La falta de tino del presidente izquierdista de Perú, Pedro Castillo, para elegir a su tren ejecutivo ya le costó tres gabinetes. Probablemente, el cuarto tenga el mismo destino, por la designación de dos nuevos altos funcionarios con antecedentes. Sobre uno pesa una denuncia por acoso sexual y el otro es investigado por secuestro.
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Según El Comercio, Jesús Alvarado, quien se desempeñará como secretario general del Ministerio de Cultura, tiene en su historial un proceso disciplinario administrativo que data de su época como director de la secretaría permanente de los Consejos Consultivos y de Coordinación del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) por “incurrir en la presunta comisión de falta disciplinaria de incumplimiento de normas y actos de hostigamiento sexual” contra dos trabajadoras.
Una de las denunciantes relata que los hechos ocurrieron en un restaurante. Ahí Alvarado le hizo un “tocamiento de la pierna” y luego la sometió a maltrato físico y psicológico con la amenaza de rescindir su contrato. La otra declaró que mientras estaba en una oficina del entonces Grupo de Apoyo a la Gestión del ente, le introdujo su dedo en el ombligo cuando ella ordenaba unos útiles. “Oculté mi cólera e indignación”, confesó en su disputa.
El funcionario de Castillo alega que su “amistad para cualquier persona, hombre o mujer, nunca tuvo una connotación sexual”. Incluso afirma que presentó “una querella por difamación y calumnia contra las dos denunciantes, pero se declaró improcedente por considerarse extemporánea”.
Un militante con pasado
Cristian Quispe ocupará de nuevo el cargo de subsecretario de la Subsecretaría de Gestión del Diálogo de la Secretaría de Gestión Social y Diálogo de la Presidencia del Consejo de Ministros, después de dejarlo tras la salida de Guido Bellido —su íntimo amigo— como titular.
Su reingreso polemiza porque arrastra investigaciones del Ministerio Público en su contra por los presuntos delitos de secuestro, daño, abuso de autoridad, coacción y disturbios durante 2007.
“Ingresó el 30 de setiembre del año pasado y fue retirado el 24 de noviembre, cuando el hoy congresista dejó de ser jefe del gabinete ministerial. Ahora el nuevo premier Aníbal Torres lo favorece otra vez colocándolo en el mismo puesto pese a sus antecedentes”, publicó Perú 21.
Voto en veremos
Todo esto ocurre porque nombrar autoridades y después verificar sus antecedentes ha sido una práctica común de Castillo y su entorno. En cada uno de los cuatro gabinetes hay registros de renuncias que pudieron evitarse realizando la práctica sencilla de revisar sus credenciales antes de la juramentación.
Pero no, Castillo esquiva y disimula vociferando que “el gabinete está en constante evaluación”. Una expresión que tiende a la normalización de la improvisación cuando el gabinete debería estar en constante fortalecimiento de las políticas de Estado y con el presidente y primer ministro de su lado, respaldando, reforzando y coordinando.
El mandatario va por otra vía. Parece que “el ministro que ha colocado es un ser absolutamente fusible y precario”, afirmó el analista político Fernando Vivas en Radio Programas del Perú.
Esa estrategia de la constante evaluación justifica que un ministro dure, en promedio, un mes y medio en su cargo, con lo que es difícil implementar algún programa de gobierno.
La politóloga Macarena Costa aseguró al mismo medio que, la práctica de nombrar primero y verificar después, demuestra que a Castillo realmente no le importan los antecedentes al momento de elegir a sus ministros. “Una vez puede ser un error. Dos, tres, también pueden ser errores. Pero ya estamos en el cuarto gabinete de este gobierno y no se ha dejado de designar a personajes cuestionados por distintos motivos. Esto ya no es un error, son designaciones que se hacen a propósito y con criterios muy claros en mente. Y estos criterios no tienen nada que ver con la idoneidad de las personas que van a ejercer el cargo”.
Hay nombramientos de ministros que, incluso, han alcanzado un significado simbólico, lo cual refleja lo errático del comportamiento político de este gobierno.
La ingenuidad
Pese a los antecedentes, Castillo aboga “en aras de trabajar volteando esta página, de dimes y diretes”. Es por ello que propone al Congreso que reciba a su gabinete este 28 de febrero y no el 8 de marzo —como está en agenda— para acelerar el trabajo de sus miembros.
Dice que tienen “temas urgentes” como el pronto retorno a las clases presenciales y otros temas que los diferentes ministerios deben coordinar con las regiones a nivel nacional.
Pero puertas adentro, en el parlamento, no hay consenso. La República revela que Somos Perú y Perú Democrático lo aprobarán. Podemos y Alianza para el Progreso decidirán tras la presentación. Morados no le dará la investidura si no cambian a los ministros de salud, Hernán Condori y de Transportes, liderado por Juan Francisco Silva.
Juntos por el Perú emitió un comunicado en sus redes sociales, en el que anunció que no acudirían a la cita con el premier Torres y que le mandarían por escrito la agenda de temas imprescindibles para el bienestar del país. La ruleta sigue.