La radicalidad es una condición de la izquierda que el presidente electo de Colombia, Gustavo Petro, intentó disimular durante su campaña, pero ahora comienza a recibir los respaldos de sus exponentes dentro y fuera del país: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el presidente de Rusia, Vladímir Putin.
El Kremlin convirtió su felicitación en una oportunidad para buscar cooperación en medio del aislamiento internacional al que arrastró a Moscú con la invasión a Ucrania.
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“Las relaciones ruso-colombianas tradicionalmente tienen un carácter amistoso. Espero, que vuestra labor de mandatario de Estado contribuirá al desarrollo ulterior de los lazos de cooperación bilateral mutuamente ventajosa en diferentes campos”, subrayó la Embajada de Rusia en Colombia en su mensaje dirigido a Petro, donde además le deseo “éxitos, buena salud y bienestar”.
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Las relaciones ruso-colombianas tradicionalmente tienen un carácter amistoso. Espero, que Vuestra labor del mandatario del Estado contribuirá al desarrollo ulterior de los lazos de cooperación bilateral mutuamente ventajosa en diferentes campos.— Rusia en Colombia (@RusiaColombia) June 23, 2022
Moscú busca un giro en Bogotá
Putin apuesta a un giro en las relaciones con Bogotá después de cuatro años de hostilidad diplomática con la administración del presidente Iván Duque, a raíz de las sospechas de espionaje ruso en la nación cafetera tras el arribo en abril –un mes antes de la primera vuelta– del coronel experto en ciberespionaje, Dmitry Vladimirovich Tarantsоv, quien salió de Estados Unidos en 2015 por presuntamente haber estado interviniendo en los comicios del año siguiente.
Además, los vínculos con el chavismo que derivaron no sólo en la instalación de radares rusos en la frontera con capacidad para “perturbar la frecuencia y hacer guerra electrónica” sino también la venta de armamento, drones y aviones a Nicolás Maduro enfrió las relaciones que se detuvieron con el apoyo de Colombia a Ucrania, que condujo al embajador de Rusia en la ONU, Vasily Nebenzya, a declarar que “Colombia no es un país normal, seguimos muy de cerca lo que ocurre en el país y nosotros estamos inquietos porque su administración sistemáticamente ha evitado mencionar el acuerdo definitivo de paz”.
La guerrilla ve oportunidades
Vladímir Putin no es el único que gestiona aliados, las “disidencias” de las FARC, reunidas en la Segunda Marquetalia liderada por Luciano Marín Arango alias ‘Iván Márquez’, emitió un comunicado donde respaldan a Gustavo Petro porque representa un “cambio imparable”.
En el documento viralizado en redes sociales, el grupo guerrillero suscribe el discurso de Petro de la segunda vuelta, en el que insistió que “la paz es el derecho más elevado; solo la paz garantiza la vida, y sin ella ningún derecho tendría valor porque estaríamos muertos”.
Las #FARC nunca se desmovilizaron, no son disidencias, pero si son el apoyo a la nueva presidencia. Acá su mensaje de bienvenida a @petrogustavo. ¿Si es política de amor porque asesinaron a Jesús Montano por denunciar el constreñimiento político de las FARC a favor de Petro? pic.twitter.com/67ujldwV2d
— Steph Bates Prensa (@StephBatesPress) June 22, 2022
Pero el epicentro del comunicado es su disposición a formar parte del acuerdo nacional que Gustavo Petro impulsa con la promesa de “reconciliar a Colombia y a todos sus sectores”. El grupo armado está “abierto al diálogo”.
“Metámonos con todo, con cuerpo y alma, en el propósito colectivo de lograr la paz completa para Colombia. Tenemos que dialogar para frenar la guerra. El gran acuerdo político nacional (…) es el mecanismo más legítimo para construir la plataforma de lanzamiento de una nueva era de paz y de patria nueva”, reza el documento.
Con ambiciones
La propuesta de las FARC es amplia. Incluso, invitan a sumarse al “gobierno de la vida y de la esperanza que viene naciendo como nueva alborada, dispuesto a devolvernos la paz y la dignidad, a defender al mundo del cambio climático con el escudo de la selva amazónica”.
También anuncian que “vendrá una nueva institucionalidad más conectada con las necesidades del pueblo, la justicia y los derechos humanos. Desde hacía mucho tiempo el pueblo anhelaba ser abrazado por la política del amor y de la vida”. Con este adelanto de la guerrilla sobre cómo será la administración de Petro, la revista Semana, divulga que existe la posibilidad de que los los exmilitantes de las FARC formen parte del equipo de gobierno como sucedió en 1990 cuando Antonio Navarro Wolff, uno de los máximos comandantes del M-19 (organización a la que perteneció Petro) ocupó el Ministerio de Salud como parte de un acuerdo nacional.
El partido Comunes, dirigido por el exjefe del secretariado de las FARC, Rodrigo Londoño alias ‘Timochenko’, sería uno de los primeros interesados tras impulsar la candidatura del abanderado del Pacto Histórico durante la campaña.
Gustavo Petro deberá conformar un gobierno con una enorme lista de aliados que pasan su factura y esperan cobrar con algún cargo, entre ellos los guerrilleros de las FARC que secuestraban, asesinaban, violaban y reclutaban niños, algunos disfrazados de desmovilizados bajo el paraguas de un partido político y otros aún con las armas en el hombro desde la clandestinidad.