La detención del excongresista estadounidense David Rivera por parte de la policía federal, debido a presunto lavado de dinero del régimen chavista y ejercer como su representante, sin estar registrado como agente extranjero, destaparía los posibles nexos de opositores con Nicolás Maduro.
Según la acusación del Distrito Sur de Miami en contra de Rivera, un “legislador de la oposición venezolana” se reunió con él y Pete Sessions, actual miembro de la Cámara de Representantes de EEUU, en la residencia de Nueva York del empresario chavista sancionado por el Departamento del Tesoro, Raúl Gorrín.
En el documento divulgado por Joshua Goodman, periodista de la agencia The Associated Press, aparece la mención de un parlamentario. ¿Quién es? Es la gran pregunta. El documento se reserva la identidad del diputado que sostenía encuentros con Rivera en la residencia de Gorrín adquirida en 2017 por 18,8 millones de dólares, que abarca 418 metros cuadrados del piso 47 del Baccarat Hotel & Residences.
Who was the Venezuelan opposition lawmaker who met April 2, 2017 with @PeteSessions and ex US Congressman David Rivera in the NYC apartment of Venezuelan insider Raul Gorrin?
From foreign lobbying indictment against Rivera 👇 pic.twitter.com/6AeZr4olQs
— Joshua Goodman (@APjoshgoodman) December 6, 2022
Un político con presión
¿Revelará Rivera nexos entre opositores y chavistas? Es probable. Ya lo ha hecho. Asegura que el dirigente opositor venezolano Leopoldo López, del partido Voluntad Popular, salió de la cárcel de Ramo Verde —donde estuvo detenido cinco años— por las gestiones que a favor de su libertad hizo el empresario chavista Raúl Gorrín, sancionado y acusado en Estados Unidos por presuntamente liderar una red de corrupción que malversó 1000 millones de dólares estatales.
Los próximos días del excongresista republicano estarán bajo presión. Se prevé su traslado de Atalanta a Miami donde tendrá que enfrentar la acusación de ocho cargos que lo vinculan con una conspiración para cabildear en nombre de chavismo con el fin de reducir las tensiones con la Casa Blanca.
La acusación, de acuerdo con un reporte de The Associated Press, cita reuniones que Rivera propició en Washington, Nueva York y Dallas para concretar alianzas a favor de Nicolás Maduro con legisladores estadounidenses y un importante asesor del expresidente Donald Trump.
Para los fiscales, Rivera ocultó estas gestiones de cabildeo hasta en los mensajes de chat donde bautizó al dictador como el “conductor del autobús”, a un congresista como “Sombrero” y a millones de dólares como “melones”.
Las pesquisas también arrojan que organizó un posible vuelo y una reunión en el avión de un empresario pro-Maduro para una asesora de campaña que se convirtió en “asesora” de la Casa Blanca el 27 de junio de 2017, el mismo día que el asistente de Trump Kellyanne Conway estuvo en Miami para una cena de recaudación de fondos con republicanos de Miami.
Una demanda paralela
Rivera está en problemas. Lo está desde que trascendió la firma de un contrato con la filial estadounidense de Petróleos de Venezuela, PDV USA con sede en Delaware, con su compañía Interamerican Consulting en 2017 por tres meses de “consultoría estratégica” por 50 millones de dólares.
Rivera, quien nunca se registró como agente extranjero para representar los intereses de otro país en Estados Unidos, recibió pagos iniciales que ascendieron a 20 millones de los dólares pero los demandantes alegan que hizo muy poco por mejorar la imagen de la petrolera en Estados Unidos.