Rusia no está hablando en vano sobre la posibilidad de convertir su invasión a Ucrania en una tercera guerra mundial. Las amenazas que hasta hace poco parecían ser sólo parte de una estrategia de intimidación cobran fuerza después de los nuevos ataques contra Kiev en presencia del secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), António Guterres, mientras la jefa de medios de la propaganda rusa predecía en televisión un conflicto bélico de magnitud mundial.
El Kremlin está dispuesto a todo en su afán por dominar a Ucrania. Si Guterres dudó de ello, lo confirmó en terreno y en medio de los misiles de “alta precisión” que detonaron mientras recorría Bucha y las ciudades cercanas de la periferia de la capital ucraniana.
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Debe estar aún sorprendido. Un día antes estaba “tête-a-tête” (frente a frente) con Vladímir Putin en su despacho, pactando un acuerdo humanitario para la evacuación de civiles de las zonas en conflicto, especialmente de Mariúpol.
Su papel como “mensajero de la paz” –como se autoproclamó al salir del encuentro– pereció, y la “discusión muy franca” que presumió haber sostenido con Putin tampoco resultó tan honesta como pensó.
“Rusia siempre usa la violencia como medio de comunicación y esta no es la excepción. Más allá de querer amedrentar a la ONU, lo que Putin y el régimen buscan es expandir las fronteras de la guerra y convertirla en Rusia vs. la OTAN, con Moldavia siendo probablemente el próximo objetivo del Kremlin”, apuntó Felipe Trigos, analista internacional, en entrevista con PanAm Post.
A su juicio, “el modus operandi del régimen autoritario de Putin poco a poco irá probando qué tanto espacio de maniobra tiene y evaluando las respuestas de la OTAN”.
Felipe Trigos advierte que el régimen ruso “seguirá promoviendo un mensaje de escalamiento para medir las respuestas de la OTAN”, pero considera importante no desestimar “hasta dónde puede llegar Putin y si la estrategia de escalar para desescalar, sobre todo en términos nucleares, pudiera ser usada por desesperación”.
Un estado general
El estado de pasmo de António Guterres será común a partir de ahora porque una escalada peor es cada vez más probable tras reconocer que “el Consejo de Seguridad fracasó en hacer lo que estaba en su poder para impedir y poner fin a esta guerra”.
Rusia capitaliza los errores. El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, admite públicamente que hay “peligro real” de que se desate una tercera guerra mundial.
Asegura que “es serio, no se puede subestimar”. En sus planes estaría un ataque nuclear si el conflicto se prorroga. Incluso, compara la disputa con la crisis de los misiles de 1962, pero advierte que «en esa época había reglas, reglas escritas», en este momento no.
Sin un marco definido hasta Margarita Simonyan, editora del medio estatal ruso RT y jefa de la agenciad de noticias del Kremlin Sputnik , afirma en televisión que “o Rusia pierde en Ucrania o comienza la tercera guerra mundial”. Sin ninguna prudencia insinúo que después de los nuevos ataques ucranianos en la ciudad fronteriza de Bélgorod, un centro de suministro clave para las fuerzas militares rusas al este de Ucrania, la respuesta de Moscú será letal: “Iremos al cielo y ellos simplemente morirán”, sentenció.
Russian propagandists have already begun to prepare their audiences for World War III
Margarita Simonyan offers a World War III and nuclear strike as an alternative to losing #Ukraine.
Solovyov at the same time agrees with her: "we will go to heaven, and they will simply die." pic.twitter.com/ouh4HA515e
— NEXTA (@nexta_tv) April 28, 2022
Posiciones fijadas
Si eso ocurre, la distribución de los apoyos a Rusia y Ucrania en una eventual tercera guerra mundial están prácticamente definidos.
Putin contaría con su fiel Bielorrusia al mando de Aleksandr Lukashenko, quien lo respalda desde antes de la invasión. También tendría a Kazajistán, Armenia, Tayikistán y Kirguistán –que en conjunto mantienen una alianza militar desde la Unión Soviética–, así como Corea del Norte, Siria y Eritrea, según sostiene ABC.
China, Venezuela y Cuba están en veremos, dado los intereses que cada uno juega en medio del conflicto. Pekín teme sanciones comerciales, mientras que el chavismo y el castrismo tienen negociaciones energéticas como prioridad.
Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido y, por supuesto, toda la OTAN, serían los aliados de Ucrania porque así quedó definido desde la resolución aprobada en marzo, en la que 141 países reafirmaron su apoyo a la independencia y soberanía de la nación gobernada por Volodímir Zelenski.
Por falta de valores
Mientras, la Organización Mundial de Turismo (OMT), que agrupa a 159 Estados, suspendió la membresía a Rusia por “violar los valores” de los estatutos del ente, entre ellos el respeto a los derechos humanos, la prosperidad y la paz.
Desde su cuenta de Twitter, el secretario general de la OMT, Zurab Pololikashvili, divulgó que “sólo los miembros que se ajustan a ello pueden integrar la OMT”.
UN tourism body suspends Russia's membership, Moscow says it quits | Reuters https://t.co/ARAwWAqdWR
— Zurab Pololikashvili (@pololikashvili) April 27, 2022
Esta es la primera destitución de un miembro desde la fundación de la OMT en 1976. Moscú pierde respaldo. Más de dos tercios de los 160 Estados miembros de la OMT aprobaron esta resolución que surge después de perder las candidaturas a cargos en las juntas directivas del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y en ONU Mujeres. La lista seguirá.