La nueva variante del coronavirus, llamada Omicron, inquieta al mundo por la cantidad de mutaciones y por ser posiblemente más contagiosa. Las bolsas se desploman, los gobiernos están nerviosos y las compañías farmacéuticas que crearon las primeras vacunas se preparan para el peor escenario: una versión del virus con más capacidad de transmisión que podría evadir los tratamientos actuales y la inmunidad. Es pronto para conocer las consecuencias, pero ya Estados Unidos, los 27 países de Unión Europea, Australia, Turquía, Brasil, Malasia, República Dominicana, Guatemala, Japón, Tokio, el Reino Unido, Canadá y Rusia cierran sus fronteras a la cuna de la nueva cepa: Sudáfrica.
Dos vuelos que aterrizaron en Ámsterdam –uno procedente de Johannesburgo y otro de Ciudad del Cabo– arrojaron 61 pasajeros contagiados con coronavirus después de someterlos a una prueba al llegar a Países Bajos. Todos están aislados en un hotel por temor a la expansión de Omicron, que reporta 77 casos en Gauteng (provincia del norte de Sudáfrica), cuatro en Botsuana, uno en Hong-Kong, uno en Israel y uno Bélgica.
Alemania está en alerta. El ministro de Asuntos Sociales del estado federado de Hesse, Kai Klose, admitió que un viajero procedente del África austral presentó signos de las mutaciones. Tienen una “sospecha elevada” al igual que Italia, donde el Instituto Superior de Sanidad (ISS) localizó un caso “atribuible” a la cepa.
Más cercos
Australia es otra nación que limita la entrada en su territorio a viajeros no australianos ni residentes que hayan visitado en los últimos 14 días a Sudáfrica, Namibia, Zimbabue, Botsuana, Lesoto, Suazilandia, Malaui, Mozambique o las Islas Seychelles.
“Si las pruebas médicas muestran que hacen falta más acciones, no dudaremos en tomarlas. Y eso podría implicar reforzar o expandir las restricciones”, dijo a los medios el ministro de Salud, Greg Hunt.
Mientras, Turquía anunció que “no dará permiso de entrada a quienes lleguen a nuestro país por tierra, mar, aire o ferrocarril desde Botsuana, Sudáfrica, Mozambique, Namibia y Zimbabue”.
Malasia notificó una medida similar. Sus ciudadanos tampoco están autorizados para salir con rumbo a Sudáfrica, Namibia, Zimbabue, Botsuana, Lesoto, Suazilandia y Mozambique y los viajeros no nacionales ni residentes que hayan pisado esos países en las últimas dos semanas tienen prohibida la entrada.
Brasil informó que cerrará sus fronteras aéreas a partir de este lunes 29 de noviembre a viajeros procedentes de Sudáfrica, Botsuana, Lesoto, Namibia, Zimbabue y Suazilandia, según explicó el ministro de la Presidencia, Ciro Nogueira. Además de Brasil, República Dominicana y Guatemala adoptaron la misma disposición.
Retoman medidas
El Reino Unido “no va a prohibir los viajes”, dijo el primer ministro británico, Boris Johnson, pero a partir de ahora y durante las próximas tres semanas, los viajeros vacunados deberán hacerse una prueba en sus dos primeros días del arribo y permanecer aisladas hasta que reciban un resultado negativo.
Los familiares y allegados de aquellos que resulten positivos con la variante Omicron harán cuarentena estén o no vacunados. De esa manera esperan “ganar tiempo” y minimizar los contagios que hasta ahora sólo reportan dos casos en la localidad de Chelmsford, en el condado de Essex, cerca de Londres, y en la ciudad de Nottingham, en el centro de Inglaterra.
En el caso de los Países Bajos, las autoridades neerlandesas intentan ubicar a unos 5000 viajeros que llegaron la última semana de algún país del sur de África para someterlos a una prueba de coronavirus.
Castigo al avance
El gobierno sudafricano reprocha las restricciones impuestas a los vuelos procedentes desde su territorio porque consideran que penalizan su vigilancia científica.
“Esta última ronda de prohibiciones de viaje es como castigar a Sudáfrica por su avanzada secuenciación genómica y por su capacidad para detectar variantes más rápido. Una ciencia excelente debería ser aplaudida, no castigada”, subrayó el Ejecutivo sudafricano este sábado a través de un comunicado de su Ministerio de Relaciones Internacionales y Cooperación.
La postura de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es otra. Para la instancia, la variante preocupa por su alto número de mutaciones, en dos semanas reporta una treintena. Algunas de estas mutaciones ya se habían observado en dos de las variantes más agresivas: la alfa británica y la delta india. Los cambios observados en el genoma se asocian con una mayor transmisibilidad y cierta capacidad para escapar de las defensas del cuerpo humano, tanto las naturales como las generadas por las vacunas.
Sin embargo, también afecta a una región que le proporciona al virus una mayor eficacia para adentrarse en las células. Eso le permitiría no solo ser más transmisible sino más infeccioso. De ahí, la calificación de “variante de riesgo”.
Los mercados lo sienten. El índice FTSE 100 de la Bolsa de Londres cerró con una baja de 3,6 %, mientras que el CAC 40 de París perdió 4,8 % en la jornada, cifra ligeramente superior a la caída que se vivió en el índice DAX de Frankfurt, de 4,2 %. La Bolsa de Madrid, por su parte, cerró con una baja del 4,96 %, mientras que la de Sao Paulo registró una pérdida de 3,4 % y la de Buenos Aires, de 5,4 %.
Milán se sumó al coro de caídas, divulga la agencia DW al perder 5,43 %. En Estados Unidos, Wall Street cerró con un importante retroceso en su principal índice de referencia, el Dow Jones de Industriales, que cayó 2,53 %, en su peor descenso del año. El índice compuesto Nasdaq, que aglutina a las tecnológicas más importantes, descendió 2,23 %.
En Asia el escenario no fue diferente. La Bolsa de Tokio cerró con una caída de 2,53 % de su principal indicador, el Nikkei, mientras que el Hang Seng de Hong Kong registró pérdidas de 2,67 %. Un poco menos cedieron Seúl (1,47 %), Singapur (1,02 %) y Yakarta (2,06 %). En tanto, el precio del petróleo intermedio de Texas (WTI) cerró con un marcado descenso del 13,06 %. Y la expansión apenas comienza.