
Cuando Álvaro Uribe tenía tres minutos de haber llegado al Congreso para asumir su primer mandato presidencial en Colombia estallaron 14 proyectiles a control remoto. El pánico se multiplicó, hubo 64 heridos –ocho de gravedad– y 17 muertos, entre ellos tres niñas, su madre y una tía, quienes cayeron en el centro de Bogotá, cerca del Comando de Reclutamiento del Ejército. La guerrilla lo hizo. A veinte años de este recibimiento sangriento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) al líder del Centro Democrático, tomará posesión el exguerrillero izquierdista del Pacto Histórico, Gustavo Petro.
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El plan del nuevo mandatario es tener una fiesta folclórica sin escatimar en recursos para reunir a sus simpatizantes en las calles. Su suerte quizá sea distinta. Este domingo es probable que nada mine su celebración, así lo presume Nicolás Gómez, politólogo y comunicador de la Universidad de Arizona, en entrevista con PanAm Post, quien asegura que “Petro es el presidente más afín a estos grupos guerrilleros. Los grupos guerrilleros lo han manifestado. Y eso, más la retórica de ofrecerles ‘perdón social’ a todos estos bandidos a cambio de nada con impunidad garantiza, que los grupos guerrilleros no se sienten amenazados”.
Exacerbación de la violencia de las guerrillas con Petro
Pero hay otros pronósticos. Y no son buenos ni alentadores. “Lo que sí va a pasar y lo que está pasando día a día es la exacerbación de la violencia como una estrategia de los grupos armados para valorizarse y llegar con más contundencia a los diálogos que están por venir con el gobierno en Cuba”.
Precisa que “hay una diferencia entre guerrilleros y grupos paramilitares. Si bien todos son unos degenerados, terroristas, asesinos y criminales ligados al narcotráfico sin ninguna justificación ni moral ni ética para existir, la guerrilla se apega a una ideología de tinte comunista, mientras que los paramilitares dicen ser de una ideología de derecha”.
Cree que con el ascenso de Petro a la Casa de Nariño el escenario es infausto: “Volverá un baño de sangre considerable por la lucha y puja de territorios entre las guerrillas porque este nuevo gobierno no logrará que cambien al narcotráfico como fuente de ingreso”.
La costa es la más perjudicada. En departamentos como Córdoba, Sucre y Antioquia recrudecerá la inseguridad, que ya el Clan del Golfo fomenta con sus ataques, apunta Gómez tras destacar que “los grupos armados luchan en Colombia y se escapan a Venezuela a buscar refugio como se confirmó con el atentado contra Iván Márquez”.
Relación complicada con las Fuerzas Militares
La negociación que Gustavo Petro pretende con los guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) –organización que no se sumó al Acuerdo de Paz de 2016 suscrito con la presidencia de Juan Manuel Santos– complica a las Fuerzas Armadas.
“La situación será difícil porque Gustavo Petro se ha hecho su carrera política con el maltrato, la calumnia, las mentiras y los ataques sistemáticos, muchos de ellos sin fundamento, contra la fuerza pública”, afirma Gómez.
El nombramiento de Iván Velásquez como ministro de Defensa, contribuye con estos augurios. El exviceministro de esa cartera, David Moreno, dijo en entrevista con PanAm Post que “Velásquez es un detractor acérrimo de las Fuerzas Militares y posiblemente tiene como propósito sacar a la Policía Nacional del sector Defensa, debilitar a las Fuerzas Militares con un presupuesto reducido, negar el reemplazo del material estratégico y frenar las operaciones contra el ELN para justificar el fortalecimiento de las Guardias Indígenas como nueva fuerza miliciana”.
Golpe a la Fuerza Pública
Si es así, el país enfrenta “un golpe certero al corazón de la Fuerza Pública porque colocar en este ministerio a quien ha manifestado públicamente su rechazo hacia el estamento castrense es indiscutible que la señal busca politizar, debilitar y manosear a las instituciones”.
Para Moreno, “Petro y su camarilla van a llevar el país a una guerra civil para justificar la revolución de las masas y permanecer por largo rato en el poder”. Y el líder del Pacto Histórico ya avanza en esa dirección. Según el exviceministro de Defensa, “el Gobierno de Petro está generando la aparición de unas milicias indígenas campesinas legalizadas para armar a la población como lo hicieron en Venezuela”.
El proyecto ya está en el Congreso. Lo presentó el partido Comunes, que reúne a los exmiembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), alegando que estas organizaciones rurales serían un “mecanismo comunitario de protección permanente a la vida, el ambiente, el territorio y la identidad campesina”.
Moreno explica que la Constitución de Colombia desde el preámbulo establece la igualdad y, aunque se han establecido algunas excepciones con las comunidades indígenas, permitiéndoles tener una Guardia indígena con una justicia que ejercen dentro de estas comunidades –diferente a la justicia ordinaria– ahora reclaman que las tierras eran de sus ancestros y están invadiendo fincas que cultivan caña de azúcar.
“Petro dice que es preferible dialogar con esta comunidades, pero lo que están buscando es ampliar más esas guardias indígenas cuando la Constitución, en los artículos 217, 218 y 219, define a la fuerza pública, que tiene la autoridad legítima del Estado para poder actuar para la protección de los colombianos y en la seguridad del país”. ¿Será que llegó la noche horrible de Colombia?