Al candidato de la extrema izquierda colombiana, Gustavo Petro, ya no le interesan los debates con sus adversarios. Desde hace poco más de un mes los abandonó. La razón de ello es que estará en Bogotá solo dos veces a la semana para invertir los demás días en el despliegue de su programa “Petro escucha”, que pretende fidelizar a los simpatizantes de su denominado Pacto Histórico.
Petro le apuesta al histrionismo en el remate de campaña. Con este recurso sobre la mesa ya pasó por Córdoba, Meta y Boyacá. Sin embargo, su itinerario de funciones regionales se extenderá hasta el próximo 29 de mayo, día de las elecciones. La intención que Petro plantea en su discurso es explorar las necesidades de las comunidades mediante con contacto directo con ellas para “hacer de Colombia una potencia mundial de la vida”.
A pesar de que esta estrategia se ha vendido a la población como una promesa que busca incluir las demandas de las comunidades en su programa de gobierno en el fondo, “Petro escucha” es la remasterización del “Aló, Presidente” de Hugo Chávez, la plataforma de propaganda del régimen que durante más de una década ocupó la señal del canal estatal Venezolana de Televisión (VTV).
Mediante este espacio audiovisual, Chávez en aquel entonces flagelaba a la clase política que antecedió al proyecto socialista. También criticaba a la Iglesia católica, los medios de comunicación, empresarios y cuánto posible adversario divisara en su panorama inmediato con la falsa ilusión de participación social.
Esta es otra de las iniciativas que suma el exguerrillero a su listado de tácticas que emulan al otrora dictador venezolano. Prueba de ello es que aparte de esta versión de característica colombiana del “Aló, presidente” está lo que Petro ha nombrado como su “Primera Línea”, una suerte de banda que fue acusada de vandalizar al país durante las protestas del año pasado y quienes están enquistados en las comunidades de Bogotá, y en proceder se asocia con los llamados “colectivos” del chavismo.
Asimismo, ha buscado camuflar, a través de declaraciones repletas de ambigüedad, sus intenciones de ir contra el sector privado. De hecho, ha instaurado una narrativa en torno a lo que ha llamado “democratización” de bienes y propiedades. Los argumentos para aludir este proceder son un calco de los que usó Hugo Chávez en su momento: la distribución de la riqueza, la guerra a los especuladores, entregarle la producción a los trabajadores.
El programa "Petro Escucha" en Villavicencio con la participación de la comunidad y sus propuestas
Es el tiempo de escuchar a las personas e iniciar los dialogos sociales para hacer de Colombia una potencia mundial de la Vida. pic.twitter.com/P6Lesrx6ok
— Gustavo Petro (@petrogustavo) April 24, 2022
Un espacio para manipular
El espacio audiovisual de Chávez llamado “Aló, presidente” sirvió de tarima ideológica durante 378 transmisiones donde participaron alrededor de ocho mil venezolanos, recibieron 990 llamadas al aire y 25000 cartas. Petro replica la táctica. Sin embargo, comienza con problemas con su audiencia. El senador Armando Benedetti, quien también maneja su campaña pierde la paciencia cuando habla el público que asiste a los encuentros.
“¡Hey, silencio! ¡Hey, que te calles! ¡Silencio, señora! ¡Hey, que te calles! Vamos a hacer este evento o nos vamos, nojoda” gritaba una y otra vez a quienes llegaron hasta la Ciénaga de Oro en Córdoba -la ciudad natal de Petro- a dialogar con el candidato. Ante este trato, los abucheos se multiplicaron pero lo organizadores atribuyeron el episodio a la efusividad de la actividad.
Falta pericia mediática. A Chávez le sobró. El mandatario logró que el comunismo desfilara por el set para impulsar sus objetivos. Fidel Castro, el sandinista Daniel Ortega, Evo Morales, Diego Armando Maradona y hasta el actor estadounidense Danny Glover lo acompañaron en el espacio donde difundió las anécdotas de su vida personal mediante “los cuentos del arañero”.
¿Se imaginan al Senador Armando Benedetti manejando el país?
Esto fue hoy en Ciénaga de Oro. El maltrato a la gente es terrible y eso que están en campaña. pic.twitter.com/PUyBEKBzL2
— Daniel F. Briceño (@Danielbricen) April 24, 2022
Una tendencia en la izquierda
Solo el cáncer impidió a Chávez mantenerse frente a las cámaras durante las cinco horas que en promedio duraba el programa que creó para movilizar a seguidores, difundir mensajes políticos e influir en la agenda de noticias y opinión.
Menos famosos pero con la misma tendencia a la comunicación populista, Rafael Correa, expresidente de Ecuador, mantuvo su programa ‘Enlace Ciudadano’ durante diez años para emular a Chávez mientras que Evo lanzó ‘El Pueblo es noticia’ donde tertulió una vez a la semana de cualquier asunto para no quedarse atrás.
Esta estrategia que ha capitalizado la izquierda durante un par de décadas, busca lo que en primer planteó el politólogo italiano Giovanni Sartori a finales de los 90, cuando habló de la viodepolítica como estrategia para condicionar al electorado.
En su obra “Homo Videns” el experto desmenuzó de qué forma la televisión influye sobre los votantes. Al respecto, escribió: “El pueblo soberano opina sobre todo en función de cómo la televisión le induce a opinar… la televisión condiciona fuertemente al proceso electoral, ya sea en la elección de los candidatos, bien en su modo de plantear la batalla electoral o en la forma de ayudar al vencedor”.
Allí existe una posible razón de la insistencia de Petro en llegar a la sociedad colombiana mediante esta técnica. Tal como en su momento Cristina Fernández moderó ‘Desde otro lugar’ y Lula Da Silva presentó 279 emisiones del ‘Desayuno com o Presidente’. El resultado de todos los espacios es común: no hubo soluciones a los problemas, al contrario se agudizaron. Petro solo engrosará el historial.