La desbocada entrega de poder al feminismo por parte del presidente izquierdista de Chile, Gabriel Boric, en su gobierno, para mantener la “perspectiva de género” lo condujo al desacierto de crear un gabinete especial para su pareja, Irina Karamanos, bautizado con su nombre.
El intento de personalizar al apéndice institucional con el nombre su compañera afectiva condenó al fracaso a la iniciativa establecida en la Resolución Exenta N° 442, donde el rol de “primera dama” quedaría reemplazado por el “Gabinete Irina Karamanos”, que ya tiene a su disposición seis asesores para distintas áreas, entre ellas comunicaciones, materias jurídicas y relaciones públicas, cuyo costo asciende a 20 millones de pesos mensuales (22.000 dólares) equivalentes a 50 sueldos mínimos chilenos.
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Según el documento, a Karamanos le correspondería “identificar, proponer y coordinar lineamientos estratégicos y definición programática para políticas públicas con el objeto de aportar a la erradicación de la desigualdad y la discriminación de grupos históricamente excluidos, con enfoque interseccional, de derechos humanos y perspectiva de género, inicialmente con énfasis en pueblos indígenas, migración, género y diversidad sexo-genérica”.
Toda la esencia del feminismo quedaría reunida en el cargo que además otorgaría potestad para asumir el rol ceremonial y protocolar en las actividades oficiales nacionales e internacionales, así como también entregaría atribuciones para conformar fundaciones de derecho privado que no persiguieran fines de lucro.
Una suma sistemática de errores
Gabriel Boric se vio obligado a enmendar este desacierto, pero su plan de gobierno aún contempla este camino al prometer “incorporar un enfoque de género en todo el aparato público” mediante la creación de “un departamento de transversalización y transferencia de capacidades” para el cual aumentará “los recursos humanos y presupuestarios para darle mayor categoría social y política, y mayor incidencia”. De hecho, ya incorporó en cada uno de los 24 ministerios —de los cuales 14 están a cargo de una mujer—, subsecretarías y organismos estatales de servicios públicos a una “asesora feminista”, para supervisar y guiar las políticas.
Aunque ahora aclara que Karamanos asumirá la “coordinación sociocultural de la presidencia” y ella en sus redes sociales señala que la enmienda se generó “con la convicción de que no queremos que la denominación en una resolución nos aleje de los cambios profundos que estamos impulsando”, el analista político y docente universitario, Pedro Hernández, dijo a PanAm Post que esta situación es parte de una “suma sistemática de errores que ha tenido el gabinete pero que siempre se endosan a los asesores, a los asistentes administrativos sin hacer un mea culpa”.
Las probabilidades de que la cuenta de desaciertos cese son pocas porque “este grupo de milenials se comporta como cuando eran dirigentes universitarios. Todavía no cambian el switch. Hay un infantilismo, desprolijidades, falta de autocrítica e inconsistencias respecto a lo que se declara, exacerbando la desconfianza que hay hacia este gobierno”.
Hernández considera que las consecuencias ya se vislumbran. “Muchos partidarios que votaron por Boric se sienten totalmente decepcionados y engañados con su conducción totalmente amateur que ya incide en el mundo empresarial. Ni hablar de los inversionistas. Boric, junto a la incertidumbre del plebiscito, llevan por mal camino a Chile”.
Una ola de críticas
La crítica arrolló las intenciones de Boric de sepultar el rol afectivo e histórico hacia el cargo de “primera dama” como lo hizo el chavismo al designar a Cilia Flores, esposa de Nicolás Maduro, como la “primera combatiente”, de quien “no es fácil determinar cuánto poder tiene ni hasta qué punto su capital político es independiente del de Maduro; pero ella ocupa una posición prominente en el movimiento chavista desde su surgimiento”, explica en DW el politólogo Jesús Azcargorta, autor del libro Los partidos monopólicos latinoamericanos.
Con estos antecedentes en la región, Javier Macaya, senador de la Unión Demócrata Independiente (UDI), sostiene que “la cuestión identitaria le juega una mala pasada a Boric y quizás está con problemas de legalidad”. Su bancada solicitó a la Contraloría un pronunciamiento al respecto por considerarla “inconstitucional, ilegal y arbitraria”.
El presidente Gabriel Boric intenta bajar el costo de su decisión al calificar como un “error administrativo” la creación de un gabinete paralelo para su pareja –el primero en el historial republicano de Chile–. A través de un comunicado, la Secretaría de Prensa dejó sin efecto la modificación, y la plataforma creada en los sitios web oficiales para contactar a la estructura de su pareja desapareció.
Último minuto: comunicado emitido desde presidencia, que deja sin efecto la modificación a la resolución N978@Pauta_cl pic.twitter.com/YlDsPDkCQa
— Sofía Del Río Rau (@sofidelrio10) June 22, 2022
Con ello quedó en el papel la idea del “gabinete Irina Karamanos” que autorizó, según La Tercera, la directora administrativa de La Moneda, la comunista Antonia Rozas. La pareja sentimental del presidente Gabriel Boric había aclarado en más de una ocasión que no era “primera dama” pero tampoco directora sociocultural del palacio presidencial, considerando que Sebastián Dávalos, hijo de la expresidente Michelle Bachelet, había asumido la presidencia de las fundaciones asociadas a ese despacho durante el segundo mandato de quien hoy se desempeña como Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU.