El dueño de Tesla, SpaceX y ahora también de Twitter, Elon Musk, ya no es sólo una figura de interés en el campo de la tecnología y las comunicaciones. Ahora también es un blanco en la guerra de Rusia contra Ucrania por facilitar satélites de su compañía Starlink al gobierno de Volodímir Zelenski. Desde el Kremlin le advierten que tendrá que responder “como adulto” por el apoyo a Kiev.
La amenaza de Rusia a Elon Musk brota de Dmitry Rogozin, jefe de la agencia espacial rusa Roscosmos, quien asegura que los satélites están en manos de los “nazis del Batallón de Azov y los marines ucranianos atrincherados en Mariúpol”. Según Rogozin, los militares ucranianos utilizan los satélites desde helicópteros para mantener activas sus conexiones a internet a pesar de los daños estructurales causados por los bombardeos de la guerra. Incluso, el funcionario señala al Pentágono como órgano mediador para la entrega de los equipos.
- Lea también: El reclamo de China contra satélites de Elon Musk por «amenaza» a estación espacial
- Lea también: Elon Musk lleva Tesla a Xinjiang, pese al genocidio contra los uigures
Todo ello, Rogozin dice que lo confesó el coronel Dmitry Kormyankov, comandante de la 36.ª Brigada Marítima de las Fuerzas Armadas de Ucrania, capturado por las fuerzas rusas, pero Elon Musk banaliza el ultimátum de Moscú. “Si muero en circunstancias misteriosas, sepan que fue un placer conocernos”, escribió en su cuenta de Twitter. “Haré todo lo posible para seguir con vida”, dijo después.
If I die under mysterious circumstances, it’s been nice knowin ya
— Elon Musk (@elonmusk) May 9, 2022
Negocios en peligro
La respuesta de Elon Musk en la red social tiene rastros de su visión del conflicto: “No hay ángulos en la guerra”. Para el empresario es injustificable el ataque de Putin y lo rechaza aunque China, aparentemente aliada con el mandatario ruso, le representó 13.800 millones de dólares en ingresos el año pasado. El monto es –hasta ahora– su mayor fuente de crecimiento al alcanzar 108 % en China con respecto al año anterior, dejando atrás el 58 % en Estados Unidos y 66 % en el resto de los mercados.
Rusia conoce estas cuentas y podría desbaratarle el negocio si el régimen de Xi Jinping termina por alinearse con sus intereses geopolíticos. Tesla podría experimentar pérdidas de inmediato, considerando que es la única empresa extranjera en China que pese a ser dueña del 100 % de su fábrica, el terreno sigue siendo propiedad de la nación comunista.
Tres acuerdos púbicos sobre la inversión revelan que los bancos chinos le otorgaron un préstamo de 1.400 millones de dólares a Tesla para construir la planta, pero Xi puede expropiar a la compañía en cualquier momento, alegando “interés público”. China le pagaría “indemnizaciones basadas en el valor residual de los edificios e instalaciones construidas” y ahí acabarían los negocios de vehículos eléctricos de Tesla.
Sí, se derrumbaría porque esta planta tiene capacidad para fabricar 42000 unidades mensuales. De hecho, Tesla Inc vendió 70847 vehículos fabricados en China en diciembre y desde que comenzó a distribuirlos a finales de 2019 tiene a los sedanes eléctricos Model 3 y sus deportivos Model Y cotizándose en mercados nacionales e internacionales.
Un vínculo sin temor
Rusia vuelve a los números de Elon Musk un blanco de sus ataques. Quiera o no ya Musk está participando en la guerra contra los enemigos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) con el suministro de tecnología a Ucrania.
Hasta ahora la vinculación con el Pentágono no es un problema para él. Washington y Musk coinciden en la defensa de Ucrania y ni siquiera las amenazas de dejar caer la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) que lanzó Moscú a comienzos de la invasión los ha hecho ceder al respecto.
El multimillonario sudafricano gana en cualquier escenario porque los transportes de tripulación de SpaceX son una de las pocas alternativas que no dependen de los cohetes rusos. Además, la NASA extendió el contrato con SpaceX a 3.500 millones de dólares para proteger los vuelos de la tripulación a la Estación Espacial Internacional.