durante un viaje a Antofagasta, anunció que su pretensión es hacer más expedita la expulsión de migrantes condenados por Ley de Drogas y agregar alternativas para la notificación de procesos administrativos de expulsión, con el fin de hacerlos más expeditos.
La actual Ley 21.325, de Migración y Extranjería, promulgada en abril de 2021, complica los planes del mandatario porque impide que migrantes que hayan ingresado por pasos no habilitados tramiten visas para establecerse en el país, ya que establece esta acción como causal de expulsión. En el artículo 155 se señala que solo pueden regularizarse a través de mecanismos que disponga la Subsecretaría del Interior. En la práctica, significa que deben salir del país.
¿Lo desconoce Boric o reformará la normativa? Nadie lo sabe, pero ya giró 2600 millones de pesos (USD 2,9 millones) para intentar ocuparse de una realidad que presiona a La Moneda, cuando Ignacio Eissmann, director de Incidencia y Estudios del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM), habla de 130.000 ingresos por pasos no habilitados desde 2019 que engrosan la cifra de migrantes radicados en Chile.