
El régimen de Nicolás Maduro comienza a cosechar los beneficios políticos e ideológicos que traen consigo la llegada del exguerrillero Gustavo Petro a la presidencia Colombia. A dos semanas de su arribo al poder, Miraflores anuncia que en octubre se reactivará la conexión aérea entre Caracas y Bogotá suspendida desde 2015.
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Las dos administraciones izquierdistas lo pactaron en el Acuerdo de la Frontera recientemente suscrito en Cúcuta, así lo anunció el ministro de Transporte de Colombia, Guillermo Reyes, quien reveló que junto al despacho de su homólogo chavista, Ramón Celestino Velásquez, están “listos para reanudar los vuelos”.
La conectividad también será por vía terrestre, porque los cuatro puentes fronterizos que comparten Venezuela y Colombia —Simón Bolívar y La Unión en (Cúcuta), José Antonio Páez (Arauca) y Paraguachón (Guajira)— mantienen condiciones técnicas para la movilidad peatonal, vehicular y de cargas.
La noticia del reinicio de operaciones aéreas como parte del acercamiento entre Petro a Maduro coincide además con la designación de Félix Plasencia como embajador de Venezuela ante Colombia, sumado al beneplácito del chavismo para recibir a Armando Benedetti, quien se desempeñará como embajador de la Casa de Nariño en Caracas.
Hacia Estados Unidos
A esta normalización se suma la aparente reactivación de los vuelos entre Caracas y Miami. Según Nicolás Maduro, “La Guaira le da tres paradas a Miami”. Considerando que La Guaira es la zona donde se ubica el aeropuerto internacional Simón Bolívar es probable que forme parte de otra flexibilización desde la administración de Joe Biden.
“Pronto vamos a abrir vuelos de Miami a Maiquetía para que se vengan a disfrutar de La Guaira. Se vienen de día, se bañan y después se van y les sale más barato que irse para las playas de Miami” dijo en televisión.
Aún sin una fecha o certeza al respecto, hoy abundan las interrogantes sobre la disposición de Colombia y Estados Unidos a retomar vuelos comerciales con Caracas. El panorama no está claro ahora, especialmente cuando Maduro atraviesa la incautación de un avión de Emtrasur (empresa de carga de Conviasa), que había sido propiedad de la aerolínea iraní Mahan Air (sancionada por la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Tesoro de Estados Unidos por el delito de terrorismo) en Argentina.
La tripulación de esta aeronave, que aún es objeto de investigaciones, estuvo conformada por 14 venezolanos y cinco iraníes. Se incluía entre estos a un piloto vinculado con la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán.
Maduro le reclama al gobierno de Alberto Fernández la entrega sin ninguna respuesta desde la Casa Rosada hasta ahora. Esta tensión diplomática con Argentina por la aeronave -un Boeing 747- parece quedar a un lado para Petro y Biden pese a las dudas e investigaciones que avanzan y a las sanciones que Washington impuso al Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos (Conviasa), la línea del régimen.
Más destinos
Con Colombia y Miami como nuevos destinos comerciales, el régimen aumentaría su conectividad que ya en julio sumó a tres nuevos destinos: Argel, Doha y Guangzhou, a una lista donde destacan Teherán, Moscú, La Habana, Managua, Madrid, Cancún, Panamá, Santa Lucía, San Vicente, Quito, Guayaquil, Buenos Aires, Santo Domingo, Santiago de Chile, Viru Viru (Santa Cruz, Bolivia) y Toluca (México).
Estos vuelos no operan con regularidad y en algunos casos no aparecen disponibles en la página web pero forman parte de su lista de ofertas cuyos costos alcanzan hasta los 2000 dólares ida y vuelta.