El presidente de Bolivia, Luis Arce, será quien decida desde ahora los ascensos dentro de las Fuerzas Armadas (FFAA). Esta nueva atribución que tendrá ahora surge al lograr que la Asamblea Legislativa Plurinacional, donde su Movimiento Al Socialismo (MAS) tiene mayoría, removiera con una reforma a la figura del ministro de defensa de las comisiones que evalúan las promociones en los cuarteles.
La aprobación de la medida que excluye al al titular de la mencionada cartera, así como también le revoca las atribuciones para sugerir o decretar cargos está incluida en la nueva ley de ascensos de las FFAA que contiene 20 artículos, una disposición adicional y una disposición final.
En la Cámara de Diputados ya está el documento que el MÁS modificó a “última hora” y aprobó con su bancada -que acumula 21 de los 36 escaños- entre las 2:00 y las 5:20 de la madrugada de este martes 2 de noviembre asegura El Deber. “A esa hora, sin previo aviso, se procedió a leer el texto de la mencionada norma, con varios cambios” señala el medio.
Una sorpresa
La oposición rechaza la reforma porque deja en manos del gobierno las designaciones considerando que el artículo 12, numeral 7, indica que “la calificación por parte del Tribunal Superior de las Fuerzas Armadas a los postulantes de las tres fuerzas se hará de acuerdo al procedimiento establecido en el Reglamento de Tribunal Superior de Personal de las Fuerzas Armadas y los reglamentos de ascensos de cada fuerza”.
Esta norma, para los senadores de Comunidad Ciudadana y Creemos, amplia la injerencia política en los altos mandos militares.
Su interpretación es válida después que Arce presentara hace dos semanas un informe donde sostiene que por supuestas gestiones del exministro de defensa, Luis Fernando López, sicarios y paramilitares llegaron al país en octubre de 2020 para atentar en contra dos días antes de las elecciones generales y se quedaron hasta dos días después de los comicios.
Incluso, su ministro de gobierno, Eduardo del Castillo, afirmó que parte de los supuestos paramilitares identificados participaron en el asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moise en julio.
Desconfianza castrense
Según Arce, “los malos y las malas bolivianos quieren intentar tocar nuevamente las puertas de los cuarteles” como parte de “la estrategia de la ultraderecha nacional e internacional” le asignó a “las Fuerza Armadas en el golpe de estado de noviembre de 2019 que no debe repetirse nunca más”.
Con esa premisa, posicionó a un nuevo Alto Mando Militar, el tercero designado en 11 meses de su gobierno, en medio de tensiones internas por el enjuiciamiento de varios exjefes por la crisis política de 2019 que derivó en la renuncia del entonces mandatario Evo Morales.
“El primer Alto Mando Militar fue nombrado en noviembre, y el segundo en diciembre, en lo que es una clara inestabilidad y crisis política” afirma La Razón
Pero Arce sólo alcanza a vociferar que “cuando hay subordinación y disciplina en las Fuerzas Armadas la estabilidad del gobierno legítimamente constituido está garantizado. Cuando faltan, puede reinar el caos y la incertidumbre”. Él se blinda y la plenaria lo complace.