Las actividades diplomáticas de España en el exterior bajo el gobierno presidido por el socialista Pedro Sánchez cayeron en manos del feminismo y la ideología de género. Las embajadas cambiaron las reuniones comerciales, humanitarias y políticas por talleres de escultura que enseñan a moldear vulvas con arcilla para facilitar el reconocimiento de la diversidad sexual.
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El propósito de estas iniciativas, lejos del protocolo inherente a la actividad diplomática, es «reconocer la diversidad de vulvas que habitan y las corporalidades trans e identidades no normativas a través de la creación de una escultura con arcilla como expresión política del poder de la vulva». De esa forma facilitan la expresión de las “corporalidades y las identidades que colocan en común la vulva, sometidas /moldeadas /controladas /anuladas por un sistema ‘cisheteronormado’”.
La agenda feminista de Pedro Sánchez
La Embajada de España en Honduras anda en esas alianza con el Centro Cultural de España en Tegucigalpa (CCET), que forma parte de la Red de Centros Culturales de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), según reseñó Ok Diario.
Sus nuevas jornadas culturales intentan convertir una técnica de las artes plásticas en una oportunidad para la “reflexión crítica” sobre la sexualidad, transformando supuestos diálogos tabúes en diálogos habituales para reconocer “el poder de la vulva en un mundo hegemónicamente telocéntrico”.
Sánchez apoya esta agenda feminista en las sedes diplomáticas. El mandatario la convirtió en parte del quehacer de las embajadas en marzo con la implementación de la “Guía de Política Exterior Feminista” que incluye cinco líneas prioritarias: mujeres, paz y seguridad; violencia contra mujeres y niñas; derechos humanos; participación de mujeres en espacios de toma de decisiones; y justicia económica y empoderamiento.
Además, la promesa de Pedro Sánchez es que el Servicio Exterior lo conformen, como mínimo, un 25 % de embajadoras al finalizar su legislatura el próximo año, lo cual representa un incremento de 10 % en comparación con el inicio de su mandato.
Una célula innecesaria
La incorporación de las temáticas progres en las embajadas españolas deja sin sentido la creación de la “célula de acción reputacional” que lanzó Sánchez en 2019 a través de la Secretaría de Estado de la España Global, dependiente del Ministerio de Exteriores, con la cual pretendía detectar y anticipar riesgos para la reputación de España en el mundo y poder responder a ellos con inmediatez.
¿Qué harán ahora los 215 diplomáticos designados para esta labor –uno en promedio por cada embajada y consulado– cuando su trabajo es alertar sobre situaciones que afectan la imagen de España y se supone que son un “radar” especializado?
Tendrán que rebuscar justificaciones, considerando que las embajadas españolas estaban enfocadas en la difusión, por ejemplo, de la serie “40 años de democracia” para fortalecer la percepción positiva del país tras el cese de la dictadura franquista. El cambio de contenido es abismal.
Las administraciones socialistas son incomprensibles –casi siempre– pero esta agenda feminista como parte de la diplomacia izquierdista es ya una tendencia. El año pasado, el gobierno argentino de Alberto Fernández compró 10.000 penes de madera pulidos de 17 centímetros de largo y cuatro centímetros de diámetro cada uno para abrir el debate sobre el órgano masculino sin prejuicios.